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juan carlos lopez Juan Carlos López Durán en la cueva que le sirvió de refugio. Foto: Yander Zamora

Sobre las 5:30 de la tarde del domingo 2 de octubre, Juan Carlos está buscando una cueva.

 

Camina en pantalones y chancletas por un trillo cerrado por el monte, tranquilo y desigual, porque le han dicho que hay cavernas en los alrededores. Se lo dijo su esposa; sus vecinos; un militar que visitó su casa en calidad de miembro del Consejo de Defensa; lo sugirieron en una emisora de radio local.

 

Sabe que hay cuevas cerca. Pero hasta hoy no se había preocupado por explorarlas.

 

Hasta hoy, apenas —en estos siete años que hace que se mudó desde Santiago—, Juan Carlos había pasado el tiempo custodiando animales en el patio de la casa en que vive con su esposa.

 

Tranquilo. Porque en estos siete años, ningún ciclón ha afectado Maisí.

***

—Yo es primera vez que me meto en una cueva… Nos metimos en una que me encontré por Los Paredones, a la entrada de San Lucas, por ahí, a esperar que pasara el Matthew ese. Era una cueva grande. Habíamos más de 20 personas: mi esposa y mis hijastros, la hermana de ella, el hermano, la mujer, los hijos, la mamá, la abuela. Todos éramos familia.

Nos estábamos cuidando unos con otros.

 

La mañana del lunes, Juan Carlos y su esposa barren yerbas, pedruscos, polvo. Lue­go buscan leña. Recogen palos y arman un brasero. Prenden candiles. Espantan los murciélagos.

Mientras, los dos hijastros de Juan Carlos (tienen 14 y 19 años) compran en la bodega galletas, fósforos, latas de conserva. Almacenan agua.

 

En la tarde, se instalan.

 

—Llevamos comida hecha desde el lunes. Pensamos que ese día iba a pasar el ciclón. No pasó ese día. El martes tuvimos que cocinar allí, en calderos. Hicimos arroz, potaje. Lo que se pudo hacer. Y no dormimos.

***

—Este es un territorio con muchas cuevas —asegura Idio Gaínza Leyva, presidente de la Zona de Defensa de Punta de Maisí—. Imagínate que tenemos una que pudiera refugiar al municipio entero (El Yayal).

 

«Y existen otras cuevas (más de 20) en las que se evacuaron 1 900 personas —añade—: más del 80 % de la población de aquí (2 220)».

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«Cuando Rubiera dijo que había que refugiarse en viviendas confortables, todo el mundo voló. Incluso mucha gente que vive en casas de mampostería cogieron pa’ las cuevas. De 41 casas de ese tipo que tenemos en la zona, 17 se quedaron vacías. Las otras 24 sirvieron como centros para evacuar personas».

 

«Por supuesto, hubo médicos que estaban disponibles todo el tiempo. Y el Consejo de Defensa chequeó la seguridad de las cuevas, y se encargó de la alimentación».

***

Martes 4 de octubre. Pasa Matthew. Está casi seis horas sobre Maisí.

 

A la entrada de San Lucas, la lluvia encharca el suelo de la cueva; se impregna en las paredes. Gotea el techo.

 

—Lo más desagradable que pueda ver un ser humano, se vio ese día —me dice Juan Carlos López Durán.

 

Está al cumplir 49 años. Tiene en la voz un tono socarrón.

 

—¿Qué te voy a contar? Era aire con lluvia y oscuridad, pero tú no ves nada. Tú sientes cuando las matas se rompen, pero de ahí pa’ afuera tú no ves, por más que había mechones encendidos para alumbrarse.

 

—¿Cuánto tiempo estuvieron?

 

—Entramos el lunes por la mañana y salimos el miércoles por la mañana, a eso de las cinco. Dejé a mi esposa que estaba durmiendo y me fui con los muchachos a ver la casa.

 

—¿Y cómo la encontraste?

 

—Yo tenía tres cuartos, sala, cocina y comedor; paredes de madera, y unas cuantas de mampostería. Y bueno, dejó un cuarto levantado y lo demás pa’l piso. La destrucción total. Mi esposa a llorar y yo a consolarla. Yo ni sabía qué le iba a decir.

 

En Punta de Maisí, Matthew produjo 299 derrumbes totales; 94 derrumbes parciales; 110 derrumbes totales de techo; y otros 60 parciales de techo.

 

De las 581 viviendas que había en la zona, fueron afectadas 563.

***

El día 6 de octubre, el Consejo de Defensa de la zona comienza el «levantamiento preliminar de daños».

 

Llaman a la unidad. Emprenden la ayuda, primeramente, de los casos más críticos.

 

—Hasta el momento, hemos entregado 283 módulos para facilidades temporales a quienes tuvieron derrumbe total

 

—explica Idio Gaínza Leyva—. Para estos casos, se están construyendo 260 petrocasas, de las cuales están en cimentación las primeras 14.

 

«También ya tenemos recuperadas 75 vi­viendas que fueron dañadas con derrumbes parciales; y en cuanto a techos, hay recuperados 80 derrumbes totales y 65 parciales».

 

«Además, fuimos beneficiados por un proyecto venezolano llamado Barrio Nuevo Trico­lor, que asumió desde el lunes (21 de noviembre) la rehabilitación de 278 viviendas, de ellas cinco en terminación, a partir de un diagnóstico que realizaron, en coordinación con el Ministerio de la Construcción y con los delegados de las cinco circunscripciones que componen este Consejo Popular».

***

El día 6 de octubre, la familia de Juan Carlos comienza la reforma de la casa.

 

Trabajan hasta que cae la tarde. Luego duermen en casa de un hermano.

 

—Armamos un cuartico y nos metimos todos ahí. Mis hijastros me ayudaron a levantar la casa con las maderas viejas y con clavos que sacamos. Después vino la ayuda del Estado: tejas negras (asbestocemento), puntillas; y terminamos de reconstruir.

 

«En eso estuvimos unos cuantos días. Fue más de una semana. Se pasa trabajo, pero se hace. Y mientras esperamos que se entreguen las petrocasas, por lo menos uno ya no se moja».

 

«Por lo menos —dice— estamos vivos».

 

«Lo peor de esta historia ya pasó».

cueva maisi

 

Fuente: Periódico Granma