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Irelis Reyna Castro no puede trabajar en la calle, porque se mueve en un escenario familiar particularmente complicado. Ella vive con un nieto de ocho años de edad y sus dos hijos en la calle 14 Sur, esquina a 16 Oeste y en estos momentos no sabe qué hacer para destrabar un trámite que inició en la Empresa Eléctrica donde, al parecer, no ha encontrado comprensión, ayuda o una respuesta que la convenza.

Una de sus descendientes debutó a los 15 años de edad con una psicosis puerperal y actualmente sufre por esquizofrenia y frecuentes crisis. El otro hijo padece un síndrome de mala absorción intestinal y problemas cardíacos.
Por su complicada situación familiar, una prima que hace dos años es colaboradora del programa Más Médicos, en Brasil, le regaló una máquina de pelar para que se acogiera a la modalidad de trabajadora por cuenta propia sin necesidad de salir de su casa.
Contentísima por la posibilidad que le ponían delante, de poder sustentar a su familia, comienza los preparativos. Se da cuenta que el aparato usa corriente eléctrica de 220 volt, entonces va a la oficina de la Empresa Eléctrica que se encuentra en Ahogados y 7 Sur a solicitar ese servicio.
Allí le exigieron la propiedad de la máquina, y le advirtieron que sin ese documento no era posible satisfacer su necesidad. Explica que la máquina fue comprada en el país suramericano a través de Internet y no le entregaron propiedad alguna, porque esos medios no llevan tales requerimientos, pero logró solo otra respuesta negativa.
Según la carta que envió a nuestro semanario, Irelis contacta con familiares en la provincia de Cienfuegos, donde radica la prima que le compró el equipo, y allí le dijeron que le instalaron 220 sin solicitarle documento de propiedad de los electrodomésticos que poseen.
Instada por sus parientes de la Perla del Sur para que volviera a la OBE y mostrara los documentos médicos que confirman los graves problemas de salud de sus hijos, decide indagar con el lector-cobrador de su zona, pero este le responde lo mismo: sin propiedad, no se puede.
El asunto es que se fue a su casa muy contrariada, porque no encontró solución a su problema, pero tampoco solidaridad y voluntad para ayudarla.
Muy similar a este proceso es el de Yanet Martínez Latamblet. Parecido en el sentido de que ella está muy disgustada por la falta de una respuesta que la convenza de que no es posible la solución que busca.
La vivienda donde residía, en la calle Martí entre 9 y 10 Norte, y propiedad de su abuelo, quien es una persona discapacitada y además sufre a causa de una neoplasia, fue afectada totalmente por un golpe de agua en 2011. En ese momento, tras varias gestiones en la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV), se comenzó a valorar para otorgarle un subsidio con el propósito de reconstruir ese inmueble.
Pasó el tiempo y a Yanet, que permanecía albergada con su abuelo en la residencia de unos familiares, decidió levantar entre las ruinas de la casa destruida una de madera, y se mudó para allí. Continuó, sin resultados, sus gestiones en Vivienda. Pero en eso llegó Sandy y le empeoró la situación.
Entonces decide dejar a un lado a Vivienda y la UMIV y formula una queja al Poder Popular provincial, donde, dice, el entonces vicepresidente para atender la esfera de las inversiones, se mostró muy interesado en buscarle solución al problema y hubo un avance real en cuanto a la documentación que se requieren en estos casos, y que posee desde febrero de este año, pero no acaba de hacerse efectiva ni la ayuda económica ni la contratación de la empresa que le construirá su morada, como se le informó.
Y el caso es que en estos momentos la vivienda sigue como mismo el huracán la dejó en 2012.
Ahora su preocupación es que el problema, muy crítico, porque ella no puede trabajar debido a los cuidados que requiere su abuelo, de avanzada edad y con sonda todo el tiempo, parece haber comenzado en cero pues le informaron en el Gobierno que el nuevo vicepresidente del Consejo de la Administración que atiende esta esfera, está reevaluando todos los casos de afectados por Sandy pendientes de solución.
¿Pero no me habían dicho que ya estaba listo el expediente de mi caso?, se pregunta finalmente ella.