Por estos días la magna cita de los comunistas cubanos, involucra a todos los sectores de la sociedad y al pueblo de Cuba; las esperanzas están cifradas en la capacidad del Partido Comunista de Cuba (PCC), a través de su órgano supremo: el Congreso para evaluar la situación del país, y continuar el proceso de actualización del modelo económico y social que hemos elegido y de construcción de un socialismo próspero y sostenible, para consolidar la Revolución.
Y esas expectativas visibles, en la sociedad cubana, tienen como sostén los logros de estos 58 años de Revolución, en una articulación singular de su máximo líder, Fidel Castro, el Partido y el pueblo. La historia es la mejor evidencia, por ello, una mirada en víspera de su 7mo Congreso, constituye una garantía de confianza a la dirección política, en las complejas circunstancias que vivimos.
El Partido Comunista de Cuba es fruto legítimo de la Revolución. Las raíces que lo sostienen se encuentran en la historia del proceso revolucionario; su fundamento paradigmático en el pensamiento y la obra de Marx, Engels, Lenin, la doctrina de José Martí, las ideas creadoras y el ejemplo de su fundador y guía, Fidel Castro Ruz, cuya capacidad organizativa, conductora y de previsión fue determinante en todos estos años.
Las cualidades en Fidel, fueron reconocidas por Blas Roca, quien subrayó la idoneidad de su liderazgo para las fuerzas revolucionarias, y lo denominó “capitán de ellas”, expresión de la confianza que en el joven líder depositaba el Partido Socialista Popular (PSP).
Fidel, entonces Coordinador Nacional del MR-26-7, orientó la creación de los Buros de Coordinación de Actividades Revolucionarias (BCAR) en el país, ellos fueron los encargados de garantizar la dirección y el control de las tareas de la Revolución, en todas las estructuras. Además de constituir el primer organismo unido de las tres fuerzas conductoras de las transformaciones realizadas en los primeros años.
En aquella temprana etapa de la Revolución, la difusión de la ideología marxista leninista, así como la necesidad de elevar la educación y cultura política de los revolucionarios, constituía una prioridad que, fruto de la iniciativa de Fidel, se materializaba con la fundación del primer centro de nivel superior: Antonio “Ñico” López, el 2 de diciembre de 1960; a partir de ahí las Escuelas de Instrucción Revolucionaria (EIR), se diseminaron por todo el país, jugando un decisivo papel en la formación de la conciencia que exigía el momento histórico.
Ante el bombardeo sorpresivo de las fuerzas norteamericanas a Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba hace 55 años, la respuesta del pueblo cubano, en apoyo a los planteamientos de Fidel, fue declarar el carácter Socialista de la Revolución cubana. Así, quienes se enfrentaron al enemigo, horas después, combatieron conscientes de que defendían al Socialismo. En aquella fecha memorable del 16 de abril de 1961, preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón, simbólicamente nació el Partido Comunista de Cuba.
Después de aquellos sucesos Fidel anunciaba, el 26 de julio de 1961, el acuerdo del Pleno del PSP, de crear una sola organización política dirigente que fusionó a las existentes, en Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).
Sin embargo, muchos miembros de aquel organismo, en su actuar no fueron consecuentes con los principios de la organización marxista, por lo que cometieron errores que afectaron su imagen ante las masas. Solo la sabiduría y el imponente liderazgo de Fidel, desde su ejemplo y previsión, nombrado y ratificado primer secretario de las ORI, en marzo de 1962, salvaba la situación con el análisis crítico de los errores. En comparecencia televisiva, además de criticar el sectarismo, sentaba las bases para, a partir de un riguroso proceso de selección, se constituyera el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC).
En aquella ocasión, Fidel planteó un novedoso método que constituyó una singularidad del Partido Marxista Leninista de Cuba: la selección del trabajador ejemplar; el pueblo proponía la cantera de futuros militantes del Partido, al decir de su Primer Secretario: “el Partido busca agrupar dentro de esa organización a lo mejor del pueblo...”
En aquel contexto, Fidel enfatizaba en la importancia de tener presente la estrecha vinculación de la organización política con las masas, y puntualizaba que éste no suplanta a la administración, sino que la ayuda, la orienta, facilita el desarrollo de sus cuadros, al igual que los de las organizaciones de masas.
Insistió en que el militante debía estar alerta, estudiando, analizando, explicando al pueblo las dudas, sugiriendo soluciones a los problemas; pues concebía que la función del aparato político era sobre la base de una selección muy rigurosa, donde la ejemplaridad era primera condición; y subrayaba la importancia de la calidad de sus miembros, del carácter democrático y de la necesidad de la dirección colectiva en la toma de decisiones; premisas para lograr la confianza del pueblo en su dirección política.
Por el éxito en la constitución del PURSC en las zonas urbanas, se autorizó su formación en las zonas rurales, aprovechando las estructuras de las compañías serranas (febrero de 1963); paso que constituyó antecedente positivo para la creación de los organismos del Partido en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Igualmente fue decisivo en el proceso de génesis de la vanguardia política la adopción de importantes acuerdos, en la Plenaria Nacional del PURSC (octubre de 1965), como la ratificación de Fidel como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (nuevo nombre de la organización). Su alocución en el acto de presentación del Comité Central y de los demás órganos de dirección, sintetizaban los méritos del Partido:
“No hay episodio heroico en la historia de nuestra patria en los últimos años que no esté ahí representado; no hay sacrificio, no hay combate, no hay proeza –lo mismo militar que civil, heroica o creadora-, que no esté representada; no hay sector revolucionario, social, que no esté representado”.
A partir de ahí, el Partido acrecentó su autoridad y prestigio ante las masas, avanzaba en un proceso de perfeccionamiento interno y en la dirección del socialismo, apoyado por el pueblo, con mayor fervor revolucionario. Se elevó el nivel cultural y político de su militancia, y se produjo un palpable incremento sobre la base de la calidad de los que integraban sus filas, a pesar de que era baja la incorporación de la juventud y del sector femenino, lo que constituyó una prioridad de la organización política.
Los errores en cada etapa, fueron denunciados por Fidel con crítica oportuna y educativa a sus responsables, siempre enfatizando en que, de la actitud de los militantes y revolucionarios, así como de las decisiones y prestigio de la organización política, dependía el avance victorioso del socialismo; reiteró que por la capacidad de rectificar los errores se mide a un partido.
El Partido Comunista de Cuba y su líder Fidel Castro, en 1975 consideraron creadas las condiciones imprescindibles para efectuar su Primer Congreso, con él terminó su proceso de formación histórica, en el que fue electo Fidel Castro como Primer Secretario y legitimado como líder histórico de la Revolución Cubana, del Partido y garante de conducción de los destinos de Cuba.
Congresos
17-22 de diciembre de 1975. Se discuten y aprueban la Plataforma Programática y las Tesis y Resoluciones. Se explica la trascendencia en el orden político, institucional y jurídico de la Nueva Constitución de la República Socialista. Se acuerda la nueva División Político Adminsitrativa y la constitución de los Órganos del Poder Popular en todo el país; también un cronograma para la implementación del Sistema de Direccción y Planificación de la Economía. Fidel hace un análisis crítico de los errores de idealismo y llamó a practicar el espíritu crítico y autocrítico como principio de actuación en todas las esferas de la sociedad.
17 de diciembre de 1980. Se desarrrolló en un contexto internacional caracterizado por el aumento de la agresividad del imperialismo contra Cuba, con la llegada al poder de Ronald Reagan en Estados Unidos. Se trazó la línea a seguir para el quinquenio 1981-1985. Se dio prioridad a la producción y la defensa, y fueron valoradas las insuficiencias presentadas en el Sistema de Direccción y Planificación de la Economía, el avance del proceso de industrialización del país, el empleo y la garantía del nivel de vida de los cubanos.
4-5 de febrero de 1986. Sesión diferida en diciembre. Tuvo como propósito fortalecer la unidad nacional. Definió los objetivos económicos del quinquenio 1986-1990, a fin de enfrentar las tendencias negativas (economicismos). En abril de 1986, Fidel convocó al proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, y en 1989 alertó sobre la posible desaparición de la Unión Soviética.
10-14 de octubre de 1991. Teatro Heredia. Santiago de Cuba. Contexto internacional: derrrumbe del campo socialista e inicio del Período Especial. Se aprobó la Resolución sobre el Desarrollo Económico, que implicó un cambio radical en esta esfera, al exigir la aplicación de nuevas formas de organización y direccción de la economía. En lo social, se acordó resistir y preservar las conquistas básicas de la Revolución, así como mantener el derecho de todo ciudadano al trabajo. En aquellas difíciles condiciones, en la cita partidista Fidel afirmaba: “Hoy nos corresponde una responsabilidad universal. Somos el único país socialista en medio de Occidente y de parte del Oriente..”
8-10 de octubre de 1997. Escenario internacional en el que por una parte se operan transformaciones en la economía con el proceso de Globalización y el auge del Neoliberalismo como modelo de desarrollo y por la otra se recrudece el bloqueo estadounidense contra Cuba con la Ley Helms-Burton; sin embargo se logra detener la caída de la economía y se inicia la recuperación; la eficiencia pasa a ser el objetivo central de la política económica de la Isla. El PCC mantiene su ejemplaridad, la vinculación con las masas y se preserva la unidad del pueblo en torno a Fidel, el Partido y el socialismo.
El 6to Congreso en abril de 2011: guiados por Raúl Castro y las enseñanzas de Fidel, se aprobaron los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, para garantizar la continuidad e irreversibilidad del socialismo; el desarrollo económico del país y la elevación del nivel de vida de la población. En enero de 2013 el Partido Comunista de Cuba efectuó su Primera Conferencia Nacional, donde aprobó la Resolución de los Objetivos de Trabajo del Partido para la etapa.
La experiencia de la formación del Partido Comunista de Cuba, bajo la certera conducción de Fidel Castro Ruz, evidencia la validez de la tesis marxista leninista de la necesidad del Partido, como organización dirigente en la construcción del socialismo.