Hola, amigos de Contigo! El 28 de enero se conmemoró un nuevo aniversario del natalicio de José Martí, el más universal de los cubanos. Su vida, al decir del poeta Lezama Lima, es ese misterio que siempre nos acompaña, razón por la cual proponemos un acercamiento a detalles poco conocidos del Apóstol.
A lo largo de su trayectoria, Martí usó varios seudónimos para indentificarse en sus obras literarias o periodísticas. Algunos tienen cierta semejanza a su nombre, otros no tanto. Se destacan, entre los más comunes, Anáhuac, Orestes, Julián Pérez, M. de Z. y Adelaida Ral.
Durante su estancia en Nueva York comía donde fuera mejor y más barato. Otras veces no lo hacía. Gustaba de la comida italiana y del chocolate con poca azúcar. Una vez de vuelta a la Patria pudo disfrutar de las ricas tradiciones culinarias del Oriente del país, como carnes, viandas y dulces cubanos, según lo reflejó en su Diario de Campaña.
Su revista dedicada a los niños, La Edad de Oro, por gestión de su amigo Amador Esteva y Mestre, fue leída por primera vez en el país, en la esquina de las actuales calles Calixto García y Emilio Giró, en el municipio cabecera, donde yacía el edificio en el que se fundó en la Villa de Guantánamo La Sociedad La Luz.
Entre sus múltiples reconocimientos en la historia de Cuba está haber sido el director más joven que ha tenido un periódico en el país. Con solo 16, estuvo a cargo de El Diablo Cojuelo que, a pesar de su corta duración, demostró con claridad el pensamiento independentista martiano.
Sentía cierta inclinación por la pintura. En los márgenes de las obras que usaba para escribir solía dibujar pequeñas representaciones de vasijas y otras figuras. Pintaba, además, lo que no alcanzaba a decir con palabras.
El tratamiento a temas como el amor, el erotismo y la belleza de la mujer en sus escritos, son algunos de los aspectos menos conocidos de la obra literaria martiana. En ellos, demostró su versatilidad y talento para la escritura artística, como es el caso del poema XIX, de Versos Sencillos, que transcribimos a continuación.
Verso XIX
Por tus ojos encendidos
Y lo mal puesto de un broche,
Pensé que estuviste anoche
Jugando a juegos prohibidos.
Te odié por vil y alevosa:
Te odié con odio de muerte:
Náusea me daba de verte
Tan villana y tan hermosa.
Y por la esquela que vi
Sin saber cómo ni cuándo,
Sé que estuviste llorando
Toda la noche por mí.