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padre hijo puños¡Hola, amigos de Contigo! ¡Qué alegría coincidir de nuevo con ustedes! Los padres, desde nuestro nacimiento, son como mentores que nos transmiten su sabiduría y experiencia. Nos enseñan el valor del trabajo duro, la integridad y la compasión. Nos guían por el camino correcto y nos ayudan a evitar los peligros y las trampas de la vida.

Aunque no compartamos vínculos genéticos, su amor es incondicional, un refugio seguro donde siempre podemos encontrar consuelo y apoyo. Sus palabras son como bálsamo para el alma, curando heridas y sanando corazones.

La celebración del Día de los Padres lleva más de un siglo vigente en varios lugares del mundo. Es un momento de alegría y júbilo para homenajear a quienes nos dieron la vida y han estado con nosotros gran parte de ella.

La fecha de celebración actual tiene sus orígenes en 1910, en Estados Unidos, donde Sonora Smart Dodd -huérfana de madre desde pequeña y criada por su padre, un veterano de la guerra- pronunció un discurso en el que consideró que la entrega de los padres con sus hijos también era meritorio de reconocimiento.

Promovió en su pueblo -Spokene, Washington- una celebración dedicada a la figura paterna, lo que fue bien acogida por los locales. Como consecuencia, el 19 de junio de 1919, día del cumpleaños del padre de Dodd, se festejó el primer Día de los Padres, coincidiendo con el tercer domingo del mes.

Años más tarde, el presidente estadounidense Lydon Jhonson lo oficializó, en 1966, y Richard Nixon firmó un decreto que establecía la fecha como permanente. Poco a poco, la fecha se fue extendiendo a varios países de América Latina. En Cuba, se celebró por primera vez en 1938 gracias a la iniciativa de la escritora Dulce María Borrero.

En ocasión de celebrarse el Día de los Padres hoy, el Contigo compartirá fragmentos de una carta de un hijo a su padre, como agradecimiento a tanta dedicación y amor desmedido.

Carta de un hijo a su padre

Creo que una buena manera de darle inicio a esta carta seria agradeciéndote por haberme dado la vida, a pesar de las peleas, los obstáculos, las cosas difíciles, porque siempre estuviste ahí para poner el pecho a cualquier tipo de problema.

Me enseñaste a ser feliz con lo que uno tiene y me diste las herramientas para poder salir adelante, y son las dos cosas más importantes que una persona necesita para afrontar la vida. (...)

Sé que muchas veces la relación entre nosotros no fue lo mejor, tuvimos choques, peleas, enojo (...) Pero también sé que en ninguno de esos momentos dejé de amarte y sé que el día que necesito apoyo puedo levantar el teléfono y tener un hombro donde poder apoyarme y levantarme de cualquier situación difícil o conflicto.

“Papá” es una de las palabras que un niño dice primero, porque ya sabemos que lo primero que hay en la vida es ese ser que da el ejemplo, junto a mamá. Nos formamos viendo esa imagen grandiosa: “mi papá es el mejor”; “mi papá lo puede todo”; “papá, ayúdame”; “papá, llévame”; “papá, tengo miedo”; “papá esto”; “papá lo otro”; “papá”, “papá” y “papá”...

¿Qué sería de todas esas frases sin tener la palabra papá adelante? ¿Qué sería de nosotros, tus hijos, sin alguien a quien poder pedirle todo eso? La vida no tendría sentido, no sabríamos por qué camino ir, para dónde ir, qué hacer, de qué cuidarnos, y todas esas cosas en las que un padre como tú ayuda a un hijo como yo.

Busqué una frase en Internet para ti, y encontré esta: “¡Cuán grande riqueza es, aun entre los pobres, el ser hijo de buen padre!” Ahí, lo entendí todo. Soy feliz y estoy agradecido de ser lo que hoy en día soy, y eso te lo debo a ti, papá.