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foto Contigo¡Hola, amigos de Contigo! Mientras recordamos el aniversario de la caída en combate de José Martí, nuestro Apóstol y Héroe Nacional, los llevamos a un viaje por uno de los espacios más significativos de Guantánamo: el Parque José Martí.

Este lugar, mucho más que un simple parque, es un testigo mudo de la historia de Cuba, un libro abierto donde cada rincón cuenta una historia.

Ubicado en el corazón del centro histórico de Guantánamo, tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando era conocido como Plaza de Armas durante la dominación española. Era aquí donde las tropas coloniales realizaban sus ejercicios militares, un espacio que con el tiempo se transformaría en símbolo de libertad.

Al instaurarse la neocolonia, el 20 de mayo de 1902, los veteranos mambises sembraron ocho palmas reales en el momento exacto en que Tomás Estrada Palma asumía la presidencia de la República.

Curiosamente, aunque los guantanameros querían honrar al patriota local Pedro Agustín Pérez nombrándolo en su honor, fue el mismo Pérez quien insistió en que el parque llevara el nombre de José Martí, como un homenaje eterno al organizador de la Guerra Necesaria.

El parque es una joya arquitectónica y cultural. En su centro se alza la Iglesia Santa Catalina de Ricci, cuya historia se remonta a 1842. Este templo, que ha sido reconstruido en cinco ocasiones, es hoy una catedral que domina el paisaje con su imponente torre campanario.

A su lado derecho, el Rincón Martiano guarda una estatua del Maestro, capturado en un momento de profunda reflexión, con un libro en sus manos y rodeado de palmas que representan las antiguas provincias orientales. Este espacio, restaurado de 2018 a 2019, fue obra de los masones y hoy es un sitio de peregrinación para quienes buscan conectar con el legado de Martí.

El parque no solo es historia; es también vida. La Concha, un singular escenario circular, ha sido testigo de incontables eventos: desde discursos políticos hasta retretas musicales y la elección de reinas de carnaval. Detrás de ella, una fuente con surtidores en forma de flor de loto añade un toque de serenidad al bullicio cotidiano.

En los años 50, el parque se modernizó con la inclusión de baños públicos, una innovación que causó polémica en su momento, pero que hoy forma parte de su singularidad. Los bancos, de granito con respaldos de hierro, son otro detalle distintivo, ideales para sentarse a observar el ir y venir de la ciudad.

El parque también rinde homenaje a Pedro Agustín Pérez con una estatua de mármol blanco que lo muestra de pie, mirando hacia el este, como símbolo de esperanza. A su alrededor, las tarjas colocadas por los veteranos de la Guerra de Independencia y una ceiba centenaria completan este mosaico de memoria y patriotismo.

Declarado Monumento Local en 2011, el parque fue restaurado recientemente para preservar su belleza y funcionalidad, mejorando su iluminación, drenaje y jardinería.

Hoy, como ayer, el Parque José Martí sigue siendo el alma de Guantánamo. Por sus senderos han paseado generaciones de enamorados, familias enteras se reúnen bajo la sombra de sus árboles, y los niños corren alegres alrededor de su fuente.

Es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan, donde la historia se respira en cada esquina. Un sitio que, como Martí mismo, pertenece no solo a Guantánamo, sino a toda Cuba.