Después de aplicarse la formulación de tres dosis, el candidato vacunal Abdala tiene una eficacia de 92,28 por ciento, lo que lo sitúa muy por encima de la exigencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para declarar como tal a una vacuna anti COVID-19, que debe tener para ello al menos un 50 por ciento de eficacia.
De la tarde del sábado a la de este lunes, han transcurrido 48 horas en las que Cuba, un país pobre y pequeño, ha estremecido al mundo, como señaló el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en un encuentro con las investigadoras e investigadores del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).
El Presidente de la República decidió encontrarse con los científicos tras informarse del análisis final de eficacia de Abdala en la reunión de lunes del Grupo temporal de trabajo del Gobierno para la prevención y control de la COVID-19.
Así lo hizo también el sábado, cuando fue a saludar a los investigadores del Instituto Finlay de Vacunas tras conocer que el candidato vacunal Soberana 02, con sus dos dosis, tiene una eficacia del 62 por ciento, un resultado que aún no contiene la aplicación de la tercera dosis de refuerzo de Soberana Plus, que debe situarla también entre las vacunas más eficaces para controlar el virus SARS-CoV-2.
La eficacia de Abdala la ubica entre las vacunas con mejores resultados del mundo, esas que se han producido en los principales laboratorios de los países más desarrollados a partir de financiamientos de cientos de millones y miles de millones de dólares, algo que para Cuba es una quimera, más aún en medio de la agudización del bloqueo económico, comercial y financiero durante todo lo que va de pandemia.
La doctora en ciencias Marta Ayala Ávila, directora general del CIGB, explicó que la eficacia es el resultado más importante de una vacuna. «Es su efecto en la vida real», afirmó.
Tomado de Granma