Cuba trabaja en la generalización de los estudios de Peligro, Vulnerabilidad y Riesgos (PVR), cuyos resultados son de suma utilidad para la elaboración de los planes de reducción de desastres, el ordenamiento territorial y el diseño de las políticas de desarrollo económico y social.
Así lo afirmó la doctora Maritza García, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente, durante un encuentro con integrantes del círculo de periodismo científico de la Unión de Periodistas de Cuba, donde pasó revista a las principales líneas de trabajo de esa organización superior de dirección del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Precisó que las investigaciones mencionadas se han ejecutado a lo largo y ancho de todo el país en el transcurso de los últimos años y abarcan temáticas de interés específico para cada provincia y municipio según los tipos de peligro predominantes identificados, como son las inundaciones costeras por penetración del mar, inundaciones a causa de intensas lluvias, afectaciones por fuertes vientos, incendios rurales, deslizamientos de tierra, sequías y sismos.
Tal arsenal de conocimientos aporta una visión integradora de la gestión de riesgos de desastres y de adaptación al cambio climático. Los estudios de PVR ya concluidos se encuentran ahora en proceso de actualización que de manera escalonada tendrá lugar en tres etapas o fases.
Según indicó la doctora Maritza García, las evaluaciones más recientes hechas por los especialistas cubanos sugieren que la temperatura media en nuestro archipiélago podría elevarse de 1,6 a 2,5 grados Celsius para el 2100, mientras el ascenso del nivel del mar estaría en el rango de 0,27 metros en el 2050, y de 0,85 para el 2100.
Con alrededor de 2 400 trabajadores, de los cuales 272 son investigadores incluidos 98 doctores en Ciencias, la Agencia de Medio Ambiente agrupa entre sus entidades a los institutos de Meteorología, Geografía Tropical, Geofísica y Astronomía, Ecología y Sistemática, Oceanología, el Acuario Nacional de
Cuba, el Museo Nacional de Historia Natural y el Centro Nacional de Áreas Protegidas.
Fuente: Periódico Granma