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pintor rogelioUno de los principales méritos de este artista constituye su dedicación a formar a los noveles.

Rogelio Martínez Zapata es considerado uno de los grandes maestros de la plástica en el Alto Oriente, tanto por la calidad y sistematicidad de su obra pictórica, como por la impronta en la formación de instructores y egresados de la Academia profesional de Artes Plásticas de la provincia; esta valoración dada por el periodista Dairon Martínez Tejeda encierra la esencia de este artista entero.

“Desde niño pintaba mucho; mi abuelito no era un dibujante, pero le gustaba, hacía unos rostros siempre de perfil, tenía el síndrome de ‘lo egipcio’; yo lo veía y lo imitaba un poco, esto fue una ayuda y también una motivación”, rememora de sus primeros pasos en el camino que, desde la infancia, aún recorre.

“Quien descubrió mi vocación fue mi tío Arquímedes Martínez, el papá de Yoel, de la agrupación Buena Fe. Prestaba mucha atención a lo que yo hacía; los primeros materiales con los que trabajé, me los compró él, y no lápices ni crayolas, sino que como para un profesional, me regaló los mejores: pinceles, pintura, de excelente calidad”.

El agradecimiento del hoy maestro resalta con brillo en sus pupilas y añade: “La primera coordinación para estudiar en una Academia de Artes Plásticas, la hizo él también, quizás, si no se hubiera fijado, yo nunca habría llegado a ser artista, mi carrera se la debo principalmente a mi abuela, que me crió y a él.

“Ese fue el punto de partida, después me animaba a participar en concursos para niños, obtuve premio en algunos que se hacían por los CDR, la Zona; fue un inicio muy feliz”, evoca con emotiva certidumbre, aunque cuando conoció el motivo de la entrevista levantó cual escudo los posibles recuerdos borrosos.

Diversos estudios cursó Martínez Zapata en la búsqueda de profundizar sus conocimientos y habilidades plásticas; iniciaron en la entonces Escuela de Enseñanza Elemental Luis A. Carbó, en Guantánamo, y a ellos sucedieron los de Pintura, decoración y rótulo, en el Instituto Tecnológico de Ciudad Libertad, en La Habana, “eso me ayudó a ver más allá del plano bidimensional, sobre todo, a darle apariencia a las superficies, a las formas tridimensionales”, destaca.

Concluido el curso retornó a su terruño guantanamero donde matriculó en un curso de formación para Instructores de arte de Nivel Medio, superación que encumbró al licenciarse en Artes Plásticas, del Instituto Superior Pedagógico Raúl Gómez García, de Guantánamo.

Aprender enseñando

Curiosamente, y no creo que haya sido casualidad, me llevó hasta el maestro uno de sus alumnos, quien con orgullo comentó de su influencia y de cómo lo ayudó a prepararse para los exámenes de ingreso a la Academia de San Alejandro.

“He tenido la suerte de tener una relación de retroalimentación entre la enseñanza y el aprendizaje, ser profesor tiene esa ventaja, y me encanta enseñar lo que sé, darlo, y darlo todo, no quedarme con reservas”, confiesa del impulso siempre a estudiar más, investigar, perfeccionar, y todo eso para transmitirlo en diversas asignaturas y talleres impartidos tanto a instructores de arte, como en la guantanamera Academia Profesional de Artes Plásticas.

Ante la interrogante de cuántos años trabajó como pedagogo, le resulta imposible circunscribirlo, “casi toda mi vida, y no puedo decir que terminé porque sigo enseñando, ahora a niños”, interesado en los noveles para dar continuidad al legado de generaciones.

Es imperativo garantizar y motivar el relevo -considera el maestro- “porque a veces, al ser niño, lo ves como un juego, quizás no creas poder llegar al nivel profesional, pero cuando alguien ve más allá de ti, te apoya y estimula, es muy valioso, no solo los instructores, también la familia es fundamental en eso”.

Libre para ser versátil

Al profundizar en su trayectoria pictórica, Martínez Zapata destaca, más que corrientes artísticas, la temática de su obra, porque “todo el mundo quiere tener un estilo, sin embargo, ese propio estilo puede limitar, constreñir la creación”.

La obra de Rogelio en sus 50 años de vida artística se centra en la naturaleza y el hombre, vistos desde cualquier tipo de tendencia, manifestación o estilo.

“Es el tema que toda la vida he abordado, inicialmente con arte realista, en ocasiones con enfoque fotográfico, también he realizado fotografías, aunque no me considero fotógrafo; he hecho arte que roza lo conceptual; el tema es lo importante -pondera-, “incluso en abstracción, lo que últimamente estoy haciendo.

“Mis abstracciones son diferentes, ejemplo, voy por la ciudad, tiro fotos a lugares reales, los descompongo a través del Photoshop: es una realidad que, en mi intención como artista, la convierto en algo abstracto, detrás de lo cual está la mano del hombre.

“Es la manera más inteligente del arte, dar aparentemente nada con todo. La gente piensa que es tirar manchas, cuando realmente es un arte muy inteligente; por tanto, hay grandes artistas inteligentes que hacen abstracciones y a mí me llamó mucho la atención”, al punto de actualmente pertenecer al Grupo de Abstractos cubanos y participar en eventos y representar a Guantánamo en esos eventos a niveles nacional e internacional.

“Creo que la abstracción exige dominio técnico total, saber de estructuras, color, áreas, conocer todos los elementos definidores y modificadores del espacio, por tanto, detrás de eso hay una academia también”, detalla.

Maestro de generaciones, versátil artista de la plástica, también incursionó con resultados en el humor gráfico, además se desempeñó como restaurador en la Sala de arte decorativo del Palacio Salcines en Guantánamo, lo cual constituyó un reto porque “al restaurar, debes olvidarte de tu técnica y asumir la del otro.

“También me cautivó puramente el paisaje, en su simpleza y belleza, quizás a veces hedonista, o expresivo, o llamando la atención sobre algo. En una ocasión hice una instalación titulada Urgentes imágenes en reclamo de la moda, podría llamarle ambientalista, pues denunciaba problemas del medio ambiente”, dicha instalación resultó ganadora el Concurso de Literatura y Artes Plásticas Regino Eladio Boti.

“Otro resultado que recuerdo con amor fue la invitación a exponer en la Universidad de Kassel, en Alemania, uno de los eventos bienales más importantes del mundo. Entonces, había un estudioso de la plástica del Caribe, quien vino y junto a otros artistas como Zaafra (David González López) y Jorge Luis Hernández Pouyú, me seleccionó, para participar en una exposición llamada La respuesta del otro, sobre cómo se insertaba el arte del Tercer Mundo en el arte del Primer Mundo”, explicó.

“Es un evento que recuerdo con gran cariño, porque me dio mucho aliento para seguir trabajando, creo que es uno de los momentos en que el arte te dice: sí, puedes seguir”.

Aunque Rogelio ha participado en exposiciones y eventos en disímiles sitios del globo terráqueo, se siente satisfecho de haber expuesto en las mejores galerías y museos de Cuba: en las galerías de la Asociación Hermanos Saíz y Servando, y en los museos de Bellas Artes, Bacardí, Plaza de la Revolución, “y eso quiere decir que no me quedé en Guantánamo, incluso tuve la oportunidad de estar invitado a la segunda Bienal de La Habana.

“Definiría este primer período de 50 años como un compromiso para los que vienen; mi esperanza está puesta en el Creador, y tengo fe de que él permitirá que lleguen muchas cosas más, porque somos imagen suya; las ideas, el arte, lo tenemos del Dios viviente”, concluyó.