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El presidente Donald Trump anunció su decisión de despedir a varios miembros del consejo de administración del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, asumiendo él mismo el cargo de presidente. Además, Trump declaró que tomaría el control de la programación del centro, prometiendo eliminar eventos que incluyan artistas drag, lo que ha generado un intenso debate sobre la libertad artística y la diversidad en Estados Unidos.

El anuncio llega en medio de una serie de acciones por parte de Trump durante las primeras semanas de su segundo mandato, en las que ha buscado reestructurar agencias federales, congelar gastos y poner fin a iniciativas de diversidad, equidad e inclusión en todo el gobierno.

En una publicación en su sitio web de redes sociales, Trump afirmó: “Bajo mi dirección, vamos a hacer que el Centro Kennedy en Washington D.C., sea GRANDE DE NUEVO. He decidido terminar inmediatamente con múltiples individuos del Consejo de Administración, incluyendo al Presidente, que no comparten nuestra Visión de una Edad Dorada en Artes y Cultura”.

El Centro Kennedy, por su parte, emitió un comunicado en el que reconoció estar al tanto de las declaraciones de Trump, pero aclaró que no había recibido ninguna comunicación oficial de la Casa Blanca sobre cambios en su consejo de administración.

“Según la gobernanza del Centro establecida por el Congreso en 1958, el presidente del consejo de administración es nombrado por los miembros del consejo del Centro”, señaló el comunicado. Aunque no hay impedimentos legales para que una nueva administración reemplace a los miembros del consejo, esta sería la primera vez que se toma una medida de este tipo en la historia del Centro Kennedy.

La decisión de Trump de eliminar eventos drag ha sido recibida con críticas por parte de artistas y defensores de la libertad de expresión. Blaq Dinamyte, presidente de Qommittee, una red nacional de artistas drag y aliados, calificó la medida como un ataque directo a la comunidad LGBTQ+. “Esto trata sobre quién tiene derecho a existir en espacios públicos y qué historias se cuentan en el escenario de Estados Unidos”, afirmó Dinamyte. “Prohibir una forma de arte completa es censura, simple y llanamente. Los estadounidenses no tienen que estar de acuerdo en todo, pero deberíamos poder expresar nuestras opiniones y realizar nuestro arte sin prohibiciones, represalias o intimidación”.

El Centro Kennedy, conocido por su programación diversa, organizó el año pasado eventos como “Un Saludo Drag a las Divas” y un “Brunch Drag”, que ahora están en la mira de Trump. En su publicación, el expresidente aseguró que estos espectáculos, especialmente aquellos dirigidos a jóvenes, serían eliminados bajo su dirección.

El consejo de administración del Centro Kennedy ha sido tradicionalmente un espacio donde convergen figuras influyentes de ambos partidos políticos. Actualmente, incluye a aliados de Trump, como Pam Bondi, su recién confirmada secretaria de Justicia, y Lee Greenwood, cuyo tema “God Bless the USA” se convirtió en un himno no oficial de las campañas de Trump. Sin embargo, también cuenta con figuras cercanas a la administración de Biden, como Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, y Shonda Rhimes, productora de televisión y tesorera del consejo.

David Rubenstein, el actual presidente del consejo y filántropo de larga trayectoria, fue nombrado originalmente por el expresidente republicano George W. Bush y reelegido posteriormente por los demócratas Barack Obama y Joe Biden. Su posible destitución marca un punto de inflexión en la historia del centro, que ha sido un símbolo de la cultura y el arte estadounidense durante décadas.

Mientras tanto, el sitio web del Centro Kennedy experimentó dificultades técnicas poco después del anuncio de Trump, lo que llevó a los visitantes a una “sala de espera” virtual debido al alto tráfico. Este incidente refleja el interés y la preocupación que ha generado la noticia en todo el país.

El futuro del Centro Kennedy bajo la dirección de Trump sigue siendo incierto. Lo que está claro es que este movimiento ha reavivado el debate sobre el papel del gobierno en la cultura y el arte, y sobre los límites de la libertad de expresión en una nación que se “enorgullece” de su diversidad.

 

Tomado de Cubadebate