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La expresión generalizada es de satisfacción, entre los miles de guantanameros que este fin de semana asistieron a la Feria Agroindustrial convocada en las calles Carlos Manuel y Luz Caballero desde Narciso López hasta Pintó en la ciudad de Guantánamo por tercera ocasión que, por suerte, no será la vencida.

feria reportaje2 “Esto fue lo mejor que hicieron. Ofertas variadas y buenos precios”, asegura Yusel Moisés Velázquez. Me lo dice, a la primera, Yusel Moisés Velázquez, mientras espera por una pariente que fue a dar un recorrido de “reconocimiento” por los kioscos cercanos a la intersección de las calles Jesús del Sol y Carlos Manuel: “Lo mejor que han hecho”, sentencia.

Y se puede ver en las caras, a pesar del calor que ya empieza a abrasar en las horas más cercanas al mediodía, y en las colas largas o abultadas que, por momentos, cierran el paso sobre todo en Luz Caballero, donde se concentran los productos agrícolas.

Hay peros, siempre los hay. Hay cuestionamientos. Hay por qué ahora sí se puede. Hay inquietud sobre si habrá suficiente en los próximos meses. Pero si ponemos la balanza, lo bueno pesa más…

El pueblo opina

Moisés Velázquez lo dice por los precios, por la oferta variada, pero también por la idea de hacerla todos los domingos. “Eso, explica, te da la posibilidad de planificarte, de reunir el dinero y poder comprar, el fin de semana, lo que vas a necesitar en los próximos días, por mucho menos dinero”.

El pero -que siempre hay, y más de uno- se lo apunta a la cantidad de algunos renglones. “En lo que va de mañana, me dijo sobre las 10, hemos hecho al menos un par de colas y casi cuando estamos a punto de comprar, las cosas se acaban. Nos pasó con la naranja y la lima”.

Dania Masó, jubilada, pone voz a un reclamo común de la nueva temporada de las ferias: “Aquí lo que falta, periodista, es la carne de cerdo, y que estas ofertas se mantengan, porque es la manera en la que uno puede estirar una chequera. No sé por qué no se retomaron antes”.

Félix Maceo, arquitecto también jubilado, va ligero. En la jaba lleva un mazo de cebollas blancas a 220 pesos y lechuga: “Es mi segunda feria. Me chocó el precio de la cebolla, pero todo lo demás está bastante bueno… el tomate, por ejemplo, a 45 pesos la libra. No compré, porque todavía tengo de la semana pasada”.

En espera de su turno para comprar hígado de res importado, en el kiosco de la mipyme La Deliciosa, Neydis Torres Matos unifica las opiniones arremolinadas en la fila ante la pregunta de ¿cómo ven la feria?

“Aquí todo el mundo piensa lo mismo. La yuca y el boniato a 17, el cambute (plátano burro) a seis pesos… ¿En cuánto sale eso en la calle? Y esto mismo -se refiere a las vísceras- es un poco más caro, pero gusta, y casi no merma”.

La mayor parte de las ofertas en tablilla, en La Deliciosa, son las habituales en los espacios de venta de esas nuevas formas de gestión no estatal, desperdigadas por toda la ciudad, les replico.

“Es verdad, pero si sales en la semana, tienes que ir a dos o tres lugares para encontrar lo necesario, aquí el aceite y el pollo, por allá la salchicha y el arroz, el detergente a veces en otro sitio, y en la feria está todo”, arguye (n).

feria reportaje3“Yo estoy por aquí desde las 4:00 am y solo he podido comprar pan, por la desorganización de las colas”, dice Tania Bell. Mientras espera comprar en uno de los dos camiones que la Empresa Pesquera, Pescaguan, colocó en Carlos Manuel y Crombet, Tania Bell se queja de las excesivas colas, y el desorden que ha frustrado, asegura, casi todos sus intentos por llevarse algo en la jaba. “Pero lo demás, está buenísimo”, reconoce.

“Ahora mismo, donde están vendiendo col y tomate, no respetan la fila: lo mismo despachan por donde es, que empiezan a entregar productos por las barandas, y así pasa en casi todos los camiones”, denuncia José Antonio Figueras.

“Los mayores problemas son en Luz Caballero, pero en Carlos Manuel, cuando fueron a vender la mezcla de chocolate -a menos de 300 pesos, pero a tres veces ese precio en el mercado informal- había gente ‘durmiendo’ en la cola desde hacía dos días. Revendedores que no dejan nada para nadie”, insiste.

Por su parte, el área de los niños -que tuvo su primera vez este domingo 14 de enero-, en Carlos Manuel y Aguilera, dejó mucho que desear, al menos, para Cecilia Soto, madre de dos pequeños y vecina de la zona:

La joven argumenta: “Lo primero es que dijeron que abrirían a las 9:00, y desde las 8:00 estaban vendiendo, por la cerca, los productos que supuestamente iban a ofertar adentro, sobre todo, la mezcla de chocolate. ¿El resultado? Cuando los niños finalmente pudieron pasar, ya no había.

“¿El resto? -continúa- está muy bien. Te da un respiro en cuanto a los precios, y la calidad y variedad de las ofertas es buena, aunque algunos todavía están caros, sobre todo, los embutidos. Y las frutas, escasas, sinceramente”.

Un criterio que, explica Enerledys Castillo Caraballo, coordinador de programas y objetivos de producción de alimentos en el Gobierno provincial, es una realidad, pues “cada feria tiene, en cuanto a productos del campo, lo que está en cosecha.

“Lo más abundante, por estos días, es el tomate y el plátano burro, pero tuvimos que regular la venta de los cítricos y el ají pimiento, porque es de lo más escaso, por ejemplo”, abunda.

“El mayor peso, y así pasa desde la primera vez, está en los productos agropecuarios que se expenden en Luz Caballero. Ahí, este domingo, llegaron 38 bases productivas y 48 medios de transporte. Hay tomate del Valle de Caujerí, col, cebolla, variedades de plátano... “, detalla Castillo Caraballo.

“Al mismo tiempo, en Carlos Manuel, Carlos Manuel, está la Pesca con ocho toneladas de productos, el Cárnico con cuatro, Lácteos con siete, tenemos a la Cadena Cubana del Pan, las formas no estatales”, concluye.

Puntos importantes

feria reportajeAunque siempre hay sus insatisfacciones, el guantanamero ve la feria con buenos ojos. La feria, advierte Osmel Quintero Leyva, viceintendente del Consejo de la Administración del municipio cabecera para atender alimentos, “es una preocupación de todos los días, una satisfacción para el Gobierno y el pueblo y, en su tercera edición, una obra todavía mejorable”.

Pero también es, enfatizó, “una demostración de que sí se está produciendo comida. Antes, los municipios venían cada 15 días con uno o dos camiones, y eso no era significativo. Hoy, cada uno, viene con 10 o 12, y se siente en los precios de la calle, que ya empiezan a bajar”.  

Se abastece, en la parte agrícola, “de los aportes de San Antonio del Sur, Yateras, Maisí, Manuel Tames, El Salvador y Niceto Pérez, más las cinco formas productivas que tenemos en el municipio cabecera, pero también recibimos productores de otras provincias como Sancti Spiritus y Villa Clara”, detalla.

En la parte industrial y la carne, “tenemos a las empresas del Minal, con ofertas como hamburguesas, yogur, jamonada, vinagre, ron…, pero también a las nuevas formas de gestión no estatal. Convergen, además, las tiendas Caribe y Cimex, Palmares que oferta alimentos para consumir en el momento…”.

Pregunto por los precios, aún con críticas relacionadas con los embutidos y otros productos derivados de cárnicos. “El problema está en el costo de producción, pues muchas de estas empresas están encadenadas con mipymes que les suministran la harina. Y sí, encarece, pero mantiene la oferta”.

¿Y la organización? ¿Cómo se mantienen a raya los acaparadores y los precios?, cuestiono.

“En Luz Caballero, cada municipio tiene su espacio y está previsto que estén presentes viceintendentes y representantes de la agricultura, además de los inspectores. Los precios tienen que respetarse y no se autorizan las ventas al por mayor”.

Si la oferta supera la demanda y al término de la feria quedan productos, “lo dispuesto es que Acopio los compre y abastezca los mercados de los Consejos Populares. Cuando aparecen violaciones, se corrigen y se multan”, sentencia.

“Tenemos a los inspectores pendientes, tanto los Generales como los de Higiene, presencia de la Policía para garantizar el orden, y estamos atentos a las opiniones, denuncias e insatisfacciones para ir buscando soluciones sobre la marcha”.

Planteo, entonces, la pregunta del millón. ¿Será posible mantener la feria, con productos varios y precios a la altura del salario, ante periodos más secos y el incremento de los precios del combustible?

“La vida dirá si podrá ser todos los domingos, pero, de momento, se ha demostrado que se puede traer la comida. En cuanto al combustible, hay que ver cómo se comporta, pero tenemos la voluntad de, incluso, apoyar a quienes vengan a Guantánamo, porque están trayendo comida para el pueblo”, responde el viceintendente.