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doctora Odelaisy Sánchez ManzoLos implantes subdérmicos garantizan más del 95 por ciento de efectividad para prevenir el embarazo (especialmente para las adolescentes).

Allá en San Antonio del Sur, uno los municipios más orientales de Cuba, donde el mar se funde con las montañas, una batalla menos visible se libra con perseverancia: la prevención del embarazo adolescente, al frente de la cual está la doctora Odelaisy Sánchez Manzo, médico general integral, quien desde 2021 asumió la responsabilidad de la consulta de Planificación Familiar en el policlínico del territorio.

Graduada en 2018 y con un compromiso innegociable con su comunidad, la doctora Sánchez ha sido pieza clave en la introducción y uso del implante anticonceptivo subdérmico, un método que aunque conocido a nivel nacional, no había sido aplicado nunca en San Antonio.

“Fue en 2021 cuando recibimos una donación de implantes. Hasta ese momento, aquí en el municipio nunca se había puesto uno”, recuerda.

La capacitación fue fundamental: tres meses de entrenamiento en Guantánamo para aprender a colocar y retirar los implantes. Desde entonces, más de 370 mujeres, en su mayoría adolescentes, han sido beneficiadas con este método, que ofrece protección anticonceptiva por un período de hasta cinco años. “Al principio se colocaban solo a adolescentes. Hoy, gracias a nuevas donaciones, también los usamos en mujeres hasta los 40 años que no desean más embarazos”, explica la doctora.

Los implantes son dos tubitos de silicona con un componente hormonal activo. Se insertan bajo la piel del brazo, previa anestesia local, y comienzan a hacer efecto al cabo de 28 días.

“Por eso a muchas pacientes les entregamos preservativos también, para cubrir ese tiempo inicial- comenta la especialista- Es importante que sepan que el implante no protege contra infecciones de transmisión sexual. Para eso, el condón sigue siendo el único método eficaz.

“En la actualidad, el municipio enfrenta una preocupante tasa de embarazo adolescente que ronda el 25 por ciento. Tenemos unas 19 adolescentes embarazadas ahora mismo. Muchas abandonan sus estudios, cambian sus planes de vida y enfrentan riesgos biológicos porque sus cuerpos no están listos para la maternidad”, señala con seriedad.

Entre los factores que inciden en el problema, la doctora menciona el miedo a hablar con los padres, el desconocimiento, y en algunos casos, restricciones impuestas por determinadas creencias religiosas.

“Muchas adolescentes no vienen a consulta porque sus padres no saben que ya tienen relaciones sexuales. Algunas incluso están casadas, pero aún así, siendo menores de edad, la ley exige que vengan con un tutor legal.

“En San Antonio, la lucha contra el embarazo precoz va más allá de la consulta médica. Se realizan actividades de promoción y educación sexual en las escuelas secundarias y preuniversitarios del municipio. Siempre que podemos vamos a las escuelas. Les hablamos de la importancia de cuidarse, de estudiar, de prepararse para ser alguien en la vida”, comenta.

“Un hijo es lo más grande, pero cada cosa tiene su momento. Y ser madre en la adolescencia puede truncar muchos sueños”, afirma.

La colocación del implante no es una decisión arbitraria. Requiere de una serie de estudios médicos previos: pruebas hepáticas, ultrasonidos mamarios, ecografías ginecológicas y exámenes hematológicos.

“Hay condiciones que lo contraindican: la anemia, enfermedades hepáticas, o la presencia de quistes y nódulos –explica- En personas con hipertensión o diabetes sí se puede colocar, pero bajo vigilancia estrecha. Si se descompensan con frecuencia, entonces se retira”.

Aunque el método ha sido bien recibido, también ha tenido sus desafíos. De los más de 370 implantes colocados, solo 12 han sido retirados por efectos adversos, especialmente en pacientes con anemia que presentaron sangrados abundantes. “El organismo puede rechazarlo, porque al final es un cuerpo extraño. Pero en general, la aceptación ha sido muy buena”.

La labor de la doctora Odelaisy no se detiene en la consulta. Ella también capacita al resto del personal médico del municipio, informa a los 18 consultorios y coordina con otros policlínicos para extender el acceso a los anticonceptivos disponibles.

Además del implante, en San Antonio se distribuyen anticonceptivos orales y vacunas inyectables, aunque su disponibilidad depende muchas veces del abastecimiento irregular en las farmacias.

La consulta de planificación familiar cuenta con un salón para la colocación del implante, actualmente en proceso de reparación. A pesar de las limitaciones, la doctora no pierde el entusiasmo.

“Cuando lo vamos a colocar, especialmente en adolescentes, evitamos que lo vean porque se impresionan. Pero les explicamos todo, y si no están listas, esperamos. Aquí no obligamos a nadie”.

Este trabajo de hormiga, sostenido, silencioso y profundamente humano, ha sido reconocido incluso por visitantes internacionales. Recientemente, representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estuvieron en San Antonio y expresaron interés en mantener el flujo de donaciones.

“En marzo de este año recibimos 250 implantes, la cifra más alta hasta la fecha. Esperamos que sigan llegando”, asevera.

Mientras la batalla contra el embarazo adolescente continúa, la doctora Odelaisy Sánchez sigue allí, firme, decidida, entregando información, consejos, y sobre todo, esperanza. Porque, como ella misma dice, “proteger a una adolescente de un embarazo precoz no es solo cuidar su salud, es darle la oportunidad de elegir su destino”.