Una noticia marca este inicio de año para los viajeros presentes y futuros de los servicios de los ómnibus nacionales. A partir de este 10 de enero, informa una nota de prensa, la empresa admitirá a los pasajeros cargar un sobrepeso de hasta 30 kilogramos, si pagan por ello, por supuesto.
Las reacciones son muchas y diversas. Algunos saludan la decisión, que abre la posibilidad de que, al menos de terminal a terminal, sea posible pasar más equipaje que los 20 kilos exentos de costo de siempre, sin necesidad de oscuros tratos que no siempre tienen finales felices.
Pero los más, hablan del costo calificado de excesivo, no acorde con la capacidad adquisitiva del cubano y que a todas luces no parece hijo de un cálculo realista en cuanto a las necesidades y carencias de nuestros ciudadanos, sino más bien, una especie de validación de los precios que señorean en el llamado mercado negro.
De modo que esa búsqueda del orden, inquiere más de uno, derivará seguramente en una puerta abierta más para que aparezcan los vivos ofreciendo lo mismo a cambio de un dinero que, si bien reducirá la carga monetaria del viajero, no irá a parar a las siempre necesitadas arcas del estado.
¿No sería más razonable, ya que según estudios las guaguas Yutong están equipadas para cargar 50 kilogramos por viajero, que el pago estimule a llevar sobrepeso de forma legal y no todo lo contrario? ¿De qué sirve la oportunidad si la mayoría de la gente no puede acceder a ella? Son preguntas que bien valen la pena.
Seamos sinceros. El sobrepeso siempre ha viajado a bordo de los carros de la Empresa de Ómnibus Nacionales. Desde las terminales, a precios que incluso sobrepasan los 30 cuc, y a medio camino, en sitios alejados o en pleno corazón de ciudades dormidas o despiertas.
Es un secreto a voces. Uno que reconoció el director de la Empresa Nacional de Ómnibus Nacionales, pero sobre todo uno que viven, cada día, los miles de cubanos que abordan las decenas de rutas que oferta la empresa, casi siempre sin protestar, gracias a esa solidaridad ante la lucha ajena que justifica más de un exceso o ilegalidad.
Por eso, ante la medida, contenida en la Resolución 213 del 2018 y firmada por el Ministerio de Finanzas y Precios con fecha del 24 de diciembre pasado, cabría preguntarse qué se hará para que lo escrito se cumpla.
En resumen, cómo cuadrar la caja para que quien pagó, en terminal y a golpe de báscula, como Dios y lo establecido mandan, no se vean burlados por la realidad del trasiego de mercancías por debajo del telón.
Cabe cuestionar, además, por qué no se hacen diferenciaciones en el costo del sobrepeso de acuerdo a la ruta, a fin de cuentas no es lo mismo pagar 750 pesos por 30 kilogramos de sobrepeso en el trayecto Guantánamo-Habana, que erogar ese mismo dinero por el trayecto entre el Guaso y Bayamo, por ejemplo.
Sobre todo, cabe defender si la idea es que las nuevas oportunidades sean efectivas, se sientan como un logro, un beneficio y paso con miras a poner orden en nuestras empresas, estas deben ser, en primer lugar, asequibles y razonables, dos adjetivos que en este contexto son la misma cosa.
Fuente: Radio Guantánamo