El acoso puede manifestarse en disímiles escenarios: la escuela, el trabajo, un centro recreativo, el ciberespacio…, el hogar; sin embargo, hoy trataremos el acoso callejero, ese que ocurre en espacios públicos.
Víctimas de acoso podemos ser todas y todos. De hecho, hay figuras públicas masculinas (actores, cantantes…) que sufren hostigamiento por parte de mujeres; pero los estudios, los imaginarios, las creencias machistas apuntan a que son ellas las que más padecen este tipo de violencia, sobre todo cuando es en sitios públicos.
¿Te interesa saber si acosas o has sido víctima de acoso callejero? Pues aquí te van unos tips:
-El acoso se produce en lugares públicos (calle, transportes, paradas de ómnibus, parques, lugares de esparcimiento…).
-Lo realizan personas desconocidas.
-Es la expresión de acoso menos visible desde lo legal y lo social pues está legitimada desde la cultura machista que alega que el hombre puede «meterse» con las mujeres.
-Quien acosa exhibe su «derecho» a llamar la atención de la víctima, colocándola como objeto sexual y obligándola a verle e interactuar con su persona.
-El acoso puede implicar contactos físicos no deseados como tocar, pellizcar, hablar al oído, encimarse, agarrar, manosear, dar palmaditas, apretones, roces deliberados…
-Contiene también comentarios sexuales, burlas o chistes con contenido sexual y ofensivo.
-Manifiesta gestos y guiños obscenos; así como miradas lascivas
-Quien acosa puede llegar a mostrar sus genitales o el cuerpo desnudo (exhibicionismo), e incluso llegar a la masturbación pública o la persecución.
-Para muchas personas un simple piropo es acoso, porque es un comentario no deseado, de una persona extraña, que irrumpe en su camino y emite un criterio sobre su cuerpo, ropa o presencia que la víctima no pidió.
Tomado de Alma Mater