Flor Crombet Tejera. “Ese es Flor que se bate”. La historiografía acota así la certeza del Mayor General Antonio Maceo al oír desde la distancia el tiroteo cruzado entre las armas mambisas y los voluntarios de Yateras (feroces guerrilleros al servicio de España) que perseguían con saña a los expedicionarios de la goleta Honor, desembarcados el primero de abril por Duaba, en las costas de Baracoa.
Era el 10 de abril de 1895 y dos días antes las fuerzas insurrectas habían sido dispersadas en el combate de La Alegría. Los mambises trataban de burlar los cercos y el día de marras; no lejos del Titán de Bronce, se bate el bravo Flor y cae abatido, junto a otros expedicionarios en el Alto de Palmarito, entonces término geográfico de Baracoa y hoy sitio emblemático de las serranías yateranas.
Flor Crombet Tejera había nacido el 17 de noviembre de 1851 en El Cobre, Santiago de Cuba, y fue combatiente de las tres guerras: la iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en 1868, a la que se incorporó como soldado con 17 años de edad el 20 de noviembre de ese año; la Chiquita y la Necesaria.
En 27 años transitó por los grados de cabo de segunda, sargento de segunda, sargento de primera, alférez, teniente, comandante, teniente coronel; general de brigada, y Mayor General, ascenso tras los cuales hay historias de coraje y combatividad en numerosos y encarnizados combates. Junto a Antonio Maceo fue de los protagonistas de la viril Protesta de Baraguá.
Habían pasado diez días desde el desembarco el primero de abril de 1895 por Duaba de la expedición independentista proveniente de Costa Rica, que traía con Flor a los hermanos José y Antonio Maceo y una veintena de hombres. El exiguo armamento: 11 fusiles, 23 revólveres y 15 machetes.
Así se iniciaban la continuación de las hostilidades anunciadas en la Protesta de Baragua tras el bochornoso Pacto del Zanjón. El arribo a Cuba de la expedición ponía en suelo nacional a tres importantes jefes de la Guerra, Estado Mayor que se completaría diez días después con el desembarco de José Martí y Máximo Gómez por Playita de Cajobabo.
¡Pero qué triste noticia! ¿Será verdad que ha muerto Flor, el gallardo Flor?, escribía en su diario José Martí cuando ya en Cuba recibió las infaustas nuevas.
Alto de Palmarito.
A los 43 años de edad había caído el destacado combatiente de las tres guerras, hombre de convicción independentista cuyo testamento político dejaba a su pueblo y compañeros de armas el llamado a enseñar al mundo que sabríamos triunfar en la lucha por la independencia de Cuba; ideales que perduraron en la contienda.
A127 años de su caída en combate sigue vivo su legado; persiste su ejemplo de lucha y convicción de vencer, y se erige en paradigma que anima a los revolucionarios cubanos.