Agosto del 2021 fue un mes terrible para los hombres y mujeres de la ciudad de Guantánamo y su región histórica. El flagelo de la COVID-19 enlutó a familias y hogares, nos arrebató a valiosos amigos y compañeros, que quedaron en la memoria de sus conciudadanos. Entre ellos destaca el Dr.C. Enmanuel Adrián Figueredo de la Rosa, quien desde muy joven se entregó al trabajo de educador e investigador, y supo alternar la noble profesión cumpliendo conscientemente otras tareas en organizaciones revolucionarias, incluyendo el Partido, en el cual militaba, y las milicias.
Profesor Titular de la Universidad de Guantánamo, historiador del alto Centro de Estudios, el educador internacionalista que dejó huellas imborrables en Venezuela, hombre noble, sencillo, desinteresado, trabajador infatigable, de mente inquieta, de cubanía afectiva, sin alardes, ni conatos y arrebatos, pasó por la vida sembrando amistades y afectos, entregando a los amantes del terruño guantanamero estudios sobre la fecunda historia del deporte. Pasión y entrega que lo convirtió en la primera voz de la memoria de las disciplinas deportivas del Alto Oriente.
Autor de investigaciones como: Semblanza Histórica del Baloncesto; Historia del Levantamiento de Pesas; Estudio de personalidades del deporte guantanamero: Gran Maestro Juan Borges; Guantanameros en Juegos Olímpicos; Biografía del Boxeador Félix Savón; El primer director del ÍNDER; Actuación histórica del Atletismo guantanamero en Juegos Panamericanos; Inicio del Béisbol en Guantánamo; Tres siglos de práctica deportiva, 1856-2012; El deporte guantanamero en la etapa colonial; y Presencia del pensamiento de Fidel Castro en el desarrollo del deporte guantanamero.
Profesional que supo hurgar en los archivos y extraerles a los testimonios, las palabras y valoraciones no dichas, tanto a lo inédito como a los ya manejados por otros estudiosos; demostró capacidad para reunir y evaluar con juicio de experto entrevistas, testimonios y recuerdos. Fue un diestro cronista al comparar juicios y versiones diferentes acerca de un mismo acontecimiento deportivo; reflexiones que supo defender en Convenciones Internacionales del Deporte, en Congresos Nacionales de Historia y de Pedagogía.
Adrián, fue, no hay duda alguna, un patriota y revolucionario, enamorado de la historia cubana cuya honestidad intelectual le protegió de la apología y la exageración. Mayor versado en estas latitudes de las leyes que protegen los símbolos nacionales, divulgador de estos valores, crítico persistente con los violadores que lastiman los emblemas patrióticos de la isla grande del Caribe. En mi memoria conservo los apasionados debates que al respecto desarrolló.
Su deceso inesperado, a los 52 años, el 17 de agosto del 2021, invocaba el lamento por cuanto aún le quedaba mucho por hacer. Prefiero pensar que cumplió bien la obra de la vida y que nos ha dejado su probada amistad, su afecto inquebrantable y obras educativas que siempre iluminarán a sus alumnos y lectores. Adrián, Hasta la victoria siempre.