Desde Beit Hanun a Ciudad de Gaza, todo es destrucción en la tierra de los gazatíes.
Prácticamente todas las semanas, enviados de las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertan sobre la crítica situación de mujeres y niños en Gaza, y cada reporte resulta más alarmante que el anterior. A propósito del Día Internacional de la Lucha contra la Discriminación de la Mujer, en el sitio de la ONU se publicó un informe en el que se concluye: “Ser mujer en Gaza significa enfrentar el hambre y el miedo mientras se intenta proteger a los niños”, señala la entidad para la igualdad de género. En tanto, un nuevo informe alerta sobre el derrumbe de la economía palestina y señala que los 2,3 millones de gazatíes han caído por debajo del umbral de la pobreza.
Y así, de informe en informe, van llegando noticias a todos los rincones del mundo. Por ejemplo: la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) reportó hoy el derrumbe sin precedentes de la economía palestina tras dos años de operaciones militares y restricciones israelíes. O bien: “Las operaciones militares posteriores a octubre de 2023 han destruido las bases económicas de Gaza, hundiendo el territorio en la ruina absoluta luego de estar en un nivel de subdesarrollo”.
Bastan solo unos minutos de lectura de estos reportes para comprender que en Gaza la gente —ahora, mientras usted lee estas líneas—, sin importar si son ancianos, niños recién nacidos, mujeres u hombres, todos seres humanos con derecho a la vida, mueren de hambre o a consecuencia de una bala perdida.
Desde que se anunció el alto el fuego el 11 de octubre, Israel ha cometido al menos 393 violaciones, matando a 339 palestinos —incluidos más de 70 niños— e hiriendo a más de 871 personas, según otro documento redactado por relatores y enviados especiales que se publicó apenas hace dos días.
Pero si lo comparamos con el que salió hace tres meses, o cinco, solo cambia el número de víctimas. Continúan las fuertes exigencias para que se permita la entrada de ayuda humanitaria y para que los Estados —esos que en estos casos parecen entes etéreos— hagan algo.
Algunos de estos informes son más profundos y llegan a reclamar incluso que Israel rinda cuentas por violaciones continuas del derecho internacional, y porque más del 58% de Gaza permanece bajo control militar israelí, con 40 sitios activos aún operando más allá de la línea de retirada acordada, en clara violación de los términos del cese al fuego.
Y como buen doctor, la ONU, mediante varias de sus organizaciones, agencias y colaboradores, ha hecho una radiografía del estado agonizante de ese paciente llamado Gaza. Pero, a la vez, no ha sido capaz de encontrar el método para traerlo de vuelta a la vida y extirpar ese cáncer que lo devora día a día.
Ahora, dejando la analogía con la medicina, y cuando nos separan pocas jornadas para conmemorar el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, cabe preguntarse por qué, a diferencia de otros casos que usted puede tener muy presentes, con el tema palestino no se logra una respuesta conjunta más allá de las operaciones mediáticas de lavado de imagen de quienes pueden de verdad hacer ese “algo” que piden los reportes.
La respuesta está en esos mismos informes y en algunos titulares que se escapan por ahí, con un matiz que, de no tener la mínima información sobre el tema, pueden poner al victimario en el papel de víctima.
“EE.UU. sanciona a Francesca Albanese, la relatora de la ONU sobre los territorios palestinos que ha denunciado a Israel por genocidio”. Este es un titular de la BBC en el que se lee: “El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció que Albanese fue sancionada por colaborar con la Corte Penal Internacional (CPI) en sus esfuerzos por procesar a ciudadanos estadounidenses o israelíes relacionados con la ofensiva militar en Gaza”.
Esta es una de las primeras respuestas a la interrogante que nos planteamos en un párrafo anterior: la guerra no es solo contra el pueblo palestino, es contra la verdad y contra quienes defienden a ese sufrido pueblo.
Para callar, doblegar y someter en el mundo actual sí existen recursos suficientes y una disposición increíble para aplicarlos. Para eso no es necesario que se escriban decenas de reportes, ni que cientos de agencias y analistas insistan en la urgencia de actuar. Solo basta con una pluma y unas declaraciones, y las sanciones y amenazas comienzan a andar.
Por cierto, hace apenas unas horas Francesca Albanese sostuvo una reunión virtual con la Delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con Palestina, en la que también denunció el apoyo de los Estados miembros del bloque comunitario a Israel, que se materializa de diferentes maneras.
Esta postura es consecuente con una de sus más recientes declaraciones, en las que dijo que la Unión Europea se ha convertido en una tapadera para que sus Estados miembros eludan sus obligaciones internacionales con Palestina.
Durante sus comentarios, la relatora de la ONU enfatizó en que el apoyo de la UE a Israel no solo destruye a Palestina, sino que también conduce al colapso de los valores de la Unión Europea.
Y para concluir, Albanese subrayó que el proyecto de resolución presentado por EE.UU. sobre la Franja de Gaza, que fue adoptado por el Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU), no es compatible ni coherente con el derecho internacional.
Mientras siguen los informes, mientras en las grandes salas el mundo debate sobre la paz y el futuro de Gaza –con mejores o peores intenciones-, y luego de un genocidio televisado casi en tiempo real, el pueblo palestino paga las consecuencias de un orden mundial inviable para las mayorías. Porque, pese a las alertas y la lucha de millones en todo el orbe, lamentablemente aún no ha desaparecido la filosofía del despojo. Y como alertó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz: esta debe cesar, para que cese la filosofía de la guerra.
Tomado de Cubasi