El edificio nde María Macaria en donde vivió Cristina LarcadaLas acciones político-militares del Movimiento 26 de Julio en Guantánamo el 30 de noviembre de 1956, y el trabajo de inteligencia del ejército de Batista, pusieron al descubierto una parte importante de los integrantes de la dirección insurreccional, quienes se vieron obligados a pasar a la clandestinidad, entre ellos Julio Camacho Aguilera y Enrique Soto, los principales jefes del movimiento.

En febrero de 1957 con el propósito de proteger las vidas de valiosos cuadros, Frank País se reúne en la casa de Juan Escardó con la jefatura guantanamera del Movimiento, encuentro durante el cual designa otras responsabilidades para Julio Camacho y Octavio Lowuity “Ñico” Torres y ordena a Soto incorporarse al frente guerrillero de la Sierra Maestra. Demetrio Montzeny ¨Villa” es nombrado jefe de acción y sabotaje.

Para relevar a Enrique Soto, coordinador de la organización, Frank nombra al joven fotógrafo Luis Lara Espinosa “Toto”, trabajador de la base norteamericana y jefe del M-R-26-7 en Caimanera, quien con Villa comienza a dirigir acertadamente la organización clandestina.

A propuesta de Irán Pagés, la organización alquila un apartamento en el edificio nombrado “de los americanos”, en la céntrica calle Pedro A. Pérez entre Paseo y Narciso López, denominado así por frecuentarlo oficiales militares estadounidenses, quienes allí alquilaban residencias temporales.

El Edificio pertenecía a la española María Macaria, dueña de la ferretería Los Dos Leones, establecimiento donde laboraban Irán y su hermano Luis, ambos del M-R-26-7.

Al edificio fueron a residir Luis Lara y su esposa Caridad Rosel del Río, quienes más tarde alquilaron para la organización otros dos apartamentos: uno de ellos en el segundo piso en cuyo umbral se leía “Mr. Smik, no moleste” y era empleado para contactos de los jefes de la organización y ocultar a compañeros perseguidos por el ejército.

La otra habitación, más pequeña en la azotea, fungía como pequeño almacén y taller de corte y costura, dirigido por Gertrudis del Río, madre de Fabio y CaridadEdificio de los americanos Rosell, donde se confeccionaron uniformes verde olivo y brazaletes del MR-26-7, así como mochilas, algunas de las cuales cargadas de medicamentos y vendajes comenzaron a enviarse en enero de 1958, a las guerrillas de la Sierra de Canasta, Monte Ruz, Yateras y Caujerí, fuerzas subordinadas a la dirección clandestina de Guantánamo.

En el taller laboraron, además de Gertrudis, su hija Ada; María Fuentes, administradora del edificio y esposa de Carlos Pagés, y Carmen Guzmán. El vestuario y otros recursos eran trasladados a los campamentos rebeldes con ayuda de las hermanas Hogla, Deisy y Caridad Rosel, así como Elia Frómeta Guzmán.

La tela y otros medios, recursos facilitados por la Resistencia Cívica, dirigida por el Dr. José A. Muñiz, y propietarios de comercios, la aseguraban Alicia Cuza y Deisy Rosell en el taller, que disponía de dos máquinas de coser Singer, propiedad de Gertrudis y de Carmen Guzmán, y donde se guardaban libretas escolares, lápices, tiza y libros donados por los propietarios de las imprentas Ricardo, Matos y La Voz Pueblo para las escuelas creadas por el Ejército Rebelde

A partir de marzo, con la creación del Segundo Frente Oriental Frank País, los envíos provenientes del edificio “de los americanos” comenzaron a llegar a esos campamentos guerrilleros.

Pronto la edificación fue convertida en uno de los objetivos más importantes del M-R-26-7, que allí desarrollaba reuniones clandestinas como la preparatoria de la huelga de abril de 1958; la toma de Caimanera; contactos entre jefes y subordinados, y se convirtió en base de suministros de medios de guerra y de retaguardia en general a los reductos guerrilleros.

Parte del inmueble fue mudo testigo del accionar de Margot Hernández Monte de Oca, responsable de la brigada de atención médica de la organización y sus más cercanos colaboradores. Brigada que se movilizaba para auxiliar a los combatientes heridos en las acciones.

Al “edificio de los americanos” arriban los agentes enviados por la dirección nacional del M-R-26-7 y fue visitado por René Ramos Latour y Vilma Espín, jefe nacional de acción y sabotaje del M-R-26-7, y coordinadora de la organización en Oriente, respectivamente. Allí se escondieron cuadros clandestinos como el Dr. José Ramón Balaguer Cabrera.

Durante unos días, a mediados de 1957, en el apartamento de la azotea se ocultó y transmitió la planta de radio clandestina del M-R-26-7, en las voces de Hilario Peña y de Héctor “Tati” Borges.

En su apartamento recibió Luis Lara la noticia el 4 de agosto de 1957, de la explosión de la fábrica de explosivos del M-R-26-7; y en marzo de 1958, la referencia de que el comandante Raúl Castro había llegado a Bombí, Monte Rus, para organizar el Segundo Frente Oriental. En este sitio, también se recibieron las indicaciones del Comandante en Jefe Fidel Castro para desarrollar la huelga de abril de ese año.

Refieren vecinos de María Macaria, que cuando en 1959 ella conoció de las actividades que realizó el movimiento clandestino en los apartamentos alquilados, se puso la mano en la cabeza y expresó: “Alabado sea Dios; como iba a imaginar que en mis narices y en el “edificio de los americanos”, estos jóvenes fogosos, iban a realizar tales osadías.”

Fuentes:
_ Luis Lara Espinosa: El Movimiento Revolucionario 26 de julio en Guantánamo (inédito).
_ Testimonios de las hermanas Caridad y Deisy Rosell del Río, así como de Elia Frómeta Guzmán, y de Oscar Benito Bell.

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