Cuidarse del catarro es primordial en esta temporada invernal en que los virus de la Influenza presentan alta transmisibilidad, porque las gotas microscópicas de salivas de una persona infectada, al hablar, toser o estornudar se evaporan y permanecen por más tiempo en el aire y en superficies lisas, y fácilmente son absorbidas por otras.
La doctora Marjoris Mengana González, responsable del Programa de Infecciones Respiratorias Agudas, en el Centro provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología en Guantánamo, explicó que la población no puede descuidarse ante la presencia de gripe, “ya que los síntomas catarrales son tan similares a los de la COVID-19, el dengue y a muchos de los virus respiratorios que circulan en estos tiempos”.
Además, afirma que “aún se diagnostican casos positivos del nuevo coronavirus, y en la provincia se incrementan los ingresos por dengue y neumonía, sobre todo, menores de edad y adultos mayores, por ser los más vulnerables”.
Detalló que las manifestaciones de todos esos virus van desde dolores de cabeza, musculares y de garganta; pérdida de apetito, tos, escalofríos, mareos, cansancio... hasta complicaciones bacterianas por causa de la defensa baja, otitis, neumonía, bronquitis, entre otras, por lo que hay que acudir al médico de familia ante los primeros síntomas febriles y respiratorios.
“No se pueden quedar en la casa por más de tres días con fiebre, lo correcto es consultarse e inmediato con el facultativo, para que se adopte la conducta a seguir en cada caso”, señaló.
La especialista aconsejó que lo primero que hay que hacer para evitar la propagación de los virus respiratorios es usar el nasobuco; lavarse las manos frecuentemente con abundante agua y jabón, así como usar desinfectante como solución alcohólica o clorada; taparse la boca y la nariz con pañuelo o servilletas desechables al toser o estornudar; mantener el hogar y el centro de trabajo ventilados; si se está enfermo aislarse de los demás; evitar los lugares públicos con aglomeraciones de personas, y no tocarse ojos, boca y nariz para evitar que los gérmenes se propaguen.
No podemos olvidar que el mundo continúa acechado por una de las pandemias más grandes de los últimos 100 años, en la que perecieron muchas personas por causa de la COVID-19, y cuya repercusión psicológica y secuelas dejadas por el SARS-CoV-2 son tan impactantes que repercutirán en el futuro.