foto asmáticoSon aproximadamente las 3:00 de la madrugada. La “falta de aire”, según ella, no deja dormir a Rosa, que se levanta, bebe un poco de agua y vuelve a la cama. Pasan las horas, pero cada vez se torna más desesperante el no poder respirar bien. Necesita aerosol para mejorar, y es cuando decide ir al policlínico más cercano...

 

¿Por qué esperar tanto? ¿Acaso Rosa no tiene consciencia de que el asma sin tratamiento oportuno suele ser muy peligrosa?

 

“Situaciones como la descrita son frecuentes en pacientes que la padecen, y muchas veces se agravan sin necesidad”, plantea la doctora Damaris Gómez Torres, especialista de Segundo Grado en Higiene, Epidemiología y Microbiología en ese centro de Salud.

 

Al decir de la también responsable del Programa de Enfermedades Crónicas no Transmisibles, urge sensibilizar a los que la padecen y a sus familiares respecto a la prevención y control de esa dolencia. La gravedad y duración de las crisis varían de una persona a otra, e incluso, entre episodios de un mismo individuo; puede surgir de forma repentina con mucha tos y falta de aliento, lo cual exacerba la crisis con la exposición a desencadenantes ambientales y en el hogar.

 

El asma es una enfermedad crónica cada vez más común que se caracteriza por ataques recurrentes de tos y silbilancias (resuello), los síntomas varían en severidad y frecuencia de una persona a otra, y pueden sobrevenir en las madrugadas, varias veces al día o a la semana.

 

“Usualmente muchos creen que las crisis provocan falta de aire, sin embargo, lo que ocurre es que las vías respiratorias se inflaman, los músculos se contraen y junto a la mucosidad pegajosa se obstruyen e impiden que entre o salga aire”, aclara la especialista.

 

Para reforzar las acciones educativas acerca de esa afección, recientemente se celebró el Día Mundial contra el Asma, esta vez, bajo el lema Atención al asma para todos, los especialistas llamaron a potencializar la atención a los pacientes, orientarles desde el Área de Salud cómo actuar ante los primeros síntomas que originan las crisis, a cumplir también las medidas profilácticas y llegar a tiempo al médico para prevenir las complicaciones asociadas a la enfermedad.

 

Aunque el padecimiento no tiene cura, sí puede controlarse y llevarse una vida sin limitaciones, pero deben cumplirse al “pie de la letra” los tratamientos médicos; como profilaxis, realizar ejercicios físicos para mejorar la función de los pulmones y fortalecer los músculos pectorales, lo cual favorece la respiración, así como modificar el ambiente del hogar: evitar la exposición a alérgenos de animales, al polvo, a los ácaros, al humo del tabaco…

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