“¡No hay quien salga a la calle!”. “¡Qué clase de sol!”. “¿A cuánto está la temperatura?”. “¡Deja que lleguen julio y agosto!”. Y también: “Manda algo de lluvia, meteorólogo”. La gente y el tiempo atmosférico, ese que condiciona nuestras vidas y que, en los meses más fogosos, cuando no se vuelve monótono, se pone un tanto rebelde.

Las temperaturas en Cuba se incrementan a medida que avanza la primavera. Eso es normal. El calor se torna agobiante desde el final de la mañana, principalmente en zonas interiores. Los que viven cerca de la costa tienen a su favor la fresca brisa marina, aunque no siempre satisface.

Durante los últimos días ha prevalecido en los niveles bajos de la tropósfera un flujo cálido y húmedo del sudeste al sur. Las temperaturas diurnas se han disparado a lo largo del archipiélago; valores máximos entre 33 y 36 grados Celsius han sido registrados en las estaciones del Insmet.

El mes de junio se las trae, ¿y qué decir de julio, agosto y septiembre? La canícula apenas comienza.

Marcha anual de la temperatura media en Cuba en el período 1981-2010/Insmet.

“Agua de mayo, el bien deseado”

Si lluvias queremos, lluvias ¿tendremos? Parece que sí, a juzgar por los recientes vaticinios de Casablanca. El aire se calienta, hay humedad suficiente, la atmósfera se inestabiliza…

Según el Centro del Clima, “es habitual [en mayo] que los totales de precipitación aumenten de forma notable con respecto a los meses anteriores, siendo incluso muy altos en ocasiones. Las lluvias dependen de la influencia de los sistemas migratorios de la zona tropical, tales como las ondas y las bajas tropicales, y de su interacción con sistemas de latitudes medias”.

No olvidar que en la etapa húmeda (mayo-octubre) son frecuentes las tormentas eléctricas. Algunas llegan a ser severas, presentando, al menos, uno de los siguientes fenómenos: granizos, aeroavalanchas, tornados y trombas marinas. Casi todas estas tormentas se forman una o dos horas después de reportarse la máxima temperatura del día.

Es casi imposible predecir en qué sitio específico sobrevendrá una tormenta local severa (TLS). Los meteorólogos analizamos los modelos más confiables, examinamos patrones sinópticos, nos valemos de la experiencia, etc. y podemos alertar: “Las condiciones atmosféricas son favorables para la ocurrencia de TLS”. Mas no podemos anticipar dónde concretamente sucederán, a qué hora o si habrá granizos o un tornado, por ejemplo.

Nube de tormenta observada desde Marianao, La Habana, en mayo de 2019. Foto: Ernesto J. Rodríguez.

¿Cómo protegernos?

Si planeas realizar actividades al aire libre, es conveniente que prestes atención a los partes meteorológicos. En caso de no ver los de la televisión, sintoniza Radio Rebelde de lunes a sábado, a las 5:00 p. m.

Busca un lugar seguro si observas que el cielo se ennegrece, empieza a relampaguear, el viento arrecia o escuchas truenos.

Aléjate de objetos metálicos: alambradas, tuberías, raíles, maquinarias, bicicletas. No te refugies en la boca de una cueva ni al abrigo de un saliente rocoso. En un descampado, ponte en cuclillas, lo más agachado posible, con las manos en las rodillas y tocando el suelo solo con el calzado.

En interiores, desenchufa los aparatos eléctricos. No utilices el teléfono fijo, ni te duches o friegues mientras ocurre la tempestad. Espera a que pase. Mejor ve a la cama.

(Tomado de Cubadebate)

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