aplausos por la vidaFaltan sólo dos minutos para las nueve de la noche y al fin escucho el timbre, del otro lado del teléfono la voz de mamá.

-Mi niña, cómo están por allá?

Hace dos días que no tenía noticias de la familia, estaba muy preocupada y escucharla me llenó de regocijo.

-Todo bien mima- respondo y antes de poder decir otra palabra, Lisita que estaba al parecer justo al lado de mamá, le reclama.

-¡Dile a mi tía que llamé después de los aplausos!

De inmediato me disculpé.

-Pero es que llevaba tiempo insistiendo en comunicarme, y el tráfico en las redes móviles me impidió llamar antes- le hablo, intento convencerla- Hagamos un trato, vamos aplaudir ustedes desde allá y nosotros aquí.

-Dale voy a contar: uno, dos, espérate… ¡Y tres!- exclama a toda voz la pequeña de cinco años.

En ese instante escucho por doquier aplausos, silbidos, palabras de reconocimientos, como parte de ese homenaje que desde hace semanas las familias cubanas realizan para premiar el esfuerzo de quienes enfrentan a diario la pandemia de la COVID-19, que nos mantiene alertas y aislados, sin poder besarnos y abrazarnos como tanto nos gusta.

Me explica mamá que Lisita hace todo un ritual cada noche. Aparta los muebles de la sala, informa a las dos vecinas más cercanas los minutos que faltan para las nueve y ordena a todos ponerse de pie, ella quiere que la celebración sea conjunta, y lo logra.

Emocionada por el gesto de mi sobrina, la imaginé en el portal de la casa, convocando al vecindario a sumarse a los aplausos, y me sentí orgullosa de ella y de El Salado, en Imías, mi natal pueblo, de su gente agradecida y sencilla.

Antes de colgar Lisita me pregunta- ¿quién aplaudió más fuerte?- respondo que ¡todos!, y me corrige.

-¡No tía, fui yo!, porque aplaudí por mi tía Ñaña que dejó a Adriancito y fue a Barbados a atender otros niños enfermos, por mi tío Yordis que es policía y nos protege, por mi mamá que es doctora y está en el cuerpo de guardia del hospital, por papá Chilo y mami Mirlenis que me cuidan, por Adrianita qué está en el Servicio Militar, y por un montón de gente qué yo no conozco, pero sé que siguen trabajando.

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