OmnibusLa chapa en el borde inferior derecho identifica el ómnibus en cuestión.

Los carros arrendados son ¿estatales o particulares? No, no es una pregunta de Perogrullo. Basta verlos circular, o mejor, tratar de emplearlos en la transportación popular… distante, inaccesible, lo que sugiere el siguiente cuestionamiento: habrán olvidado que son servidores públicos. 

 

Así comenta la colega Durbis López Albear, periodista de la emisora CMKS, dolida del comportamiento que exhibe en algunos casos el servicio de ómnibus arrendados y se pregunta si la relación contractual contempla la rescisión del convenio por no responder a las necesidades populares que le dieron origen.

La población se mueve, necesita moverse, pero estos servidores no siempre “sirven” y ejemplifica: “muchos de los vehículos arrendados no están en el tiempo y lugar debido cuando se les necesita; en ocasiones circulan vacíos por diferentes arterias mientras las paradas o puntos de embarques permanecen abarrotados de personas.

López Albear, en la doble condición de usuaria y periodista, califica como dramático, en ocasiones, el acto de viajar por la carencia de medios, pero sobre todo por la desidia de algunos choferes y asegura ser testigo de maltrato y falta de respeto a los pasajeros, mientras por otra parte llama la atención sobre el deprimente porte y aspecto de algunos conductores-arrendadores: short, camiseta, chancletas… bien distantes de lo que pudiera ser un chofer profesional.

Cuenta que el viernes 12 de agosto el vehículo de la foto cobró 20.00 por persona el trayecto entre La Yaya y Vilorio (10 más de lo debido), en el municipio Niceto Pérez, y al inquirir al respecto la respuesta de “los nobles y complacientes” arrendatarios o representantes de estos fue que los propios pasajeros hicieron la propuesta, lo que interpreta como oportunista y explotador aprovechamiento de las necesidades del pueblo.

Lamenta en su crítica exposición de que a pesar de existir mecanismos, controles y regulaciones, se siguen sufriendo desmanes y llama a los decisores correspondientes a tomar cartas en el asunto, interpretar de manera constructiva estos señalamientos y alertas y en consecuencia enderezar a tiempo el tronco de un árbol sembrado para bien.

Arrendar puede ser una solución, no permitamos que se convierta en el próximo problema.

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