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Con una imagen internacional ganada a fuerza de ejemplo, dignidad, transparencia y observancia de las más elementales normas del Derecho, nadie cree la falacia de que Cuba es Estado Patrocinador del Terrorismo.

 

Tal acusación es hoy la piedra angular de los ataques del gobierno de los Estados Unidos contra el pueblo de Cuba y su Revolución.

 

Según la sección 2656 f (a) del título 22 del Código de Estados Unidos, el documento tiene como objetivo la determinación de los Estados Patrocinadores del Terrorismo, sobre las que recae cuatro tipos de sanciones, entre ellas prohibiciones de asistencia económica y restricciones financieras.

 

Su origen data de 1979, momento en que por primera vez se publica por la administración del demócrata James Carter, la arbitraria, espuria y unilateral lista.

 

En esa época aparecieron por designios del amo imperial, países como Siria, Irak, Libia y Yemen del Sur, tres años después en 1982 aparece en el ilegítimo listado Cuba, con la llegada a la Casa Blanca de Ronald Reagan, justo cuando arreciaba la hostilidad y la agresión contra la Isla.

 

Pasaron 33 duros años de permanencia en tan injusta “listica” en la que ya nadie con sentido común cree, para que Barack Obama en su segundo período presidencial y en aparente gesto de “buen vecino” la excluye en 2015, argumentando entonces que Cuba se ha distanciado del terrorismo y ha fortalecido su ley antiterrorista, aunque repitió el mismo discurso de sus antecesores “…en Cuba continúan residiendo miembros de ETA y fugitivos de la justicia estadounidense”.

 

Después llegó a la Casa Blanca Donald Trump, dispuesto a barrer con todos los avances diplomáticos logrados, al punto de que faltando 9 días para expirar su mandato presidencial, el 11 de enero de 2021, decide incorporarnos nuevamente en tan infame lista y Joseph Biden, con el mismo libreto subversivo, persiste en la vil obsesión anticubana, en nombre de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos ratificando la permanencia de la Isla en listas de esta naturaleza.

 

La presencia de Cuba como país patrocinador del terrorismo desconoce los 19 Convenios Internacionales suscritos por ella relacionado con el enfrentamiento a este flagelo.

 

La Isla tiene un expediente de Cooperación Bilateral que incluye devolución de terroristas. Lo que se persigue con esta etiqueta es recrudecer más la guerra económica contra Cuba, no han podido cumplir sus trasnochados sueños de derrotar a la Revolución y apelan a los más sórdidos mecanismos de perversidad y crueldad.

 

Cuba no le debe gestos al gobierno de los Estados Unidos, es todo lo contrario, son 3 478 muertos y 2 099 mutilados y personas con discapacidad, víctimas del terrorismo de estado contra nuestro pueblo. Tenemos memoria, el incendio del Circulo Infantil “Le Van Tan” y la explosión del avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo con 76 pasajeros a bordo, por sólo citar dos ejemplos, fueron con autoría y complicidad de criminales al servicio de esa potencia.

 

Nos toca ahora, con todas nuestras fuerzas, sumarnos al llamado internacional de recoger un millón de firmas para exigir al gobierno de Estados Unidos que revise su decisión arbitraria y saque a Cuba de la lista de Estados Patrocinador de Terrorismo. Mientras tanto Cuba Vive y Resiste.

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