0 20 prueba ingresoYamila aprobó los exámenes de ingreso a la Educación Superior, y hoy junto a la familia celebra el otorgamiento de la carrera de Medicina, propósito alcanzado luego de una etapa de preparación, que define como “estresante y muy consagrada”.

 

Atrás quedaron las noches de auto-estudio, repasos, las evaluaciones exploratorias para medir el aprendizaje, los cursos de verano… acciones que asegura fueron esenciales para enfrentar estas evaluaciones, tan esperadas por estudiantes, familias y profesores.

 

“Cuando entregué el último examen, que fue Historia de Cuba, sentí un inmenso alivio porque estuve todo el tiempo centrada en los estudios, y aunque los resultados en Matemáticas no fueron los deseados, sabía que cerraba un ciclo importante en mi vida”, cuenta la joven.

 

“Sin dudas, de las tres pruebas la más difícil fue Matemáticas, muy complicada y trabajosa, principalmente la pregunta de geometría, que nos dejó en blanco a unos cuántos”, rememora.

 

Al igual que Yamila, muchos estudiantes en Guantánamo no alcanzaron buenas calificaciones en esta materia. De los mil 76 alumnos presentados aprobaron apenas el 41,17, una de los índices más bajos de los últimos años en la provincia. Incluso, en centros educativos de referencia, como el Instituto Vocacional de Ciencias Exactas José Marcelino Maceo Grajales, solo el 58,4 por ciento de los presentados superaron el examen.

 

¿Qué faltó? ¿Alguna pregunta estuvo fuera del contenido impartido o estudiado?

 

Ante estas interrogantes alumnos y familiares aseguran que la complejidad de la prueba superó la preparación que habían recibido, algunos ven el problema en las “lagunas de contenidos a causa del confinamiento de la Covid-19”, mientras otros coinciden en la presentación a evaluarse sin preparación, solo para tener prioridad durante el otorgamiento de las carreras, pues recordemos que se posicionan primero quienes aprueban las tres asignaturas, luego aquellos que desaprobaron, pero asistieron y, finalmente, los ausentados a los exámenes.

 

Datos del departamento de Enseñanza Preuniversitaria en la Dirección provincial de Educación, apuntan que las evaluaciones, sustentadas bajo los principios básicos del rigor, transparencia y mejor derecho para el ingreso a los centros de altos estudios, mantuvieron el nivel de complejidad característicos en estos ejercicios, cuyos contenidos fueron abordados en las enseñanzas media y media superior.

 

De igual modo, aunque resalta la calidad del colectivo pedagógico que entrena a los estudiantes para estas pruebas, reconoce elementos de trabajo que han fallado, entre los que destacan deficiencias en contenidos de grados precedentes y hacia dónde se centran en la superación, utilizando las herramientas del tercer perfeccionamiento. También se señala que el gobierno, y entidades en los territorios deben brindar atención diferenciada a los docentes, quienes tienen mayor responsabilidad y horas de trabajo, por lo cual desatienden intereses personales.

 

Y es que si para los estudiantes el camino de preparación hacia las pruebas de ingreso resulta difícil, no menos complicado es para los profesores, quienes en medio de la difícil situación económica que presenta el país, permanecen frente a las aulas con una mayor carga docente, lidiando con estudiantes y familias despreocupadas, mientras otros emigran a puestos laborales de mejor remuneración.

 

Pero resolver el problema no resulta una ecuación simple. Las dificultades no son sólo de la enseñanza preuniversitaria ni de los resultados en este curso.

 

Las estadísticas muestran un aumento de suspensos en las últimas convocatorias en la asignatura de Matemáticas. El año pasado, de los mil 399 estudiantes presentados, 869 vencieron los exámenes, para un 62.12 por ciento del total; mientras que el curso anterior (2020-2021), la ciencia exacta alcanzó un 72, 26 por ciento de aprobados.

 

Y es que la Matemática, definida como “madre de las ciencias”, resulta ser una de las asignaturas más temidas por la generalidad de los estudiantes en cualquier grado y más aún para ingresar a la Universidad. Su aprendizaje no es cosa de un día, o de una prueba de ingreso; requiere de un proceso riguroso de aprendizaje que permita vencer el contenido por niveles de enseñanza.

 

Implica alcanzar la motivación y sagacidad del docente, interés del alumno y responsabilidad de la familia. Un triángulo que no siempre es equilátero.

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