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Dialogando con el pueblo pasó de ser una idea para convertirse en momento esperado. Las noches de los martes y jueves devinieron ocasión para el diálogo abierto de las principales autoridades del Partido, el Gobierno y las entidades administrativas con los pobladores de comunidades de Guantánamo.

De manera franca, diáfana y respetuosa estos espacios constituyen momento ideal para el intercambio de informaciones valiosas para los ciudadanos, al tiempo que estos imponen a los dirigentes de cuestiones que por largo tiempo, ya sea por limitaciones materiales o por pura subjetividad, no logran transformarse en los barrios.

Hasta los más escépticos reconocen el impacto de estos encuentros, agradecen las informaciones actualizadas sobre la situación electroenergética e epidemiológica; la distribución de la canasta básica e incluso de las indisciplinas sociales que cometemos o toleramos.

También han propiciado la solución inmediata o en breve periodo de tiempo de problemáticas sociales en las ocho barriadas que ya han protagonizado el encuentro: Ho Chi min, Palmira, Primero de Mayo, La Caoba, el Barrio Universitario, Casa de Piedras, el Campito de San Justo y el edificio de 18 plantas.

Como resultado, por ejemplo, ya están en proyecto la instalación de la red hidráulica en Palmira, allí mismo se inicia un consultorio médico de la familia y una bodega. De igual modo podrá materializarse en los próximos meses el anhelo de los pobladores de Ho Chi min de tener su bodega, a partir de la conversión de un local con poco uso.

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De buena acogida han resultado igualmente las ferias de empleo en esas comunidades, lo que ha posibilitado que más de medio centenar de personas que antes estaban desvinculadas del estudio o el trabajo ya cuenten con una opción de las ofertadas por la Dirección de Trabajo en el territorio.

Madres con tres o más hijos han podido incorporarse a una modalidad de empleo, pues sus descendientes ya tienen garantizada la matrícula en círculos infantiles o seminternados.

Mejoras en la higiene comunal, destupición de tragantes, revisión de sistemas eléctricos, eran inquietudes de los pobladores que ya recibieron tratamiento o se transformaron.

Y no menos impactantes resultan las historias de solidaridad entre vecinos, si bien conmueve ver a una anciana llorar por no tener condiciones propicias en su hogar, lo es más cuando escuchas a sus vecinos brindarse para construir un baño, eliminar un piso de tierra o arreglar un techo con recursos aportados por ellos mismos.

Los diálogos abiertos de la máxima dirección del Partido y el Gobierno en la provincia no son varitas mágicas, pero han demostrado la utilidad del contacto con el pueblo, de ir a conversar a la base con las masas, de explicar, conocer y convencer con argumentos de que no son tiempos de pedir y sentarse a esperar respuestas; son momentos también de aportar ideas y soluciones para el bien común.

La etapa estival llegó y nos puso a todos en Modo Verano, y aunque los problemas del pueblo no se descuidan jamás, estos intercambios están detenidos hasta septiembre próximo; mientras tanto se trabaja en la solución de todo lo que pueda ser soluble en las comunidades ya visitadas con la motivación, además, de la conmemoración del aniversario 71 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, fecha que marcó el destino de un grupo de jóvenes que querían también cumplir con el sueño de brindar al pueblo Educación, Salud, Trabajo y Viviendas dignas.

Lo que hoy ocurre en Guantánamo es también continuidad de lo expresado en el Programa del Moncada, es la concreción de la idea martiana de brindar toda la justicia posible y la convicción de que podemos avanzar porque Juntos Podemos Más y cuando el pueblo se empeña y quiere, entonces sí se puede.

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