¡Hola, amigos de Contigo! Eduardo Galeano, maestro del relato y revolucionario de la palabra, nació en Uruguay en 1940 y dejó una huella imborrable en la literatura latinoamericana. Su obra logró capturar la esencia de la historia y la cultura de América Latina.
Fue un cronista de las historias silenciadas, las voces olvidadas y los sueños postergados. En sus libros, como Las venas abiertas de América Latina y Memoria del fuego, tejió un tapiz literario que combinaba poesía, historia y denuncia social. Su estilo, directo y visceral atrapa al lector y lo invita a reflexionar sobre la historia de la región.
Para conocer más de su capacidad para conectar con las emociones y las vivencias de la gente, hoy compartimos algunas frases célebres de Eduardo Galeano, con la esperanza de que las disfruten y aprehendan sus enseñanzas.
Frases célebres
-No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya, pero tengo una mujer atravesada en la garganta.
-Escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco, ya están hartos de escucharme.
-Solo los tontos creen que el silencio es un vacío. No está vacío nunca. Y a veces callarse es la mejor manera de comunicarse.
-Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido.
-Enseñar es enseñar a dudar.
-En realidad, todos escribimos un solo libro, que va cambiando y se va multiplicando a medida en que la vida vive y el escritor escribe.
-Mucha gente pequeña, en sus lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.
-La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.
-Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico a perder las cosas que tienen.
-La violencia engendra violencia, como se sabe, pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.
-En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol.
-El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.