¡Hola, amigos de Contigo! ¡Qué placer encontrarnos de nuevo! Hoy exploramos acerca de un fenómeno fascinante que muchos hemos experimentado alguna vez, quizás sin saberle dar nombre. ¿Alguna vez han mirado una nube y visto la forma de un animal, o encontrado una cara en la textura de una pared? Es la pareidolia en acción.

En esencia, es la tendencia del cerebro a encontrar patrones familiares en estímulos aleatorios o ambiguos. Es una forma de ilusión perceptiva en la que vemos algo que no está realmente ahí, pero nuestro cerebro lo “inventa” basándose en experiencias previas y patrones memorizados.

La pareidolia se produce debido a la forma en que nuestro cerebro procesa la información visual. Evolutivamente, nuestra capacidad de detectar patrones rápidamente, incluso en entornos confusos, era vital para la supervivencia. Este mecanismo de alerta temprana ha sobrevivido a través de la evolución, quedando integrado en nuestra corteza cerebral.

La mente, en un intento de dar sentido al mundo, completa la información faltante o ambigua, creando una imagen que ya conoce y le resulta familiar. Esta es una forma de economía cognitiva: es más sencillo interpretar una forma familiar que procesar una serie de datos visuales sin sentido. Por eso, una mancha de tinta puede parecernos un animal, o una nube tomar la forma de un objeto reconocible.

Existen varios factores que pueden aumentar la probabilidad de experimentar pareidolia. La fatiga, el estrés, la falta de sueño, o incluso la ingesta de ciertas sustancias, pueden alterar el procesamiento cognitivo, haciendo al cerebro más susceptible a estas ilusiones.

Las imágenes religiosas a menudo son citadas como ejemplos de pareidolia, donde se ven figuras sagradas en objetos cotidianos o en fenómenos naturales. La famosa "Cara de Marte", observada en imágenes tomadas por las sondas espaciales en la década de 1970, es otro ejemplo ampliamente conocido. Aunque se atribuyó inicialmente a la pareidolia, se realizaron estudios posteriores para determinar su origen real, lo cual sigue siendo objeto de debate.

Esto no se limita a la visión. Puede ocurrir con otros sentidos, como la audición, por donde se perciben patrones reconocibles en ruidos aleatorios, por ejemplo, percibir voces o música en el susurro del viento.

Además de la evolución, factores sicológicos desempeñan un papel importante. La tendencia a buscar orden y significado en el caos, unido a expectativas y creencias, influye en lo que se percibe. Si se espera ver algo específico, es más probable que se encuentre.

Es importante diferenciar entre la pareidolia, que es un fenómeno natural y común, y las alucinaciones, que son experiencias perceptivas falsas con un sustrato patológico. Mientras que la pareidolia es una interpretación errónea de un estímulo real, la alucinación no tiene un estímulo externo que la provoque.

En conclusión, la pareidolia es un reflejo fascinante de la forma en que funciona el organismo, construyendo un mapa del mundo basado en experiencias y necesidades. Es un recordatorio de que la percepción no es siempre una representación objetiva de la realidad, sino una construcción moldeada por la biología y la sicología.

Qué es la pareidolia, el fenómeno psicológico que nos permite ver formas en  las nubes

La pareidolia, el fenómeno psicológico que explica por qué vemos caras de  personas en superficies cotidianas

Pareidolia

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