¡Hola, amigos de Contigo! Faltan solo horas para que termine el 2024, un año que ha sido una montaña rusa de emociones para todos. Terminan ya doce meses en los cuales esta sección ha tratado de informarlos y educarlos, siempre desde el cariño y el respeto. Por parte del equipo del periódico Venceremos, les deseamos mucha salud, bienestar y alegría para el venidero 2025.
En todo el mundo, ante la llegada de estas fechas, se suele dar bienvenida al año nuevo con rituales o tradiciones -algunas más superticiosas que otras- pero que representan la idiosincrasia del pueblo que las practica. Desde el famoso cubo de agua a las 12 am hasta dar la vuelta a la cuadra con una maleta, son vías para garantizar suerte y prosperidad durante los próximos 365 días.
Quemar un muñeco, confeccionado por familia, vecinos y dar vueltas alrededor del mismo mientras las llamas lo consumen es una de esas prácticas UE ha ganado auge en las últimas décadas, pero ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene esta iniciativa? ¿Por qué parece asegurar buenas nuevas para el futuro? ¿Cómo se ha mantenido hasta nuestros días?
La quema del muñeco de fin de año es una tradición que ha evolucionado, hasta celebrarse -hoy en día- en países como Argentina, Ecuador y Colombia, además de Cuba, para conmemorar el fin de un año y dar la bienvenida a uno nuevo.
Tiene su origen en la antigua Grecia. En aquel entonces, se incineraba una representación de madera de quién había sido el rey en el año que concluía. El monarca sagrado debía morir al finalizar su mandato y para simbolizarlo se fabricaba una figura con su aspecto de un árbol llamado acebuche, y se quemaba en una gran hoguera al final de su reinado. Esta fecha no era elegida al azar, sino que estaba estrechamente relacionada con el calendario y los ciclos del año.
En el mar Jónico, al oeste de Grecia, se encontró una estatua de madera de Heracles, que luego fue llevada a un templo en Eritrea. Este tipo de estatuas muestra que la práctica de quemar simbólicamente al rey continuó durante siglos, incluso después de que se abolió la tradición original en la que el rey era sacrificado de verdad.
La madera de acebuche encarna al Año Nuevo, un momento en el que el más reciente gobernante comenzaba su reinado al expulsar los espíritus del año que acababa. La persona que enciende la hoguera representa su sucesor, quien regirá durante el nuevo período. Así, esta tradición no solo celebra el cambio de año, sino que también mantiene viva una conexión con las antiguas costumbres y rituales.