Dicen que cuando algo está para ti, nadie te lo quita, refrán que para muchas cosas en la vida se aplica. Adonis Fabra Rojas lo sabía, incluso, antes de llegar a Camagüey, a su primera presentación en un torneo como el Playa Girón, donde alcanzó una peleada medalla de bronce.
Con 18 años recién cumplidos, el boxeador guantanamero de la división 47 kg, viajó por primera vez con el equipo del Guaso a la 62 Edición del Campeonato Nacional de Boxeo Playa Girón, celebrado en el mes de mayo en la ciudad agramontina.
Primera presentación, victoria unánime, así fueron cada una de las salidas hasta la semifinal, donde cayó y quedó relegado al bronce. “Ese tercer lugar significó mucho para mí, era la primera vez que iba a un torneo de mayores, y regresar con un medalla es algo positivo”, refiere el atleta que hace 10 años se desempeña en esa disciplina.
“Previamente había practicado gimnasia por un buen tiempo, pero comencé en el boxeo a los 8 años y agradezco mucho a uno de mis profesores, Hugo, quien me apoyó hasta sus últimos días, y siempre confió en mí”, resalta Fabra Rojas.
En Camagüey Adonis no estuvo solo, porque su padre también viajó con él, y estuvo cada segundo a su lado. “No solo mi papá, mi madre y familia en general siempre me han dado su apoyo y caminado conmigo todo este tiempo, mi medalla es el resultado de mi esfuerzo y sacrificio, pero también de mi familia.
“Mi disciplina es compleja, estricta con el pesaje, la alimentación, los entrenamientos, el estudio de los contrarios, pero eso me forma como atleta, y un buen deportista debe cumplir con cada uno de esos aspectos si piensa llegar lejos”, afirma Adonis, para quien estas son las principales claves del éxito.
A lo largo de los años Guantánamo vio subir a lo más alto del podio olímpico a boxeadores como Ángel Herrera (60 kg), en Montreal 1976 y Moscú 1980; Félix Savón (91), en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sydney 2000; Rogelio Marcelo (48) y Joel Casamayor (54), ambos en Barcelona 1992; Yuriorkis Gamboa (51) en Atenas 2004, y Arlen López en Río 2016 y Tokio 2020.
Para muchos atletas de la joven hornada de púgiles sumar su nombre a esta lista es el mayor logro y sueño de sus carreras. Para nuestro entrevistado parece ser un sueño lejano, pero a base de disciplina y paciencia llegará. “Es mi sueño y tengo la esperanza de alcanzarlo algún día.
“Es un orgullo para mí ser guantanamero, mi tierra es una cuna de boxeadores, entrenadores y me gustaría formar parte de la historia de mi ciudad”, apunta el joven, quien detrás de ese carisma y figura noble, es un púgil veloz y certero en cada uno de los golpes que propina.