Fidel Juicio MoncadaDespués de 51 días detenido en la cárcel de Boniato como principal organizador de la gesta heroica del Moncada, en la mañana del lunes 21 de septiembre de 1953 se inició en la sala del pleno del Palacio de Justicia en Santiago de Cuba la primera sesión del juicio más trascendente de la historia republicana, entre un centenar de ametralladoras y bayonetas que invadían escandalosamente la sala de justicia, más de cien personas se sentaron en el banquillo de los acusados, una gran mayoría ajenas a las hechos del 26 de julio , incluido un cierto número de dirigentes de los partidos políticos de oposición, pero el resto, que era el menor número, estaba gallardamente firme dispuesto a confirmar con orgullo su participación en la batalla por la libertad.

 

 

Su principal encartado el joven abogado Fidel Alejandro Castro Ruz, después de una férrea incomunicación, reducido al silencio y víctima de varios intentos de asesinatos, fue trasladado desde la cárcel de Boniato hasta la Audiencia en Santiago de Cuba. En aquella sesión fue llamado a declarar y sometido a interrogatorio durante 2 horas, contestando las preguntas del fiscal y abogados de la defensa y al concluir su declaración como acusado, solicitó al tribunal que se le permitiera ejercer el derecho a su propia defensa. Tras algunas deliberaciones, se admitió su petición y pasó a ocupar un puesto entre los abogados: el acusado se convertía en acusador.

 

Destruyó las cobardes y miserables calumnias que se lanzaron contra los combatientes y denunció los crímenes espantosos cometidos contra 55 atacantes a la fortaleza militar.

 

Desde aquel momento comenzó a desmoronarse el edificio de mentiras infames que había levantado la dictadura en torno a los hechos e idearon sustraerlo del juicio, estableciendo como ardid que estaba enfermo. Fidel, ante tal vileza, redactó una carta para el tribunal denunciando el plan y su resolución de luchar solo contra tanta bajeza, porque como dijo entonces “Un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército”.

 

Fracasados estos propósitos por la denuncia oportuna de amigos alertas y descubierta la falsedad del certificado médico, no les quedó otro recurso que el desacato abierto y descarado.

 

Caso insólito, no había comenzado el juicio y ya el régimen tenía miedo presentar a un acusado ante los tribunales, un régimen de terror y de sangre, sentencia Fidel, para concluir ¡ Que crímenes tan horrendo habrá cometido este régimen que tanto temía la voz de un acusado!

 

Se impuso la fuerza y no es presentado más hasta el 16 de octubre, esta vez en una reducida salita de estudios de enfermeras del Hospital Civil Saturnino Lora; parecía que la justicia estaba enferma, exclamo Fidel. Desde este recinto realiza su histórico alegato auto defensa conocido como La Historia me Absolverá.

 

Con el triunfo de enero de 1959 y su proceso de trasformaciones y mejoras en beneficio de las grandes mayorías, se cumplió el Programa del Moncada y su principal artífice estaba absuelto por su pueblo y por la historia.

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