Se marcha el 2023, un año que ha sido complejo en el mundo entre guerras, por el incremento de la violencia y la inseguridad alimentaria, las afectaciones de la crisis pos pandémica, el crecimiento de la desigualdad y la agudización del cambio climático que trajo más calor y catástrofes naturales, por solo citar algunos ejemplos.

 

En Cuba el año que ya se marcha ha sido retador. A todo lo mencionado con anterioridad se suma un recio bloqueo económico, comercial y financiero desde el Gobierno de los Estados Unidos, que se ha recrudecido y afecta todos los ámbitos de la vida en nuestra nación, al tratar de asfixiarnos haciendo difícil cada respiro, de castigar injustamente a los amigos internacionales que nos prestan auxilio y de provocar un estallido social en el Archipiélago, utilizando como motores las dificultades en la distribución de la canasta básica, del pan normado, los molestos apagones, la falta de combustible y la escasez de alimentos, casi todos agudizados por ese propio bloqueo, que aunque suene a frase gastada, es una gran realidad.

 

En 2023 en Guantánamo se trabajó fuerte, pero no fue suficiente. Quedaron deudas por saldar en la producción de alimentos, en el incremento de las exportaciones y mover más el pensamiento colectivo en la búsqueda de soluciones a los problemas, en la lucha contra las indisciplinas e ilegalidades, en lograr una comunicación social más efectiva, en el fortalecimiento de la empresa estatal socialista, en desterrar el burocratismo y el esquematismo, en el control a los actores económicos estatales y privados, en el accionar contra la violencia y en el perfeccionamiento de los servicios y la atención al cliente...

 

Vivir, soñar y hacer un Guantánamo mejor no puede ser solo una aspiración, es una necesidad para asegurar el hoy y el mañana, para que nuestros hijos y nietos vean la posibilidad de realizarse en lo profesional y personal aquí, sin irse a ninguna otra parte.

 

Tenemos que ver el 2024 como un punto de partida para ir con todo y lograr esa sociedad mejor, dejar la piel en el terreno para crecer en lo individual con pies propios y sin afectar a nadie, y aportar en consecuencia al proyecto colectivo.

Crecer en la producción de alimentos, la sustitución de importaciones e incrementar las exportaciones como forma de buscar divisas necesarias para mantener ofertas y programas priorizados, el uso de la ciencia y la innovación, elevar la productividad en el trabajo, el hacer las cosas con amor y cuidando cada detalle, seguir preparándonos para la defensa y el enfrentamiento a las consecuencias del cambio climático, el desarrollo de nuestras industrias, del comercio, la gastronomía y los servicios, el mejoramiento de la atención a la población, la potenciación de la comunicación en cada institución, sueño y proyecto y el destierro del mal gusto, la indisciplina, la ilegalidad y la pasividad de algunos deben ser parte fundamental de nuestros pasos a seguir.

 

No será fácil el nuevo año, pero rendirnos no es opción. El trabajo duro y unido es la forma de seguir adelante sin dejar a nadie atrás, tal como impulsa nuestro sistema revolucionario, en el que el ser humano es el centro. Nos toca hacer, soñar y crear, siempre bajo la convicción de que ante cada tarea, juntos podemos más, de que venceremos.

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