1 copiaLa lista de espera es la vía para quienes deciden viajar sin previa reservación. Es martes 15 de enero y el reloj marca las 6 y 30 de la mañana. Un bullicio en los salones abiertos de la Terminal de Ómnibus de Guantánamo apenas deja escuchar el anuncio hecho desde el audio de una de las taquillas.

¡Santiago, Baracoa, La Habana! ¡Vamos que esto se va! Vociferan los “boteros”, desde el parqueo lleno de autos particulares, mientras los cuentapropistas, acomodados en ventorrillos a un extremo de la entrada principal, promocionan, también a gritos, sus ventas de chupa chupas, galletas, refrescos…

En los bancos del sitio hay personas acostadas, envueltas en sábanas, pues pasaron la noche allí. Otras se aglomeran frente a la ventanilla de la lista de espera. Sentada en un muro, en medio de esa multitud, está María. Se anotó en la lista de espera con destino a La Habana, desde el día 9, y aún el día de nuestra visita no había podido viajar.

“Ese listado no baja y ahí debe haber algún rejuego con la venta. ¿Cómo lo hacen? No sé, pero de que resuelven a su gente estoy segura. Desde que estoy aquí solo piden una o dos capacidades, y no hay ómnibus extra. Al principio venía hasta la siete de la noche, que es la última salida de la guagua, para ver si llegaba mi turno, pero no me alcanza el dinero, porque tampoco hay transporte público a esa hora, y tenía que “tirarme con el particular interurbano”, que lo mismo te cobra 300 pesos que 500. Ya hace cuatro días que duermo aquí, y permanezco cerquita para que no me hagan cuento”, dice agraviada.

“Después de esta odisea yo tengo que seguir para Pinar del Río, que es donde vivo, pero hay casos peores”, y apunta a una joven con dos niños que permanecen sentados encima de sus paquetes, y hacia allá vamos.

Ellos dormían desde el viernes pasado en la terminal, vinieron de la capital a visitar a sus familiares de Maqueicito de Paraguay y ahora, sin pasajes de regreso, tienen que pernoctar por la distancia y la economía.

“Han salido camiones que piden 4000 pesos por pasajeros, un precio imposible para mí. También pusieron una guagua de la mipyme y por lista de espera llamaron a 30 personas, y aunque cobraron 1600 no nos llegó el turno”, detalla angustiada la madre de los pequeños.

“En las noches, las autoridades de la Terminal abren el salón cerrado para que entren las mujeres y los niños. Allí nos acostamos hasta las tres de la madrugada porque entonces empiezan a chequear las personas que tienen pasajes reservados y van a abordar su vehículo. Es cierto que todo el mundo tiene problemas, pero considero que a quienes viajamos con menores se nos debe dar una prioridad, como a los impedidos, ¡aquí ni agua hay para tomar y las ofertas gastronómicas son deprimentes!”, resalta.

2 copiaTenemos que hacer un buen uso de los pocos medios de transporte que tenemos y cerrar filas a las ilegalidades, denuncia Roberto Velázquez. Alejado un poco del bullicio está Roberto Velázquez Matos, un septuagenario quien, junto a su esposa, pretende llegar a La Habana para asistir a un turno médico a finales de mes. Luego de múltiples intentos de compra sin resultados a través de la agencia de reservaciones en el Reparto Caribe, no le quedó otra opción que la lista de espera, y venir diariamente hasta la terminal.

“Hay muy pocos fallos en las salidas habituales, pero si no hay guaguas ni combustible para que salgan transportes extras tenemos que cerrar fila a las ilegalidades. Muchos conocen que los choferes de ómnibus Transtur, TransMetro y otras que vienen desde la capital se hospedan en el hotel Guantánamo, cobran 3500 pesos por pasajeros, los montan allí mismo y no entran a la terminal, ¿quién controla eso?

“Tenemos que hacer un buen uso de los pocos medios de transporte que tenemos, y ahí entran los arrendados, que aunque sus nuevos propietarios pagan altos impuestos y han tenido que “armar” esos equipos, los precios de los pasajes son astronómicos, muy lejos de la posibilidad de jubilados como yo”, reflexiona Velázquez Matos.

“Entre tantas insatisfacciones hay que reconocer la limpieza que hay aquí, así como la información diaria que dan el director de la terminal y otros directivos, quienes están atentos a escuchar las problemáticas de los viajeros… pero nada pueden hacer si no tienen recursos para poner una guagua extra, y eso es lo que los viajeros necesitan”.

La espera de la lista

3 copiaEntre las medidas aplicadas contra los revendedores de pasaje está la revisión de los boletos, los que tienen que coincidir con el Carné de identidad del viajero.“En la agencia de confirmación y venta de última hora es donde se ratifican los boletos vendidos hace un mes atrás, ya sea por la aplicación Viajando o en las agencias ubicadas en algunos Consejos Populares. Aquellos usuarios que no confirmen su pasaje media hora antes de la salida de su destino pierden el derecho de abordar y son las capacidades que se comercializan en la lista de espera”, detalla Yelena Lara Rodríguez, jefa de la agencia en la Terminal provincial de Ómnibus en Guantánamo.

Es difícil entender cómo, aun bajo las complejas circunstancias que enfrenta el transporte en la actualidad, la lista de espera tiene un orden de prioridad donde los empleados del sector se atienden primero y como si fuera poco tienen asignadas otras dos capacidades, en suma, pueden disponer de tres asientos en el propio viaje, según lo expresado por Lara Rodríguez. Valdría cuestionarse: ¿el servicio es a favor del pueblo o privilegio de la entidad?

Esa facilidad para los empleados se contrapone con las necesidades de la población, con énfasis en personas con determinados problemas, en situación de discapacidad, y aquellos con turnos médicos o una urgencia.

Lara Rodríguez precisa que “hace dos días no se anota a nadie, porque legalmente deben estar inscritas 300 personas. Entonces, de la cantidad que salgan será la misma que se puedan registrar. En esta época, cuando aumenta el tránsito de personas por las festividades de nuevo año, se incrementó hasta 500, y debe ser con el Carnet de identidad”.

Lara Rodríguez reconoce que existen muchas insatisfacciones por parte de la población, quienes necesitan viajar y estar la menor parte del tiempo esperando para abordar el ómnibus que lo lleve a su destino, pero las capacidades son muy bajas en esta etapa, porque la mayoría de las reservaciones se confirman y apenas hay uno o dos fallos, aclara.

Detalla que entre las acciones que se implementan para enfrentar violaciones en la venta de pasajes se orientó revisar el boletín de viaje, el cual debe coincidir con la identificación personal. Esta medida posibilitó enfrentar entre noviembre y diciembre a 38 individuos que pretendían viajar con el pasaje de otra persona. En lo que va de enero esa cifra ha disminuido a 10, pero aún las personas continúan comprando boletos de otros usuarios, y pierden el dinero y el viaje.

“Este proceso se realiza con total transparencia, pero pueden ocurrir violaciones por lo que convocamos a la población a denunciar cuando observen cualquier irregularidad, porque los trabajadores y funcionarios del sector trabajamos para elevar la calidad de los servicios”.

Ómnibus Nacionales

4 copiaSe necesita un promedio de combustible en tarjeta de 2020 litros, y en físico 1300 para cubrir las salidas diarias, las que se mantienen a pesar del déficit, asegura Melo Azahares.Alexander Melo Azahares, director de Ómnibus Nacionales, asegura que en medio de la difícil situación del combustible se mantiene la programación habitual en la transportación de pasajeros, con un promedio de cinco a siete salidas diarias, además de otros servicios, como el traslado de pacientes al Hospital Oncológico en Santiago de Cuba.

“En la provincia se han garantizado, sin problemas, los viajes con pasajes reservados con un mes de antelación, tratando de evitar atrasos, y el primer fin de semana del año en curso pudimos poner ómnibus extras, dos el sábado 6 y uno el domingo 7. Pero a partir del lunes comenzaron a desaparecer esas salidas, incluso tuvimos que llamar al director nacional porque hubo transportaciones que no se podían realizar debido a la ausencia de combustible en tarjeta para habilitar los ómnibus", comenta.

“Estas limitaciones con la movilidad de pasajeros a diferentes destinos de la nación, ha ocasionado estragos en el proceso de anotado en la lista de espera. En todos estos días ha habido muy poco movimiento de personas por esa vía. La lista tiene un límite de anotaciones que se ha ido incrementando, pero no al ritmo que esperábamos.

"A finales de diciembre pasado solicitaba a las autoridades competentes que se ampliara dicha capacidad, pues dicho límite no hace más que ocasionar insatisfacciones. Eso es un problema encima de otro, pero no tengo la facultad para decidir sobre eso", reconoce.

Dicha demora no hace sino provocar un gran cúmulo de personas en la terminal a cualquier hora, y los ha llevado a tomar medidas en protección de los pasajeros, como abrir el salón de espera, en horario nocturno, para los niños, mujeres embarazadas y ancianos, hasta las tres de la madrugada, cuando se necesita que el salón vuelva a su funcionamiento habitual.

Para apoyar la transportación de pasajeros, la empresa cuenta con cinco ómnibus arrendados, de los cuales dos permanecen en el taller. "Los tres restantes prestan servicios con combustible facilitado por el Estado, y con un precio de 1600 pesos para la ruta Guantánamo-La Habana, según un acuerdo tomado con la viceministra en diciembre", aunque algunos viajeros aseguran que sobre el 20 de diciembre uno de esos arrendados, de marca Diana, pequeñas y molestas para tramos largos, procedente de Baracoa, cobraba 3500 pesos hasta la capital del país, cargando a su paso en el propio andén de la Terminal.

Estos medios arrendados enfrentan irregularidades en su funcionamiento. "Aquí se revisa la tarifa de precios y se les da el combustible necesario, pero cuando llegan a La Habana no es así, pues no aseguran habilitarlo, lo que interfiere en el ciclo normal de viaje, que debería ser de cuatro días y han demorado mucho más”.

Los camiones particulares, por otro lado, "pagan también su derecho a andén, cargan y se van, pero la mayoría de los que vienen a Guantánamo son fundamentalmente de Palma, Contramaestre y Santiago de Cuba.

"Si les soy sincero -expresa- y me preguntan el precio al que lo están haciendo, no lo sé. Me acerco a los choferes de los camiones, pregunto y me dicen que 1600, según lo establecido, pero no es la realidad. Ni siquiera se tiene en cuenta la diferencia de viajar en un ómnibus o un camión, en cuanto a calidad”.

"Realmente hay un Cuerpo de Inspección que debe enfrentar estas violaciones, pero su permanencia en la instalación es inestable, y nosotros no tenemos una herramienta legal que permita prohibirle al chofer o propietario de un camión cobrar más de 1600 pesos por pasajero".

Melo Azahares significa que, durante la etapa de inicio de año, siempre es alta la concentración de personas pretendiendo viajar a diferentes provincias del país.

Para ello, desde diciembre, propusimos a la dirección nacional algunas acciones para enfrentar esta situación. Entre ellas, establecer un sistema de apoyo con las demás empresas transportistas del territorio o fuera de él para asegurar la salida hacia los diferentes destinos. También, no limitar las anotaciones en la lista de espera durante los días pico, para combatir también a los coleros.

“Durante estas fechas se incrementan los coleros, quienes al cerrar la lista de espera se hacen dueños de anotar a quienes llegan y cobran por ese servicio. Contra ellos hemos cerrado fila, al igual que contra otros que diariamente venían a anotar a viajeros haciéndose pasar por trabajadores de la entidad”, aclara.

Viajar es un derecho y quienes aspiran a hacerlo a otras provincias, sin previa reservación, necesitan de las condiciones mínimas para permanecer en la terminal, pues la estancia generalmente es prolongada. En las condiciones actuales reina la escasez de agua potable, un espacio donde guardar el equipaje y poder ir y venir sin grandes gastos, hasta que llegue el boleto deseado.

Además, las ofertas gastronómicas allí son muy pocas y buena parte se deja a particulares, que cuando son ubicados con sus mesas en áreas interiores, a simple vista simulan un mercado, no tan agradable, de galleticas, chupa chupas, pellys, caramelos… a precios de reventa.

A esto se suma la poca disponibilidad de vehículos que refuercen las rutas nacionales, donde ganan terreno los portadores privados y engordan su bolsillo con precios exorbitantes por pasajeros.

Ordenar mejor la Terminal provincial, con una cultura del detalle y del buen servicio con el cliente-pasajero en el centro de toda mirada, y buscar y aplicar mecanismos para mantener a raya los desmanes en torno a los precios por arriba de lo establecido y las ilegalidades que aparecen cuando existen descuidos en el control, deben ser prioridades para lograr que viajar desde allí, no sea una odisea.

 

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