1portada guaguaEl servicio tiene buena aceptación de la población, al circular por comunidades de alta movilidad de personas.A las 6:15 de la mañana, cuando la ciudad apenas despierta, un ritmo acompasado metálico recorre las vías férreas de Nicaragua hasta Santa María. Es el ferrobús, una guagua Diana adaptada sobre rieles, que acerca barrios, facilita el trabajo y une comunidades en la ciudad de Guantánamo.

“Lo importante es que no falle”, dice Maday Beltrán Rojas, trabajadora de la empresa de Materias Primas, mientras toma asiento en el ferrobús que cada día la lleva al trabajo. Para ella, como para tantos, el servicio “es barato, puntual y confiable”.

4Idalmis y Nardais, agradecen lo económico del pasaje y esperan que no se detenga el servicio.De su utilidad, también coinciden otras pasajeras como Idalmis y Nardais, ambas empleadas de la Escuela de Música. “Ha mejorado mucho nuestra rutina. Es una ayuda que ojalá no se detenga. Pedimos que se mantenga funcionando y se eviten roturas”, comentan.

Noel Guilarte García, maquinista, asegura recibir a diario muestras de gratitud por el trato y la eficiencia del servicio. “La gente lo cuida, porque sabe lo que significa”, afirma.

Desde su reactivación en la ciudad de Guantánamo, el equipo se ha convertido en una solución real a la difícil situación del transporte público. Por un valor de 10 pesos, el ferrobús conecta zonas del Norte y Sur de Guantánamo, cubriendo un itinerario que incluye Nicaragua, la Estación Central, Los Cocos, Santa María, el reparto Mártires de Granada (Dabúl) y San Justo, antes de regresar al punto de partida.

En días de alta demanda, llega a realizar hasta 12 recorridos diarios, muy por encima de los nueve, inicialmente programados. Su alcance es un alivio económico para los usuarios, y una muestra de creatividad, y mucha voluntad obrera.

Taller de vanguardia

En el Taller Vanguardia Proletaria, “el corazón ferroviario de la ciudad”, se lideran transformaciones técnicas que impresionan, detrás de las cuales, hay mucho más que buena voluntad. Hay sabiduría técnica, años de experiencia acumulada y una fe casi obstinada en la capacidad de crear, que sintetizan la innovación y entrega de su colectivo.

ciencia“La Ciencia” (a la izquierda) es el principal artífice de las adaptaciones.Entre ellos está Osmar Cosme Noblet, o como todos lo conocen: “La Ciencia”. A sus 81 años, es el principal artífice de las adaptaciones que han permitido convertir al ómnibus Diana, ya dado de baja, en el ferrobús funcional.

“Los coche-motores que tenemos son de los años 30. Ya sobrepasan los 90 años de explotación, y sin repuestos. Lo que hemos hecho es adaptar, rediseñar”, cuenta. Y lo dice con humildad, aunque su trabajo ha sido reconocido, incluso, por el Ministro de Transporte. Su trabajo no es improvisado. Se basa en años de experimentación.

Uno de los retos más grandes fue modificar el diferencial del ómnibus, originalmente diseñados para carretera.

“Lo rediseñamos para que se ajuste a las condiciones de la vía férrea, eliminando más del 80% de las piezas originales. Adaptamos la corona y el piñón, y así eliminamos la independencia de movimiento que tiene un vehículo en la carretera y que no funciona sobre rieles”, explica, al detallar la reconversión del sistema de tracción de carretera a ferrocarril.

Su equipo también corrigió problemas iniciales en la barra estabilizadora en las primeras salidas del ferrobús, y gracias a esa labor, el equipo circula con estabilidad y regularidad. “No es solo resolver por resolver, es investigar, es innovar”, dice con serenidad.

3Los innovadores tienen un rol clave en las soluciones técnicas aplicadas al ferrobús, y a otros proyectos.En el Taller Vanguardia Proletaria se hacen posible estas hazañas. Dirigido por Rasiel Daga Faure, cuenta con una plantilla de 132 trabajadores y tres departamentos principales: maquinado, mantenimiento y revisión.

“Reparamos piezas defectuosas, fabricamos componentes nuevos y damos mantenimiento tanto a los trenes locales como a los nacionales”, explica Daga. El taller es también un semillero de innovación: el movimiento anirista tiene un rol clave en las soluciones técnicas aplicadas al ferrobús, y a otros proyectos.

Nada se desperdicia. Todo se transforma. El ómnibus es lo único que se trae de afuera; todo lo demás —piezas, sistemas, ensamblaje— se fabrica o recupera localmente, lo que permite reducir los costos de inversión.

El impulso institucional

Pedro Martínez Durruty, director adjunto de la Unión de Ferrocarriles en Guantánamo, recuerda que el ferrobús estuvo inactivo por muchos años. El deterioro de los equipos y la falta de piezas frenaron su circulación.

Pero el panorama cambió con la decisión del Ministerio de Transporte en transformar en ferrobuses un grupo de ómnibus del modelo Diana, que ya llevaban tiempo en explotación, tomando fuerza a nivel de país, y Guantánamo está en ese impulso.

“En este primer equipo, el costo de la conversión ascendió a unos 125 mil pesos, y entre los meses de abril a mayo, como periodo de prueba, trasladó a más de 4 mil 500 pasajeros”.

El servicio, detalla, en una primera etapa benefició demarcaciones de los consejos populares de Norte Los Cocos, San Justo y Reparto Obrero, y desde el 15 de julio se amplió el recorrido a otros dos consejos Populares: Centro y Sur Isleta.

“Conectamos el Norte y Sur de la ciudad, desde el Reparto Obrero hasta Isleta. Pasa por Nicaragua, San Justo, Los Cocos, Santa María, Mártires de Granada… hasta completar un anillo urbano”, explica.

El impacto es tangible. “Facilita el transporte a trabajadores de industrias claves como la Fábrica de Válvulas, la Escuela de Música, la empresa de Materias Primas, además de profesores, estudiantes, docentes y personal de salud. Queremos expandirlo, en un futuro, a comunidades cercanas como Argeo Martínez, siempre que los recursos lo permitan.

5Se trabaja en un segundo ferrobús para mejorar la movilidad y aliviar la presión sobre el primer equipo.“Actualmente se trabaja en un segundo ferrobús, con un 70 % de ejecución. Aunque tiene diferencias técnicas —una sola puerta, de entrada y salida—, la meta es incorporarlo en el verano, para mejorar la movilidad y aliviar la presión sobre el primer equipo”, explica.

A pesar de los retos eléctricos y mecánicos, el colectivo del taller trabaja con compromiso. “Aquí hay experiencia, ganas de hacer y conciencia social. Esas son nuestras materias primas más valiosas”, concluye Martínez. Durruty.

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