niños cuba medicina salud 1El niño de Amelia cumplió un año edad. Ella, madre trabajadora, esperaba pacientemente desde que dio a luz la aceptación de la solicitud del círculo infantil para su pequeño, consciente de que los cupos para estos lugares siempre son menos que las demandas.

A los 14 meses de edad le llegó a Diego la plaza para el círculo. En otras circunstancias, eso habría significado para la madre su regreso al trabajo, pero había un problema, un escollo enorme: su hijo aún no caminaba.

El resultado, luego de meses buscando justificantes para aplazar el momento de la entrada a la institución educativa, fue que Diego perdió la plaza.

Es lo escrito. Lo correcto según la Resolución 6 del Ministerio de Educación, del año 2017. En su apartado décimo, especifica que “el otorgamiento se hace (…) a partir de que la niña o niño haya cumplido 11 meses de edad y camine. Si al corresponderle la matrícula (…) se comprueba que el menor no logra la marcha independiente, se retira la matrícula”.

Y eso, ya lo dije, casi siempre no es un problema. Médicos consultados explican que la generalidad es que los niños cubanos comiencen a caminar al año de edad.

Pero los hay que no. Y los que no logran los primeros pasitos antes de esa edad, también según especialistas en Pediatría, no dejan de tener un progreso normal según el esquema del desarrollo psicomotor de los niños, que extiende el periodo para la marcha hasta los 18 meses.

Por qué entonces no respetar ese esquema, el ritmo de crecimiento de un niño normal, y aumentar el plazo o simplemente establecer un mecanismo para que los fisioterapeutas de las salas de Rehabilitación asistan a los círculos, para ayudar a los que aún gatean.

Pero incluso digamos que es totalmente correcto que la norma se fijara en la generalidad. ¿Eso es suficiente para desproteger a las madres cuyos hijos, sencillamente, se tardan un poco en caminar solos?

No sería posible -y sobre todo, justo- priorizar a estas madres y sus hijos, cuando por fin sean capaces de andar y se enfrenten a un nuevo proceso de otorgamiento.

Hacerlo eliminaría, incluso, los artilugios que busca una madre para no perder la plaza del círculo, desde enfermedades inventadas para que el niño camine, hasta el uso de remedios caseros para apresurar su andar.

Todo, en vez de asumir con sinceridad algo que más que un problema, es una circunstancia que los médicos cubanos y de medio mundo califican como perfectamente normal.

Los círculos infantiles son instituciones necesarias tanto para la mujer como para la familia. Son una garantía para que las madres vuelvan a sus pupitres, al surco, al laboratorio, a la oficina.

Esas instalaciones forman parte del esquema creado por la Revolución para que las cubanas podamos ejercer la maternidad sin las cadenas que antes nos ataban a la casa y a la vida hogareña como única opción.

Para los niños también es una ventaja, allí las educadoras los inician en el mundo de los trazos, los colores, los guían en el camino a ser personas independientes y les enseñan buenos hábitos y costumbres que les servirán para la vida futura.

Son básicamente una institución educacional como cualquier otra y, por tanto -incluso cuando se sabe que las ofertas siempre serán menores que las demandas en los 40 Círculos Infantiles con que cuenta la provincia de Guantánamo-, todo lo que podamos hacer para ampliar el acceso a estos es poco.

Comentarios   

+2 #1 kaskara 29-04-2019 12:40
Bueno...eso es porque no le "amarro" 40 cuc a las piernesitas...seguro que lo aceptaban porque con eso "corre"...dolorosa experiencia propia.
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