María Esther lleva meses sin ver a los nietos. Tampoco puede llamarlos por teléfono. La yerna se lo prohíbe.
“Teníamos muy buenas relaciones, los pequeños venían y se pasaban los fines de semana conmigo, pero todo cambió cuando mi hijo emigró y se casó con otra mujer.
“Primero dejaron de venir a casa y, cuando quería buscarlos, siempre había un pretexto para no permitirlo, entonces llegó la COVID-19 y ahora sí es imposible verlos, porque se pueden contagiar, sin embargo, sé por los vecinos que ella permite a los niños salir a jugar a la calle, que es más peligroso”, confiesa apesadumbrada.
María Esther ha acudido hasta a la Fiscalía a reclamar su derecho de formar parte de la vida de los nietos, pero la única vía para solucionar el conflicto es mediante conciliaciones extrajudiciales por especialistas de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia.
“En el Código de la familia vigente desde 1975 no hay un artículo que permita solucionar legalmente mi problema, pero eso cambia con el nuevo Anteproyecto, que defiende el derecho de los abuelos a relacionarse con sus nietos e incluso será posible reclamar ante la ley la posibilidad de atenderlos”, dice esperanzada.
Su caso, ¡real!, no es aislado. A los tribunales acude constantemente diversidad de familias para resolver judicialmente conflictos que convergen dentro del hogar. Los más comunes: familiares que impiden la comunicación de otros con los niños, denuncias de violencia intrafamiliar, menores sin poder ser adoptados (aun cuando los padres los abandonan), pero que requieren de un proceso judicial para la privación de la Patria Potestad, o denuncias penales a los progenitores.
Estos temas y otros están claramente expuestos en el Anteproyecto de Código de Familia, que potencia además la protección frente a la violencia de género y regula explícitamente cuestiones relacionadas al cuidado familiar, el valor del trabajo en el hogar y la alimentación durante el embarazo.
También prevé posibles soluciones armónicas a problemas mediante la mediación familiar, brinda soluciones a los conflictos transnacionales que se deriven de las migraciones o de las relaciones entre personas cubanas y extranjeras, entre otras cuestiones esenciales.
La normativa reconoce también las diversas formas de parentesco, su responsabilidad en el cuidado de los menores de edad y en las familias, y además del elemento consanguíneo se plantea la filiación adoptiva. Otra novedad es que no distingue en el matrimonio ni en la unión de hecho, el género de sus integrantes.
El Doctor Leonardo Pérez Gallardo, profesor titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, significó que la versión 22 del anteproyecto del Código de Familia refleja la evolución del pensamiento de las ciencias afines y rompe paradigmas, por eso, al analizarlo se requiere de una mentalidad en la que prime el sentido plural, porque apuesta por la inclusión más que por la tolerancia.
Durante su intervención en días recientes en la Mesa Redonda, detalló que el Código de familiar “reconocerá derechos a todos los modelos familiares, de manera que todos estén representados, como también las personas en situación de vulnerabilidad, las que tengan discapacidad, niños, mujeres y hombres, adultos mayores y todas las personas”.
Se trata de una ley moderna, a tono con la realidad socio-familiar actual, con un lenguaje diáfano y cercano, dirigida a todas las familias y que se construyó desde el enfoque de reconocimiento a los derechos humanos, a favor de una convivencia social más armónica y sustentada por valores como el respeto y la igualdad.
La amplia norma jurídica, con 483 artículos, ahora debe enriquecerse con la perspectiva del pueblo, que podrá opinar y enviar criterios mediante el correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. o luego de ser aprobado soberanamente en la Asamblea Nacional en diciembre, participar en la consulta masiva del texto, como ha sucedido antes, cuando de cuestiones tan trascendentales para el país se trata.
Será un proceso de suma importancia para Cuba, que requerirá de la mayor seriedad y claridad, pues cada idea aportada servirá para suprimir, modificar y/o agregar, cuestiones vitales para la sociedad.
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