El pasado 30 de abril concluyó en la provincia de Guantánamo el proceso de consulta popular del Código de las Familias, un ejercicio pleno, legítimo, interactivo, democrático y de opinión sobre un asunto de interés nacional, fruto de la voluntad transformadora del proceso revolucionario cubano y coherente con los principios constitucionales como la inclusión, la igualdad y la no discriminación.
Como jurista, tuve el honor de conformar uno de los dúos especializados concebidos para tan importante proceso de participación popular. Intercambiamos con cerca de 3 mil electores para, en franco y ameno diálogo, adentrarnos en las novedades del texto que van desde la concepción de las niñas y los niños como sujetos de derecho, hasta la protección de personas adultas mayores y aquellas en situaciones de discapacidad, el matrimonio, la filiación asistida, la gestación solidaria, el entorno digital libre de discriminación y violencia, como derecho de los infantes y los adolescentes.
También cumplimos con el deber de aclarar informaciones falsas que se construyen desde el desconocimiento de unos, como en el espacio de debate generalmente tóxico que son las redes sociales como medio de confundir y manipular a otros, especialmente si entran en la palestra temas tan sensibles como el derecho de la infancia y la adolescencia en el ámbito familiar, el matrimonio igualitario o la gestación solidaria.
Ese ejercicio democrático fue un espacio de confrontación, debate público y aprendizaje colectivo para, desde el más absoluto respeto al criterio o la valoración individual, recoger con milimétrica exactitud las propuestas para adicionar, modificar, eliminar artículos, párrafos, palabras o, sencillamente, aclarar dudas, lo que aportó sustanciales saberes al texto normativo, enriqueciéndolo en un 49,15 por ciento de todo el contenido del proyecto anterior, incluida la consulta especializada, en cuestiones como el reconocimiento expreso del cuidado como derecho.
En el texto se definen las formas de canalizar los incumplimientos de obligación de dar alimentos, la ampliación de la protección de niñas, niños y adolescentes a las situaciones excepcionales y de desastres, el entrelazamiento del principio del interés superior de los niños y sus pautas de valoración con los deberes que a ellos les asiste y el reforzamiento de la tutela urgente ante la discriminación y la violencia, así como la ampliación de posibilidad de denuncia por parte de cualquier persona que conozca de estos hechos.
Todo lo cual reafirma no solo la existencia de una cultura de participación ciudadana, sino que las normas jurídicas cubanas son también fruto del aporte popular y evidencian el justo equilibrio entre la contribución de la ciencia, la academia del derecho y la sociedad.
Ahora, después de 25 versiones del texto, contamos con una propuesta más fortalecida y, como continuidad de tan genuino proceso, la Asamblea Nacional del Poder Popular, en ejercicio de las facultades que le otorga la disposición transitoria decimoprimera de la Constitución de la República, acaba de convocar a los electores cubanos para el domingo 25 de septiembre de 2022, a desarrollar el referéndum sobre el proyecto del Código de las Familias y, una semana antes, en el exterior, oportunidad que tendrá cada cubano con derecho al sufragio mediante el voto libre, igual, directo y secreto de expresar si aprueba, modifica o deroga tan revolucionario proyecto.
La pregunta que se formulara será: ¿Está usted de acuerdo con el Código de las Familias? Para considerarlo aprobado deberá recibir el sí mayoritario de los votos válidos emitidos por los electores, es decir, más del 50 por ciento, así es de transparente nuestro proceso electoral, que somete a criterio popular las grandes decisiones del país.
En los días comprendidos del 23 al 29 de julio se constituyeron las comisiones electorales de circunscripción, encargadas por mandato expreso de la ley para dirigir, organizar y asegurar a ese nivel tan importante proceso.
Participar masivamente en el próximo referendo y respaldar un proyecto de Código de todos y para todos, equivale a salvar las familias y al crecimiento de la Patria.