Aunque bautizada como “Ciudad entre ríos”, la urbe guantanamera no puede presumir de cristalinos y abundantes cauces donde sus habitantes puedan bañarse, por lo cual, frente al caluroso verano surgen alternativas de refrescante esparcimiento.
Limpiar áreas en los ríos y habilitar piscinas son algunas acciones para dotar a los lugareños de áreas donde refrescar, con ofertas recreativas y gastronómicas, sin tener que salir de la ciudad.
A falta de pan…
Las piscinas del Caribe, en el norte de la urbe y de la Ciudad Deportiva, en el este, se suman a las opciones para escapar del intenso calor. Grandes y chicos pueden nadar, jugar o conversar mientras patalean para mantenerse a flote, porque, en honor a la verdad, las medidas olímpicas de ambas instalaciones tienen sus desventajas e inconvenientes.
“La verdad que es muy profunda -apunta Ulpiano Díaz Fernández, coordinador de la piscina de la Ciudad Deportiva-, al referirse a su instalación. Casi nadie se baña en el centro porque mide dos metros, y obliga a las personas a sujetarse de los bordes o las escaleras, mientras el centro está vacío.”
A pesar de ello los bañistas fluyen: San Justo, el Centro, Río Guaso, Sur-Isleta u otras barriadas del municipio Guantánamo, diariamente tributan más de 100 acalorados vacacionistas para refrescarse en cloradas aguas.
“Prestamos servicio cinco horas diarias (9-11 am y 1-4 pm), y tras el cierre vespertino comienza la limpieza y mantenimiento de la instalación, lo cual demora porque la cloración se hace manual”, explica Díaz Fernández.
Regla María Martínez Heredia, adolescente de la barriada de la Loma del Chivo, afirma que la piscina le gusta mucho, pero se queja del breve tiempo de servicio, a la vez que sugiere que se alargue y agregue música para hacer más agradable el baño, y el compartir con familiares y amigos.
Como ella, otros manifiestan su opinión respecto al tema de la música, sobre lo cual explica Díaz Fernández que, a pesar de tener un equipo de audio en la instalación, está prohibido usarlo para evitar el consumo de bebidas alcohólicas y con ello las indisciplinas sociales.
Preguntémonos: ¿qué tiene que ver una cosa con la otra y desde cuándo música es sinónimo de alcohol o alteraciones del orden? La medida a todas luces es equivocada y lo que hay es que imponer disciplina como en cualquier sitio de uso público o el hogar.
“En la lucha contra el alcohol hemos ganado terreno, al igual que en la supresión de los juegos de mano en el agua, por lo peligroso que resulta, y el empleo de ropa inadecuada para el baño”, asegura Vladimir Matos Pérez, paramédico salvavidas de la instalación recreativa.
La gastronomía también tiene su parte. En la piscina, con cierta regularidad, se venden productos trasladados desde la cafetería del estadio Nguyen Van Troy.
Bocaditos y refrescos están a la disposición de los bañistas, sin embargo, la mayoría opta por los líquidos. Las personas prefieren refresco o el famoso prú oriental, asegura Samuel Ruiz Simón, vendedor ambulante.
La verdad es que la mayoría de los bañistas, jóvenes por lo general, manifestaron no interesarse demasiado por los comestibles, pues para las pocas horas que pasan en el agua el hambre es un elemento secundario.
Si la preferencia es por los líquidos, la lógica indica que debería incrementarse la oferta de estos. Aunque los vendedores particulares expendan bebidas, también debería aumentarse la venta de esos productos para satisfacción de los bañistas, que disfrutarían de más opciones con variados precios.
La piscina del Caribe es otra historia. En dicha instalación no se presta servicio actualmente porque fue necesario cambiar el agua y está en proceso de llenado, el cual demora aproximadamente una semana, claro, siempre y cuando el sistema de abasto lo propicie.
Aunque se espera abra sus puertas en la presente semana -afirmó Tomás Bueno Cardona, director municipal del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Índer)- pero todavía el líquido distaba bastante de la medida requerida.
La actual falta de agua en dicha instalación recreativa impidió intercambiar con bañistas para conocer sus criterios e inquietudes, sin embargo, hay cuestiones que ameritan explicaciones para evitar molestias entre la población.
El precio de la entrada es una de ellas. En el Caribe los adultos deben pagar cinco pesos, y los menores de 15 años, dos, sin embargo, en la Ciudad Deportiva el precio es dos pesos para los mayores y uno para los niños.
Ambas piscinas pertenecen al Índer, pero la del Caribe la atiende la dirección municipal mientras de la otra se encarga la jefatura provincial, donde explicaron que el tema del dinero corresponde a las direcciones de Finanzas y Precios municipal y provincial, respectivamente.
Lo correcto sería igualar los costes de ambas instalaciones pues resulta una incongruencia la diferencia por “administrador”. No se entiende.
En la piscina del Caribe, como en la de la Ciudad Deportiva, también se ofertan juegos de mesa y de participación para los vacacionistas, y se prevía garantizar que los bañistas puedan ver las olimpiadas, inclusive desde el agua.
En cuestiones de aseguramiento son los vendedores cuentapropistas los mayores proveedores, pues el quiosco de la gastronomía que se trasladó para allá presta servicios con mucha irregularidad en el horario, aseguraron trabajadores del centro.
Agua dulce, pero sin cloro.
El área de baño del Parque de Diversiones Elpidio Valdés es la opción, natural, más cercana que tienen los guantanameros. Desde que se iniciaron en la provincia los preparativos para el verano, se acondicionó el lugar para facilitar su acceso y que los vacacionistas se sientan más cómodos.
“Realmente ha mejorado mucho, la orilla está limpia y hasta el agua se ve más cristalina, pero las ofertas gastronómicas deberían ampliarse porque normalmente lo que más abunda en la tablilla es ron en sus variedades, aunque también venden algunos bocaditos y refrescos, pero las mejores opciones las llevan los cuentapropistas”, opina Katis Leydis Arencibia Donatién.
Contrario a las piscinas, en el río se expenden y consumen bebidas alcohólicas, cuestión que preocupa a muchos, sobre todo, por la presencia de menores, y el condicionante que resulta para altercados y violencia el consumo de estas.
María Carla Cabrera Guzmán, de 14 años de edad, ha ido al río con su familia en varias ocasiones durante este verano y comenta que los fines de semana las ofertas mejoran mucho, venden cerdo asado, caldosa y alimentos ligeros; además, en ocasiones realizan actividades deportivas y recreativas.
En el área se construyó un ranchón que funciona como cafetería, generalmente en las tardes porque hay mayor afluencia de personas, sin embargo, varios bañistas afirman que el horario es irregular porque a veces no trabajan o llegan a cualquier hora, lo cual supone un problema para quienes no llevan alimentos, porque el río está bastante distante, y moverse hasta el establecimiento más cercano, aunque sea ahí en el parque, no es sencillo.
Contra ello se deben tomar medidas por parte de la administración del área, pues no es lógico que se programe un horario para brindar un servicio y después se incumpla, dejando al público insatisfecho y sin explicación alguna.
Desde inicios de julio en Guantánamo, como en todo el país, empezaron las actividades y novedades por el verano. En todas partes se adoptaron medidas para variar las ofertas y prestar un mejor servicio a los vacacionistas.
Sin embargo, todavía quedan asperezas que limar para brindar a la población el trato que espera, y merece. Hacer, con lo que se tiene, lo mejor posible, es la responsabilidad de quienes trabajan para regalar una temporada agradable a la familia guantanamera.