armando hart coloquioArmando Hart asistió al panel que se le dedicó en Casa de las Américas. foto: Juvenal Balán

Uno de los homenajes que se le rinden a Armando Hart en la 26 Feria Internacional del Libro tuvo lugar ayer en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas .Teniendo lugar un 14 de febrero, a muchos de los presentes les pareció de una gran coherencia el hecho de honrar este día a un hombre que ha estado movido por grandes sentimientos de amor.

Para celebrar el panel Armando Hart, un revolucionario de todos los tiempos se reunieron en presencia de José Ramón Fernández, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, de Roberto Fernández Retamar, presidente de Casa de las Américas; y de María Elena Salgado, viceministra de Cultura, los  intelectuales Graziella Pogolotti, presidenta de la Fundación Alejo Carpentier; Lesbia Cánovas Fabelo, presidenta de Honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba, y Fernando Martínez Heredia, presidente del Instituto Juan Marinello, quienes expusieron, moderados por Ana Sánchez Collazo, directora del Centro de Estudios Martianos, sus valoraciones en torno a la vida y obra de Hart, también presente en la sala.

 

En Hart se confió cuando hubo que llevar la educación a un pueblo entero que vivía sumido en el analfabetismo y para lo cual había que empezar por alfabetizarlo casi completo. Fue este joven el encargado de llevar al frente la Campaña de Alfabetización,  un ejemplo verdadero de democracia revolucionaria, como también de poner en marcha la reforma integral de la enseñanza, incluyendo la reforma universitaria en la que no solo cambiaron concepciones docentes sino también políticas.

 

Estos aprecios los tuvo en cuenta Cánovas en su intervención, en la que también aludió al empeño permanente de Hart por unir a los maestros y de convertir la escuela en una institución abierta capaz de funcionar como el más importante centro cultural de la sociedad.

 

La pedagoga agregó que Hart sigue aún dando lecciones y que las acciones que en sus funciones como Ministro de Educación llevó a cabo, sentaron las bases para el desarrollo cultural y social que tiene Cuba en el presente.

 

Los siempre oportunos apuntes de la Pogolotti recrearon en magníficas pinceladas el  turbulento escenario de los primeros años revolucionarios cuando «parecía cosa de locos» rediseñar todo un país y soñar en grande. Recordó cómo supo que Hart había sido designado Ministro de Cultura, cuando estando en la Facultad de Artes y Letras vio a una masa de gente aplaudiendo que se había hecho pública la decisión.

 

Hart, dijo  la oradora, representaba la mente abierta necesaria para transformar, debido a su capacidad de convocatoria y espíritu, instrumentos que utilizó para cicatrizar heridas y ­devolver la confianza a los artistas y hacer que se reconciliaran modos de pensar y estéticas diferentes.

 

Había que poner a dialogar a escritores y destinatarios, y Hart entendió profundamente el factor integrador de la cultura, comprendió que la cultura une y por eso hay que animarla, y favorecer el clima de la creación. Estas ideas son solo apuntes de la suculenta disertación ofrecida por la doctora, que además valoró en Hart, su pensamiento descolonizador y su sentido de futuridad, así como su capacidad  para pensar y soñar en grande.

 

El orgullo de haber trabajado con él y haber aprendido a su lado a trabajar fue subrayado por Pogolotti,  quien —dijo— enseñó a sus compañeros a creer en ellos mismos y a reafirmarse en el camino de la cultura.

 

Para Martínez Heredia fue misión abordar su conducción política y su pensamiento social. Desde las primeras palabras reconoció en Hart el ejemplo  que tanto los jóvenes necesitan tomando por base su pensamiento y experiencias  políticas, para lo cual se impone detenerse a pensar en cómo  se le puede sacar mejor provecho en las actuales circunstancias que vive la Isla.

 

Martínez Heredia reconoció al agasajado como uno de los grandes pensadores del socialismo cubano, que siendo un apasionado del Derecho apenas ejerció la carrera porque andaba buscando   que todos tuvieran todos los derechos.

 

En una apretada síntesis resumió su disposición y entrega al movimiento insurreccional, cuando era un jovencito y  se dispuso «a combatir y dar la vida por la causa como si fuera algo natural» y en esos trances «se forjó Armando Hart en la pelea por ­convertir los imposibles en realidades» y­ rememoró entre otras pinceladas el «tiempo tan hermoso aquel cuando los mejores no deseaban ser jefes, sino servir más».

 

En un aparte añadió que Hart, martiano de pura cepa y fidelista esencial, fue en todo momento dentro de la insurrección revolucionaria, un destacado combatiente: como subordinado y también como dirigente del Movimiento y destacó su protagonismo después,  en los combates por las ideas más revolucionarias dentro del campo revolucionario, y su magisterio en la construcción del Partido Comunista de Cuba, del que fue nombrado Secretario de Organización.

 

La austeridad extrema y la ejemplar laboriosidad junto a su enorme cultura política fueron distingos hechos por el orador, que valorando otras fortalezas de este hombre extraordinario recordó que al tenerlas «ha podido recorrer con decidida serenidad un camino tan dilatado, sembrado de dolor y de escollos, de combates muy duros y dificultades sin cuento».

 

En los momentos finales le fue entregado a Hart el lauro Prohibido rendirse, por todo  lo que le ha aportado a Latinoamérica y al mundo, de manos de Alberto Lara Bazaldua, secretario general del Sindicato Industrial de Reynosa Tam. Mx, organización de México.

 

Una ovación cerró la sentida velada tras las palabras de agradecimiento del entrañable revolucionario en la voz de su compañera Eloísa Carreras, quien aseguró que solo por el inmenso cariño con que sabe son pronunciados, es capaz de aceptar tantos elogios como los que ha recibido por estos días,  cuando la 26 Feria Internacional del Libro le reserva su sitial de honor.

Fuente: Periódico Granma

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