1feriaAño tras año la Feria del Libro es uno de los acontecimientos culturales más importantes que se realiza en el país.

No solo porque permite la confluencia de manifestaciones artísticas, el acercamiento del público con los autores nacionales y los invitados del país al que se le dedica la cita, sino que al ser el mayor suceso editorial del archipiélago, promueve lo mejor y más reciente de la literatura universal y del patio.

La jornada también involucra a la familia que se vuelca a las calles y recintos feriales en busca de las publicaciones que el Instituto Cubano de Libro, prestigiosas casas editoras y también los medios de comunicación, se encargan de promocionar.

Pero sobre todo, porque se extiende a lo largo y ancho del país -también en sus versiones de Miniferias y Festivales Serranos del Libro- con el propósito de comercializar ejemplares y textos de interés, y para que durante varios días ninguno escapemos a las emociones que despiertan las cuartillas de un buen texto.

Decía José Martí que “un libro nuevo es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente (…)”.

La Feria, con 26 años cumplidos, es ese imprescindible espacio para alimentar el intelecto y mover la espiritualidad de las personas, que tiene y debe encontrar en Martí su más orientadora guía y ejemplo.

Por eso cuando el jolgorio literario llega a la provincia de Guantánamo, en la que no siempre se satisfacen todas las demandadas de la población -bien porque los títulos se acaban rápidamente o porque en los 10 u 11 stand de ventas que se colocan en la calle Pedro Agustín Pérez de esta ciudad, básicamente encontramos lo mismo- deben trazarse estrategias previas de promoción de los volúmenes reales con los que se cuenta, e insisto, coordinar con la distribuidora nacional en pos de la pluralidad literaria.

1 feria del libro 2017

No desacuerdo con que los pequeños continúen siendo los más privilegiados en cuanto a propuestas, pues en ellos descansa el futuro de las letras y la intelectualidad cubana y guantanamera, y por tanto, el libro, didáctico o instructivo, es un medio directo de información y cultura.

Pero, y el resto de las personas: ¿los abuelitos que se inclinan a las publicaciones deportivas; las amas de casa que no solo consultan recetas de cocina y prefieren las novelas; aquellos muchachos que buscan a los autores clásicos de la literatura para jóvenes, digamos los británicos J. K. Rowling y Tolkien con sus conocidísimas sagas Harry Potter y el Señor de los Anillos, por ejemplo?

¿Y dónde estuvieron visibles -preferentemente en el Pabellón Guantánamo o la Librería ateneo Asdrúbal López, en esta ciudad- los autores y títulos de Canadá como país invitado de honor de la reciente Feria? Ni siquiera la bandera de esta hermana nación se colocó junto a la cubana en ninguno de los espacios principales de presentaciones.

Pese a las inconformidades, los resultados económicos de esta Feria muestran un saldo positivo en el cumplimiento del plan de ventas (de 300 mil pesos en propuesta se recaudaron más de 301 mil 140, lo que representa un 100.4 por ciento, y con tales cifras, el Centro provincial de Libro y la Literatura, las autoridades y directivos de Cultura, parecieran conformarse.

Aunque meritorio fue el esfuerzo de la Editorial El Mar y la Montaña que para este evento preparó 17 nuevas publicaciones (dos de ellos entre los más vendidos: Recetas caseras de belleza, de Marelis Proenza Brown, y Mambisas del Alto Oriente, de José Sánchez Guerra) requiero, estudios de audiencia previos a la realización de la cita garantizarían mayores cifras de asistencia, promoción y recaudaciones.

Si algo debo resaltar, es que el evento atrajo al Guaso a reconocidos creadores del panorama literario, como el destacado intelectual, periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa, el joven y reconocido poeta y editor Luis Yuseff, en representación de la holguinera Ediciones La Luz, y la crítica y ensayista Carelsy Falcón, subdirectora de Gente Nueva.

Pese a las lluvias de estas jornadas, creo que la calidad y acogida de cada uno los intercambios teóricos del programa profesional de la Feria (presentaciones y lanzamientos de libros, los espacios Entre Líneas realizados en la sede de Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Ciruelo Rojo en la Casa del Joven Creador, los Cafés Lliterarios con la presencia de noveles poetas) fueron notables y fructíferos, aunque no me cansaré de recomendarlo, cada vez dichas actividades deben ser más cercanas al público general, no solo al conocedor.

Como significara Yanay Pérez García, directora del CPLL en la Gala clausura del evento, el pasado 9 de abril, “organizar y concretar un evento como este requiere el apoyo incondicional de toda la red de centros e instituciones que conforman el sistema de Cultura”, para que, tal vez en próximas ediciones y con mejores estrategias, pueda hablarse más que de la Feria del Libro, de la Feria de la Cultura, a la que se aspira en Guantánamo.

La ¿furia? de los libros (Primera parte)

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