croacia argentinaArgentina abandonó el campo herida, con goleada en contra de 0-3 y lo que es más preocupante, sin asomo de buen fútbol, con la misma ausencia de ideas que evidenciaron en el estreno frente a Islandia.

Será una deuda eterna, con los hinchas, con los analistas, con Diego Armando Maradona que quiso en más de una oportunidad, invadido por el desconcierto, saltar a la grama del Nizhny Novgorod para echarle una mano a Messi y compañía con un gol a la usanza de esa mítica mano de Dios.

Argentina abandonó el campo herida, con goleada en contra de 0-3 y lo que es más preocupante, sin asomo de buen fútbol, con la misma ausencia de ideas que evidenciaron en el estreno frente a Islandia. La sensación fue como la de 11 hombres, separados entre sí por orgullo y situaciones personales, como si se hubiesen concentrado media hora antes del silbatazo inicial y para quienes el credo del fútbol, respeto por la tradición y vestir la camiseta albiceleste, no significara mucho esta vez.

Ya habían sembrado las dudas antes, hace cuatro años en Brasil, cuando también se le achacó ausencia de liderazgo a Lionel Messi y la falta de conexión entre sus líneas, especialmente en el área de creación, constituyó una falencia evidente. Así llegaron a la final entonces y ese resultado medio que puso a dormitar las verdades. No se dormirá en Buenos Aires esta noche, ni en Rosario, ni en Córdova, menos aún en la Patagonia ni en ninguna otra provincia argentina.

El llanto no borrará de súbito tan pobre instantánea futbolística impregnada a nuestra memoria, y el recuerdo de la estocada croata retumbará por mucho tiempo, mayor aún si los albicelestes no logran la clasificación, que en este minuto no depende exclusivamente de ellos.

Los 90 minutos a puro dolor:
Desde los primeros compases el accionar hacía presagiar un resultado nada favorable para la tropa de Sampaoli. De hecho, este no introdujo ninguna modificación que de verdad hablara de la búsqueda del éxito, entiéndase darles titularidad a Ever Banega, Cristian Pavón o Paulo Dybala. Los dos primeros le cambiaron la cara a Argentina en el choque frente a los rocosos islandeses, en tanto la calidad de Dybala es probada, más allá de las posibles desavenencias con Messi, y como lo demostró desde que puso sus botines en cancha. No se trata de demonizar al diez, que ciertamente no hizo mucho por tirar del plantel.

Hacia el minuto 75 él y el Kun Agüero eran los jugadores de la selección que menos habían tocado la Telstar-18. Eso a todas luces dice bastante. Sucede que el Mundial es cada cuatro años y la urgencia de desterrar cualquier discrepancia o roce de la más diversa índole es imperiosa. De hecho, puede que muchos miembros de esta generación no vistan más la casaca blanquiazul, y sería alevoso despedirse sin traspasar el umbral de los octavos de final.

Esos argumentos hicieron que Croacia tuviese las opciones más claras del choque, con el dúo Modric (un tanto más retrasado durante la primera mitad)-Rakitic, oxigenando y generando jugadas, el reverso del ahogado medio sector argentino, con un Messi demasiado retrasado, ahora incluso con pinceladas de indiferencia anímica. De nuevo la marea de interrogantes pesará sobre él: ¿Es capaz Messi de ganar sólo un Mundial? ¿Eso es sólo cosa de Diego Armando Maradona? ¿Messi no rinde igual con la Albiceleste que en su club? ¿Messi no está igual de bien de acompañado en Argentina que en el Barcelona?Con todo y lo que se venía atestiguando, la grada era ensordecedora, el más fiel de los aliados…en definitiva el esquema pasó de 4-2-3-1 al 3-4-3 con Gabriel Mercado, Enzo Pérez y Marcos Acuña como novedades.

Luego Modric se adelantaría, cedería ese espacio a Marcelo Brozovic. Ivan Perisic se internó y puso en estado de alarma a Willy Caballero, salvador con una mano milagrosa.Maxi Meza y Marcos Acuña lo intentaban por los laterales, Messi ganó algo de motivación, peleó balones y buscó afanosamente su perfil izquierdo, y Enzo Pérez falló prácticamente el pastel que le hizo su mamá, con Subasic fuera de los tres palos apremiado por una salida imperiosa…Willy Caballero, el gran villano y responsable del 75% del primer gol croata: El portero del Chelsea intentó pasarle a Mercado y le salió una sistencia-churro que aprovechó Ante Rebic para inaugurar el marcador de endemoniada volea.

Corría el 53 y recién comenzaba el principio del fin. La entrada de Gonzalo Higuaín,  Pavón y Dybala, presagiaba una Argentina volcada con todo al ataque, pero ese todo no incluía ideas, ni control, ni orden. Parecía una estampida cada acción y Croacia, como felino taimado que acecha, se replegó atrás con acierto para intentar definir de contragolpe. 

Entonces Modric dibujó un derechazo perfecto, con esas combas de arcoíris desde los linderos del área, que ahogó a argentina, con torcida incluida. Rakitic pondría el puntillazo, cuando la impotencia se había apoderado de los de Sampaoli y los marcadores en defensa yacían apantanados, a punto de que la diana llegó después de tres toques en el área y un regate.

Argentina sufrió así, su segunda peor derrota en fase de grupos y ahora depende para avanzar a octavos en busca de redención, no exclusivamente de su victoria, también de las posibles combinaciones matemáticas y de goles que se produzcan entre los restantes integrantes del grupo, entiéndase Nigeria e Islandia.

Factores X:

1-    Argentina carente de ideas, apesadumbrada, desde el mismo pitazo inicial, evidenciando desconexión total de sus líneas.

2-    La ausencia de Messi y el Kún en ataque, conjugado con el error a lo Karius del meta  Willy Caballero.

3-    La lentitud en defensa, para relevar marcas y achicar espacios de los albicelestes.

4-    La paciencia de Croacia, sabedora del talento de sus hombres y de la oportunidad de sentenciar una vez llegado el momento.

5-    Luka Modric en calidad de Mariscal de campo y controlador feudal del medio sector.

 

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