De mañana el jolgorio es en las escuelas y los pequeños ríen con las travesuras de los títeres y de los personajes que invaden sus colegios en medio del monte.
Tras las funciones de la jornada, los cruzados llegan al campamento; comparten las historias, el café y las galletas...y hay quien acomoda los instrumentos y repara los muñecos, porque el próximo espectáculo debe ser mejor que el anterior.
Solo cuando hay tiempo descansan estos muchachos, porque la Cruzada Teatral Guantánamo–Baracoa es puro ajetreo y jelengue del bueno; y la noche les sorprende casi siempre recitando y actuando frente a un círculo de espectadores.
Y así van alegres de trillo en trillo inspirados en el Apóstol sin detenerse ante el frío ni las escasas casitas de campaña. El amanecer los alienta, cada comunidad es una nueva experiencia.
Luego de 34 días la Cruzada Teatral llegará al término de su edición veintiocho el próximo 3 de marzo y acumulará decenas de decenas de kilómetros andados por la serranía.
Atrás quedarán los escenarios improvisados y los grupos foráneos y nacionales invitados regresarán a casa, agotados, pero felices de la experiencia.
La Cruzada representa homenaje, amor, arte, valentía… Mientras los títeres existan y la sonrisa de un pequeño sea la mejor recompensa, habrá una fuerza superior que convide a regresar al lomerío.