El 97,7 por ciento de las 315 instalaciones estatales dañadas por el huracán Matthew fueron recuperadas en el sureño municipio. Fotos: Leonel Escalona Furones
El principio de que lo recuperado debe quedar mucho mejor que lo anterior se cumple en Imías, uno de los cinco municipios guantanameros afectados por el huracán Matthew a inicios de octubre del pasado año, pero quedan insatisfacciones.
Avanzar en recuperación
“Se recuperaron 308 instalaciones estatales que representan el 97,7 por ciento de las 315 dañadas y quedan pendientes este año seis escuelas, la sala de televisión del Bagá y el Centro Mixto Protesta de Baraguá”, afirmó Alexander Moya Ochoa, vicepresidente del Consejo de Administración Municipal (CAM) para atender las inversiones.
Subrayó que hasta finales de junio también se restableció el 93,4 por ciento de las 675 viviendas con derrumbes parciales, en tanto se asignaron materiales para los tres mil 56 inmuebles con daños en los techos.
Aunque -al decir del directivo- existe atraso en algunas zonas porque muchas viviendas, sobre todo las que tenían cubierta de guano, no soportan techos de zinc o fibrocemento y deben buscarse variantes para mejorar su estado.
Explicó que la tarea fundamental es construir las 891 viviendas destruidas en su totalidad y que por ello a los dueños de las 371 ubicadas en zonas montañosas se les entrega un módulo con 18 tejas de zinc, 20 bolsas de cemento, 30 kilogramos de puntillas, cables e instalaciones eléctricas y un fregadero.
“La alternativa, propuesta por el Consejo de Defensa Provincial y aprobada por la dirección del país, garantiza la cubierta y el piso, y sus moradores deben aprovechar madera de los árboles destruidos por el huracán para levantar las paredes”, aclaró.
Una de las bodegas, destruida en el centro de la cabecera municipal, quedó nueva luego de reconstruirse. Fotos: Leonel Escalona Furones
Precisó que 298 familias recibieron esos recursos hasta la fecha y de ellas 260 armaron sus casas. “Los que faltan por terminarlas prefieren buscar soportería de hormigón, bloques fundamentalmente, o madera de mayor calidad, para lograr mayor confort y durabilidad”.
“Aunque los módulos prácticamente se regalan a los damnificados, al Estado le cuestan alrededor de 14 mil pesos, sin embargo este bonifica el 50 por ciento de su precio y el Consejo de Administración Provincial ha asumido hasta el ciento por ciento en muchas ocasiones, pues tiene muy en cuenta la solvencia económica de cada familia.
“Tras la recuperación las nuevas edificaciones, con mejores condiciones de habitabilidad y más embellecidas, dispondrán de la documentación establecida para avalar su legalidad”, añadió.
Como parte de la restauración, el directivo significó la esmerada atención que se ofrece a las 204 personas beneficiadas con subsidios, a las cuales el Estado asignó más de 15 millones de pesos.
Sobre el particular, el vicepresidente del Consejo de Administración detalló que se concluyeron en lo que va de año seis viviendas de subsidiados y deben terminarse otras 40 antes de que finalice el 2017.
“Una vez construidas, aquellos, a quienes el Estado bonifica con hasta 90 mil pesos el pago de los materiales, mano de obra, transportación y gastos de documentación, dispondrán de viviendas, de 25 metros cuadrados, con cubierta de hormigón armado”, comentó.
Como principal dificultad que retarda la recuperación de los daños provocados por Matthew en Imías, el vicepresidente del CAM mencionó la falta de organización en la distribución de los recursos a los casos pendientes en Vega del Jobo, Jobo Arriba y comunidades de los CP Los Calderos y Yacabo Arriba, al no disponer de suficientes equipos de transporte de fuerza.
“El campismo Playita de Cajobabo dispone ahora de mayor confort y muy pronto el paisaje volverá a ser uno de los principales atractivos de esta populosa base”, comentó su directora. Fotos: Leonel Escalona Furones
Agradecimientos y lamentos
Un recorrido por lugares más afectados del municipio y que se erigen más atractivos permitió a este equipo de reporteros constatar que el esfuerzo y la entrega de imienses, guantanameros y cubanos de otras provincias que aportaron su grano de arena, no fue en vano.
En Cajobabo, uno de los Consejos Populares (CP) más golpeados por el ciclón, la escuela Oscar Lucero Moya, el campo de béisbol, la base de campismo y el museo, instalaciones casi totalmente destruidas, visten nuevos atuendos: techos, pisos, paredes, pintura… y lucen mejor que antes.
“Los pioneros tuvieron que faltar a clases varios días porque el ciclón le arrancó el techo y dañó otras partes de la escuela Oscar Lucero, pero inmediatamente se asignaron los recursos para su reparación y luego de eso estudiantes y profesores disfrutan de un centro más embellecido y confortable”, comentó José Juan Romero, vecino de la Carbonera, en las cercanías del poblado.
Similar observación hicieron otros pobladores de la comunidad, a quienes el museo recuperado les parece la joya que deben cuidar y conservar con celo por los valores patrimoniales y culturales que atesora. “Quedó mucho mejor que antes”, opinaron orgullosos.
Yurileivis Ramos Mústelier, directora de la base del Campismo Playita de Cajobabo, mostró cómo la instalación resurgió rápidamente del asolador paisaje dejado por Matthew. “Se cambió el enchape de baños y las mesetas de las cocinas, se colocaron a las 32 cabañas techos nuevos y más resistentes y se pintaron todos los locales con colores llamativos”, explicó.
Abundó que fueron ubicadas luminarias en un extremo de la avenida principal, con unos 600 metros desde la entrada hasta el fondo del acogedor centro turístico, y por el otro se sembraron árboles, fundamentalmente uva caleta, para restablecer la vegetación devastada en su totalidad.
“Con vista a mejorar las prestaciones a los campistas se restauró la cocina y se creó un reservado en el restaurante con ofertas especiales para las familias con integrantes que cumplen años, celebraciones matrimoniales y servicios a quienes pagan las cabañas en divisa”, agregó.
En primer plano la escuela Oscar Lucero, de cuyas mejorías luego de la recuperación de los daños del huracán, disfrutan sus estudiantes y profesores. Fotos: Leonel Escalona Furones
Y antes de marcharnos nos solicitó hacer un comercial: “Ahora nuestro campismo dispone de mayor confort y muy pronto el paisaje volverá a ser uno de los principales atractivos de esta populosa base”, remarcó.
La mayoría de las personas, cuyas viviendas sufrieron afectaciones de techo, agradecieron la respuesta que se dio a su problema, así como la decisión del Gobierno revolucionario de bonificar parte del valor de los materiales.
Roerlis Delgado Matos, vecino de La Playa de Cajobabo al que el ciclón le llevó la cubierta completa de la casa, manifestó satisfacción por las 40 tejas de fibrocemento, las alfardas y los tornillos que le vendieron a mitad de precio.
“Yo mismo coloqué la cubierta como me dijeron que debía hacerlo para que resista cualquier otro fenómeno de la naturaleza, pero me falta la puerta de la entrada principal que, según nos informaron en el puesto de mando, aún no han llegado”, lamentó.
También Ildelsi Hernández Delgado, habitante del mismo barrio y con similar afectación, recibió 13 tejas de zinc, el cemento, los purlis y los tornillos, por los que debió pagar cinco mil 500 pesos, la mitad de su precio. Ella planteó inconformidad por el deficiente trabajo realizado por una brigada de Imías, por ser escasos y demasiado pequeños los tornillos.
Ahora teme porque con una suave brisa el techo se tambalea como si se fuera a caer.
Empeñados en cerrar con broche de oro la difícil etapa recuperativa luego del paso de Matthew, los imienses deben corregir los lunares señalados, arreciar el control y agilizar el paso en lo que falta para responder, con la misma celeridad, a la ayuda material y financiera aportada por el país y otras naciones del mundo que tendieron sus manos.
