Cada uno de nosotros tiene su propio Fidel. El líder político, estratega militar, orador de largas horas, visionario.

Es siempre el mismo, y a la vez distinto, como si cada instante le perteneciera. Presente en todos lados, de mirada constante y palabra precisa, tan magnánimo a veces que parece impoluto, de esos héroes lejanos que solo caben en los libros de historia.

Sin embargo, quienes lo tuvieron cerca alguna vez comparten un Fidel ameno, reflexivo, capaz de desatar euforias y suspiros, tan grande y tan sencillo…

noralis palomo fidelNoralis Palomo: El mayor aporte de Fidel a la Revolución es materializar en cada acción la concepción humanista y la ética liberadora de Martí.

Precisamente así lo recuerda la historiadora guantanamera Noralis Palomo Díaz, presidenta de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia, quien además de investigar sobre la impronta del Comandante en Jefe en Guantánamo, estuvo presente en el Sexto Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas celebrado en La Habana en 1992, ocasión en la que Fidel Castro compartió largas horas con los jóvenes cubanos.

“Un mar de personas rodeó al Comandante cuando entró al Palacio de las Convenciones –dice la delegada 882 de aquella cita- pero yo me detuve en un lugar distante, donde sabía que iba a pasar. Cuando lo hizo, me puso su mano en el hombro, porque él iba tocando a cada uno, saludando, regalándonos una sonrisa.

“Su presencia física impresiona incluso sin hablar, solo de mirarlo provoca una sensación inexplicable. Tenía una personalidad fuerte. Ese día llamé feliz a mis padres para darles la noticia…

“Ese Congreso de la Juventud –apunta la profesora- fue el primero de Fidel con los jóvenes durante el periodo especial, donde nos alertó sobre el peligro que la desintegración del bloque socialista representaba para la humanidad y la crisis económica en la que se adentraba Cuba. Su intervención me ayudó a comprender el contexto que vivíamos y entender procesos políticos nacionales e internacionales, incluso hasta hoy”.

Más no fue esta la última vez que Noralis Palomo estuvo cerca del líder de la Revolución. Aunque en 1995 en Playitas de Cajobabo –al conmemorarse el Centenario del histórico desembarco del José y Gómez por este sitio- su avanzado estado de embarazo le impidió llegar hasta el Obelisco, la vida le regaló otra oportunidad en el año 2003, en la Conferencia Internacional por el equilibrio del mundo.

Desde entonces, no solo guarda con celo el discurso de Fidel sobre el significado del legado martiano para los cubanos y su concepción ético-humanista, sino el recuerdo de una exposición de artes plásticas presentada durante el evento en el Memorial que rinde tributo al Héroe Nacional.

“La escultora Isabel Santos –narra- había reproducido en cera los personajes de La Edad de Oro, agrupadas en la muestra Me refugio en ti, dedicada a su hijo recién fallecido. Fidel estuvo allí, y con una sensibilidad extraordinaria se preocupó por la situación, y elogió el carácter firme de aquella mujer que había encontrado en esta obra un amparo. Esa vez pude percibir su cultura del detalle. Fidel es el mejor discípulo del Apóstol.

“Su piel era rosada, la voz bajita y pausada, caminaba lento y seguro. No olvido sus manos suaves, delgadas y largas, como en el cuadro de Guayasamín.

“Cuando Fidel está delante de uno –concluye- genera emociones encontradas, absorbe, no puedes ver otra cosa que no sea su grandeza. Es como si dejaras de ser en ese momento, pero a la vez lo estás viviendo”.

reunel gomez fidelEl fotorreportero Reunel Gómez aún conserva instántaneas de las disímiles visitas de Fidel a la provincia más oriental.

Fidel hizo la cola…

El fotorreportero Reunel Gómez Ramírez y Karín Oscar Borges Medina, camarógrafo de la televisión, captaron muchas veces al Comandante en Jefe con sus lentes, durante las visitas que el líder realizó a la provincia más oriental. Pero fue en 1977 –coinciden- la ocasión que recuerdan con más afecto.

“Mientras se desarrollaba el acto de inauguración del poligráfico Juan Marinello, al que Fidel asistió, nos llega la indicación de montarnos en el jeep para salir en caravana con la delegación rumbo al Valle de Caujerí”, explica Reunel.

“Durante el recorrido se reunió con los campesinos para decidir la estrategia de mitigación de la sequía, el otorgamiento de subsidios a los productores y el plan de desarrollo integral del territorio, que incluyó la construcción de presas, carreteras y comunidades.

karin borges fidelCon más de cuarenta años en la televisión, Karín Borges ha sido testigo de momentos trascendentales protagonizados por el Comandante en Jefe en Guantánamo.

“Esa noche –cuenta el fotógrafo- mientras acampábamos en el Alto de Quimbuelo, Fidel estaba comiendo y de momento se para, viene hacia nosotros y pregunta: « ¿Ustedes son los periodistas?, no se preocupen que hay comida para todos, el cocinero hizo bastante». Al rato estaba allí sin camisa, en pijama, con un ambiente fraternal, y a la hora de dormir nos resolvió una cama entre la escolta”.

“Era un hombre sociable –apunta Borges Medina- hablaba con todos, hacía preguntas; no se comportaba según su cargo, sino como uno más de la tropa, lo recuerdo con mucho cariño”.

“Por la mañana –detalla Reunel- nos ocurrió algo muy curioso, que da la dimensión de quien era como ser humano: nosotros nos levantamos como a las 6:00 am y vamos hacia un tanquecito que había para coger agua con jarritos. Se había hecho una pequeña fila.

“Cuando la gente ve llegar a Fidel, todos nos apartamos para que pasara y él dijo que no, agarró su jarrito e hizo la cola para cepillarse.”

Poco tiempo después de esa visita al Valle de Caujerí, añade el camarógrafo de la televisión, “Fidel vino a Imías para inaugurar el Plan del Médico de la Familia en las montañas, en octubre de 1986, que en Cuba comenzó por Guantánamo”.

¡Comandante, usted se equivocó!

liaena hernandez fidelLiaena: “De Fidel, lo que más conservo es su fe inquebrantable en la victoria, el mejoramiento humano y la utilidad de la virtud”.

Liaena Hernández Martínez ha tenido el honor –dicho en sus propias palabras- de compartir varias veces con Fidel. La primera de ellas, inesperada, fue en el Tercer Congreso de la Organización de Pioneros José Martí, en el año 2001.

“Horas antes de la plenaria me avisaron que fui una de las cinco estudiantes seleccionadas para dirigirla, lo cual me permitió sentarme junto Raúl Castro y Vilma Espín, y también muy cerca de Fidel”, describe mientras nos muestra un diario donde conserva las memorias del evento, y el bolígrafo que usó el Comandante para firmarlo.

“Ese día, cuando Fidel va a salir al receso, se demora un poco ordenando los muchos papeles que tiene sobre su mesa. Con mucha osadía me acerco, le doy mi lapicero y le digo: Comandante ¿usted me puede firmar mi diario?

“Así lo hizo –dice- pero puso la fecha atrasada en dos días, razón por la cual le replico: Comandante, usted se equivocó, estamos a 9 de julio, no a 7. Y Fidel, desde la sencillez que le caracteriza me dijo: Es verdad, tú eres una niña muy inteligente.

“Ese día me gané el primer beso suyo, y hasta un piropo”.

Las notas recogen el recuerdo infantil de aquel momento, y la sensación de ver un gigante. “Yo siempre he sido muy pequeña de estatura y lo veía grande, así que cuando me fue a saludar, me puse de puntillas intentando subir, para cuidarlo, porque parecía que se podía quebrar la columna de tanto doblarse”, recuerda Liaena.

“En el marco del Congreso tuvimos dos encuentros más –agrega- entre ellos uno desde las 10 de la noche hasta la madrugada, donde varios pioneros conversamos con él en uno de los salones del Palacio de las Convenciones.

“Nos preguntó sobre los libros de texto, las clases, el uniforme, las asignaturas, los horarios docentes, la alimentación… quería saber qué opinábamos nosotros de cada cosa. Luego comprendí que nos estaba consultando, porque venían transformaciones en la educación.

“De ese día no logro olvidar nunca la paciencia, la ternura, el cariño con que Fidel nos escuchaba a cada uno de nosotros”.

“Como colofón del evento, en un encuentro en el salón protocolar de la Tribuna antimperialista de La Habana, el Comandante me preguntó si ya estaba lloviendo en Guantánamo, pues eran tiempos de intensa sequía y estaba preocupado por esa situación. Yo no sabía al respecto, así que le dije con sinceridad: No sé, no he visto el noticiero. Él sonrió y me dio una lección importante «Tienes que ver el noticiero, tienes que mantenerte informada».

“Como resultado de ese Congreso, empecé a recibir cada 31 de diciembre, desde 2002 hasta 2010, una postal de Fidel por el aniversario del triunfo de la Revolución. Luego, años más tarde, vinieron otras ocasiones en que lo vi muy cerca”, explica la ahora profesora y diputada al Parlamento cubano.

“Cada uno de los encuentros me comprometía más con la Revolución –concluyó- pero especialmente con él. Fidel ha sido una de las grandes motivaciones para todas las tareas que me ha tocado cumplir en la vida política del país, es mi paradigma, y cada vez que asumo una misión siento que no puedo fallar a esa confianza”.

Para siempre Fidel…

Cada cual desde su experiencia, Liaena Hernández, Reunel Gómez, Karín Borges y la profesora Noralis Palomo, coinciden en que estar cerca de Fidel marcó sus vidas, pues su figura sintetizaba toda la grandeza moral y humana en una sencillez extraordinaria, con una capacidad admirable de ponerse al nivel de sus interlocutores.

No obstante, más allá de la presencia física, les queda su optimismo como filosofía de vida, la energía que ponía en cada acción, la confianza depositada en el pueblo para cada tarea y sobre todo, la convicción de que “todo tiempo futuro tiene que ser mejor”.

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