anirista caimaneraAnirista Licinio Cantillo Pelegrín

“Innovar no es de una, sino de varias personas, de todo un equipo”, así lo afirma Licinio Cantillo Pelegrín, especialista en mantenimiento de la Unidad Empresarial de Base (UEB) salinera Frank País García, de Caimanera, quien a los 59 años de edad es uno de los trabajadores y aniristas más destacados de su centro laboral.

 

Inició su vida profesional en el año 1985, en Holguín, provincia donde realizó sus estudios de Ingeniería Mecánica y, desde entonces, innovar ha sido parte de su contenido de trabajo.

 

“Hace muchos años que pertenezco a la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) pero, desde mucho antes, incursionaba en las soluciones tecnológicas”.

 

Lleva seis años trabajando en la salina de Caimanera, municipio donde reside y se ha ganado el respeto y la admiración de todos por sus resultados laborales.

 

Yoel Portuondo Savón, director de la UEB, refiere que el principal logro de Licinio como anirista es la innovación realizada a la centrífuga azucarera 1000-A, de origen polaco.

 

Compuesto casi en su totalidad por material ferroso, el equipo se usa para eliminar el agua del lavado de la sal y secarla hasta el tres por ciento, el resto de la humedad se elimina con calor generado por combustible (petróleo).

 

“Debido al deterioro del equipo por el tiempo de uso y la corrosión, nos vimos en la necesidad de hacerle cambios: adaptarle cuerpo de acero inoxidable; realizar algunas modificaciones para optimizar el proceso de separar la sal del agua de lavado; mejorar la eficiencia energética en la planta, y disminuir el ruido ambiental, las partículas de hierro que contaminan el producto, así como las roturas continuas del bajante de sal húmeda.

 

“Los cambios fueron económicamente viables: aumentó la calidad de la sal y disminuyó el gasto de combustible durante el secado, además, se evitó tener que adquirir una centrífuga de acero maleable de uso, en un central azucarero, al costo de $78 mil pesos”, explicó.

anirista caimanera2Centrífuga que fue modificada por Licinio para el proceso con la sal.

Otro logro que se suma a la lista es el cambio de cadena de carga por cinta al elevador de la línea húmeda, lo cual reportó una ganancia de casi 370 mil pesos.

 

La modificación del cilindro secador de sal mediante un nuevo sistema de acoplamiento es una de las invenciones más significativas, que evitó la paralización del trabajo en la salina por falta de piezas de repuesto, y han hecho a este ingeniero merecedor de reconocimientos en su centro de trabajo, a nivel municipal y en la dirección de la empresa en La Habana.

 

El número de invenciones es grande, y todas se han materializado con la colaboración de sus compañeros salineros: soldadores, mecánicos, paileros…, pues, afirma él, “solo, no hubiera logrado hacer nada”.

 

Pero tanto trabajo y responsabilidades restan tiempo a otras áreas, como la familia, sin embargo, afirma haber encontrado la receta para el éxito, porque “cuando se ama la profesión, los seres queridos siempre brindan apoyo”, dice.

 

Para Licinio, innovar es más que ser anirista, “todos los cubanos llevamos un inventor dentro, y si se trata de mantener la maquinaria al día y evitar que se paralice la producción, entonces nos estamos ayudando a nosotros mismos, a nuestros compañeros y a la economía del país”, concluye.

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