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Para 1957, cuando Cuba vivía una etapa de violencia por los crímenes de la dictadura de Fulgencio Batista, muchos cubanos estaban dispuestos a darsu vida por la tierra que los vio nacer.

 

Por lo que se hacía indispensable la unidad de las fuerzas que intentaban derrocar al régimen, servil a los intereses yanquis y a la mafia italo-norteamericana que tenía diseñado un programa para hacer de la isla un instrumento a su servicio.

 

Aquel sistema de oprobio, como señalara el líder estudiantil José Antonio Echeverría, no pasaría inadvertido para el pueblo cubano y, una vez más la juventud salió al asalto del amanecer para ajusticiar al tirano y conducir una sublevación popular.

 

El plan consistía en dos acciones  simultáneas: el asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj, esta última dirigida por José Antonio con la misión de leer una alocución explicando los objetivos del ataque, divulgar la noticia de que había sido ejecutado el dictador y llamar a la lucha.

 

Alrededor de 35 hombres, ametralladora en mano, entraron al Palacio y en pocos minutos estaban en el despacho de Batista, quien  escapó por una puerta secreta del inmueble hacia la azotea,  desde donde  la guarnición hizo blanco fácil sobre los atacantes y varios resultaron muertos.

 

La situación se volvió comprometida para los revolucionarios al  no aparecer el  grupo de refuerzo, por lo que los sobrevivientes solo pudieron escapar bajo una lluvia de proyectiles y escabullirse  en las calles aledañas.

 

Mientras,  en el otro extremo de la ciudad José Antonio Echeverría junto a su grupo tomaron Radio Reloj: entraron en la cabina de transmisión, desde donde el líder estudiantil conminó al locutor a leer las informaciones  que anunciaban el asalto al Palacio Presidencial y la presunta sublevación de militares opuestos al régimen.

 

De inmediato, el propio  presidente de la FEU  dio a conocer la histórica proclama que fue cortada en sus inicios, aunque logró decir lo principal: “Pueblo de Cuba… En estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista (…).”.

 

muerte-de-echeverriajpgMuerte de José Antonio Echeverría

Al cumplir esta parte, Echeverría   abordó su auto  para dirigirse a la Universidad, pero tuvo un encuentro con un  patrullero, y se estableció un intercambio de disparos, ocasionando la muerte del líder.

 

José Antonio Echeverría honró su compromiso  con su propia vida y la de sus compañeros aquel 13 de marzo de 1957, demostrando que el asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj no fueron acciones aisladas; sino la muestra de que existía la decisión de luchar con honor como antes lo había hecho la Generación del Centenario durante los sucesos del asalto al cuartel Moncada, en el oriente cubano.

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