Robert Gaínza, delegado de la circunscripción 12.
Para los 882 residentes del poblado de La Carbonera, en el Consejo Popular Cajobabo, en el municipio de Imías, el 2021 fue un año de cambios y renovación.
La ampliación de la escuela Celia Sánchez Manduley, la reanimación de la bodega y creación de un punto de ventas; el embellecimiento del entorno, pese a la intensa sequía por encontrarse en la zona semidesértica de Cuba, son algunas de las acciones que inciden en la nueva imagen que muestra ese sitio de la geografía guantanamera.
“Todo ha sido resultado del programa de trabajo en las comunidades vulnerables que, desde septiembre del año pasado, se ejecuta en el país - explica Robert Gaínza Terrero, delegado de la circunscripción 12, en la que está enclavada La Carbonera-. Hemos actuado en los nueve Comités de Defensa de la Revolución ( CDR) que existen en los alrededores, para erradicar males acumulados, e incidir en el estado físico y emocional de nuestra población”.
Visiblemente optimista, Gaínza Terrero enumera cada tarea cumplida en los seis meses que lleva andando el programa.
“La principal demanda es la vivienda: se cuenta con 17 subsidios y 32 células básicas. La falta de cemento y áridos ha impedido avanzar en las obras, pero algunas tienen al menos la cimentación. Además, identificamos a seis madres con más de tres hijos y en condiciones desfavorables, y junto a los trabajadores sociales decidimos darles bienes y cada una tiene como padrino un organismo, que mensualmente le debe entregar alimentos para el consumo; ya hasta hay campesinos que las ayudan”, asegura.
De acuerdo con el delegado, también se atendieron 52 desvinculados laborales, jóvenes en su mayoría, quienes estaban en casa por falta de ofertas de empleo. En febrero de 2022, excepto dos, todos los muchachos están vinculados a formas productivas como mano de obra en los campos.
“Este año, además, se prevé convertir en Mipyme la única minindustria de materiales de la construcción que existe en La Carbonera, con ello se abrirán nuevas plazas que tendrán como prioridad emplear a los lugareños”, apunta.
El plan de acción para transformar el asentamiento imiense incluye muchas más faenas, para cuya materialización resulta vital el trabajo comunitario integrado (CDR, Federación de Mujeres Cubanas, entidades prestadoras de servicios, Juventud, Partido, Gobierno) con el apoyo de un nuevo actor como aliado del pueblo: la Unidad Empresarial de Base Silvícola de Cajobabo.
Raúl Osorio Abad, director de la unidad dedicada principalmente a la exportación de carbón (razón por la cual surge el nombre de La Carbonera), confiesa cómo desde el momento en que le designaron la responsabilidad de apadrinar la zona, el colectivo inició labores de limpieza alrededor de las casas, la carretera, y colaboraron en la eliminación de un vertedero, donde actualmente se exhibe una rocalla, como elemento decorativo singular.
“Levantamos la cerca de la escuela con madera y construimos un caney para la recreación de la gente. Igualmente, estamos prestos los 64 trabajadores de la UEB a colaborar en la terminación de las viviendas, una vez que arriben los recursos”, afirma Osorio Abad.
Otro impacto positivo en esta etapa, según Raúl, ha sido en materia de producción de alimentos, pues la unidad silvícola puso en función de esa tarea a sus 13 usufructuarios. Desde entonces la venta de productos agropecuarios, como viandas, hortalizas y vegetales beneficia a los habitantes de forma continua.
Raúl Osorio Abad, director de la UEB Silvícola de Cajobabo, que apadrina a la comunidad de La Carbonera.
¿Y los beneficiados?
Emilio Ortiz Hernández, residente de La Carbonera, agradece las mejoras que experimenta su entorno en los últimos meses. Él ha sido de los favorecidos con la entrega de materiales para la construcción de una vivienda más confortable y segura.
“Estoy contento con la casita que el Estado me dio, hecha de mampostería para resistir cualquier fenómeno de la naturaleza. Tengo un cuarto, baño, cocina -manifiesta Ortiz Hernández-. Yo soy un hombre enfermo del corazón, y aunque trabajé durante años en la Agricultura, ahora mismo estoy retirado, mi esposa es mayor y mi hijo estudia Técnico Medio en Construcción Civil, de ahí que esta ayuda me vino perfecta”.
Como Emilio, Teresa Leyva Matos igual tuvo apoyo del Gobierno imiense para erigir su célula básica, pero el caso de ella no es tan feliz.
“Los recursos que me dieron no alcanzaron, y aún así logré levantar mi casita, ahora lo que más me preocupa es la lentitud para el proceso de otorgamiento del certificado de habitabilidad, documento imprescindible para obtener la propiedad del inmueble y la libreta de abastecimiento. Llevo tres semanas esperando a las especialistas que dicen que van a revisar todo y no vienen, es una falta de respeto”, lamenta Leyva Matos.
Félix Leyva Martínez, secretario del núcleo zonal del Partido Comunista de Cuba, denuncia otras deficiencias.
“Aquí hay viviendas que fueron afectadas por el huracán Mathew que no se han terminado, ¿qué seguridad tiene uno de que ahora garantizarán los recursos y el confort que en seis años no han sabido dar? -cuestiona. También hay dificultades con la entrega de alimentos como el pollo de las cadenas TRD y Cimex; cuando reclamamos nos dijeron que esta zona es rural y no le correspondía, pero a veces ni el picadillo llega”.
Emilio Ortiz muestra feliz la terminación de su vivienda.
Imías en transformación
El programa de atención a las comunidades vulnerables se integra a los objetivos de desarrollo previstos en la Agenda 2030, para promover la equidad y mejor calidad de vida entre los cubanos.
En Imías la iniciativa prevé trabajar en 17 comunidades, según fuentes de la Asamblea Municipal del Poder Popular.
Yudisley Cueto García, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, reconoce la complejidad de cumplir con esta nueva misión gubernamental, sobre todo, con tantas carencias de por medio. “Por eso lo primero que hicimos fue el diagnóstico integral de cada lugar, para decidir dónde concentrar los esfuerzos, de manera que las personas sintiesen y viesen los cambios.
“Nos enfocamos en los servicios sociales: salud, educación, cultura, deporte, vivienda y la soberanía alimentaria, porque sabemos que ahí está parte de las preocupaciones de la mayoría. En todos lados se hizo lo que se pudo y hasta más, porque cada vez se suman nuevos actores. Incluso se designaron cuadros del Consejo de la Administración para velar por ese programa, junto a los directores de entidades y la comunidad”, informa Cueto García.
Revela el diputado que en este año, se decidió accionar al mismo tiempo en las 17 localidades identificadas como vulnerables, y hasta se desagregó parte del presupuesto del municipio para cada zona, con la posibilidad de aumentar dicho monto en la medida en que crezca la economía local.
La noticia es, sin duda, otro motivo de alegrías, porque ese financiamiento servirá para trazarse metas más precisas y objetivas… el reto está, no obstante, en lograr sostenibilidad en las reformas y no dejar nada a medio hacer, ponderando ante todo la calidad, más que la cantidad, como garantía para el bienestar popular.