adriel la o“Esta medalla es dedicada a los guantanameros y los santiagueros que siempre me han apoyado, en especial a la gente de San Luis y Maqueicito, y a Cuba que al final lo es todo”, afirmó Adriel La O Rodríguez. Foto: Lorenzo Crespo Silveira

Se bajó del vehículo, tomó a su novia de la mano y se introdujo por el camino pedregoso que corta en dos el poblado guantanamero de Maqueicito. Avanzó por el zigzagueante tramo de puro sol que lo separaba de su casa de crianza y cuando la meta apareció a la vista descubrió un gran cartel que lo inmovilizó de tajo: Bienvenido campeón Adriel La O.

“No vayas a llorar”, le dijo su acompañante que lo conoce bien y él contuvo las lágrimas, sacó la mejor de las sonrisas y a continuación casi impulsado como por un resorte salió a la carrera para los brazos de sus padres, del resto de la familia y de los vecinos que lo esperaban también emocionados, tras las horas de preparativos y de espera.

“Se me hizo un gran nudo en la garganta y no sabía ni que decir, fue algo muy bonito e inesperado. Yo soy santiguero de nacimiento, de San Luis para ser más específico, pero desde los tres meses de edad y hasta el tercer grado escolar viví aquí y después de marcharme siempre he regresado, porque siento esta tierra como mía y en esta comunidad guardo parte de mis mejores recuerdos; por eso ha sido tan grata la sorpresa”, confesó todavía emocionado.

Un rato después de la llegada de Adriel La O García, campeón de los 77 kilogramos del levantamiento de pesas en los Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá, acompañado de su novia Marina de la Caridad Rodríguez, habanera subcampeona en la misma lid, pero en los 63 kilogramos de las pesas femeninas; vino el acto de recibimiento salido del protagonismo comunitario.

Afuera de la casa en que habitó este monarca durante parte de su infancia y bajo el cartel y una ondulante bandera cubana que llenaba el paisaje a todo el ancho de la calle, en una cuadra sin más dirección oficial que el simple hecho de estar ubicada en Maqueicito, se reunieron los vecinos y la familia para dedicarle unas palabras, obsequiarle diplomas de parte de las organizaciones políticas y de masas del área, y más abrazos y besos, para escucharlo, y hasta para rememorar con niños a forma de comedia la final de marras en tierras canadienses.

“Nosotros no íbamos a dejar que su visita pasara inadvertida porque ser medallista de oro en unos Panamericanos no es cosa fácil. Su medalla no tributa a Guantánamo, él no se hizo atleta aquí, pero lo sentimos como un habitante más de nuestro pueblo, porque lo hemos visto crecer y ahora que es un deportista hecho no se olvida de venir a compartir sus alegrías con nosotros”, expresó Jorge Luís Baquero Pérez, delegado de esa circunscripción, la número 198 del Consejo Popular de Paraguay.

Y tal como dijo Jorge Luis fue: La visita de Adriel este 21 de julio, un día después de arribar a su natal San Luís, no pasó en el anonimato, se convirtió en una gran fiesta popular a ritmo de música y con sabor a caldosa cederista, que prometieron los lugareños se extendería hasta la próxima salida del sol.

Aparte con Adriel

Adriel es de esa gente que se emociona al hablar, sonríe y se pone serio y levanta la vista o la esconde con la misma facilidad que expresa sus palabras.

Lleva siete años en el equipo nacional de levantamiento de pesas, y resalta el sacrifico asumido para lograr resultados en un deporte tan exigente, que implica quemar gran cantidad de calorías durante los entrenamientos y que con tanto “hierro” va golpeando las articulaciones y los líquidos de la rodilla y por tanto conlleva un acertado plan de entrenamientos y de alimentación.

“Esta es mi primera medalla en eventos multidisciplinarios porque ya tengo otras de oro y de plata en Panamericanos juveniles y categorías inferiores. Mi entrenador Félix Machín y yo desde un principio sabíamos que íbamos a Toronto por medalla, por como había estado la preparación, el pronóstico era de un bronce, pero ya allí reacomodamos la estrategia a la circunstancia competitiva y así llegó la corona”, refiere este joven de 23 años, que desde el próximo lunes se incorpora en La Habana a los entrenamientos con vista al mundial de noviembre venidero.

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