frei betto universidadFoto: Leonel Escalona Furones

En casa, eché sal de más en la comida y me quemé la mano que me quedaba buena, por el mismo nerviosismo que 15 minutos antes me secuestró la voz mientras intentaba lidiar, grabadora mediante y con las tres preguntas que sobrevivieron a un cuestionario en toda regla, con la figura simbólica de Frei Betto.

Betto llegó a Guantánamo en la mañana del miércoles, por primera vez en su vida, y cumplió lo que confesó un sueño ante un teatro Guaso sin asiento ocioso esa misma tarde: “Visité Caimanera, incluso pude ver a los invasores, ahí. Ahora tengo otro sueño, ver la bahía recuperada por ustedes”.

Vino como parte de las actividades del Centro Memorial Martin Luther King Jr., una institución que su director ejecutivo, Joel Suárez, ubicó en el preámbulo muy folclóricamente en el corazón de Marianao, en la barriada de Pogolotti, desde donde desarrolla su servicio de fe y el trabajo social a partir de la educación popular.

Frei Betto, el hombre que luego envuelven media docena de títulos y adjetivos, es acaso unos centímetros más alto que yo, viste una especie de guayabera blanca sin marcas a la vista y un pantalón de tela que le hace parecer todavía más delgado.

Pero el fraile dominico también es el teólogo de la Liberación, periodista, escritor de más de 60 libros de religión, política, cosmología, colaborador sin fusil de la Acción Libertadora Nacional, víctima de la dictadura militar de su país, donde sufrió cárcel y tortura, el predicador de las favelas de Brasil, el amigo de Fidel y de Cuba.

frei betto famaFoto: Leonel Escalona Furones

Desde el miércoles, también es una de las personalidades reconocidas con el símbolo de la ciudad de Guantánamo, La Fama, que otorga la Asamblea Municipal del Poder Popular, de manos de su presidente Henry Rodríguez Terrero, al que siguieron dos obras de arte de Ernesto Cuesta y Carlos Rafael González –esta entregada por el miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en la provincia Denny Legrá Azahares y Emilio Matos Mosqueda, vicepresidente de la Asamblea del Poder Popular, a igual instancia.

Así que le suelto un par de interrogantes. De La Fama, dice: “Es un honor, agradezco mucho el premio y el recibimiento de Guantánamo, que por canción La Guantanamera y la base naval, es prácticamente casi más conocida que la propia Cuba”.

Opina, sobre la enseñanza en el archipiélago y su relación con la Educación Popular, que la formación escolar aquí es crítica y eso es un rasgo positivo; pero “es preciso lograr un mayor diálogo entre la metodología de Paulo Freire y la escolar, pues las dos sacarán mucho provecho en la formación de un ciudadano participativo”.

Y, finalmente, asegura que lo que más debe cuidar nuestro país, es “la formación político ideológica de los jóvenes. Esa es la tarea número uno, porque el futuro está en sus manos, el futuro será lo que ellos decidan hacer”.

Lo abordo, de hecho, luego de una conferencia donde disertó sobre el destino de la humanidad y la responsabilidad de las generaciones actuales, temas que, a juzgar por su periodismo más actual, ocupan su pensamiento revolucionario y sus inquietudes como hombre de fe, que en él se complementan perfectamente.

Dijo muchas cosas que sabíamos. Otras que intuimos desde nuestra formación y más de una que nos hizo removernos en nuestros asientos. “Estamos viviendo un cambio de época, estamos viviendo lo que vivieron hace 500 años San Juan de la Cruz, Voltaire, Erasmo de Rottherdam. El cambio de la modernidad a la posmodernidad”.

“¿Y cómo identificamos una época? Por su paradigma. En la época medieval era la dominación de la fe, de la iglesia sobre todas las cosas (…) Luego llegó, con el renacimiento, el paradigma de la razón, y entonces la gente pensó que con la ciencia y la tecnología todo iba a ser mejor, y es cierto que hubo muchos adelantos, pero para beneficio de unos pocos”.

“Vivimos en un mundo de 7.2 mil millones de personas, de las cuales, 3.6 mil millones, la mitad, todavía lucha por conquistar derechos como comer, tener un techo, poder formar a sus hijos, (…) que luchan por la manutención alimenticia, como los animales en la selva, y para quienes los derechos humanos, son un lujo (…) La modernidad fracasó debido al capitalismo que hizo que esas conquistas fuesen privilegio del 10 por ciento de la humanidad.

“¿Y cuál es, entonces, el paradigma de la posmodernidad? Lo que será el futuro es el resultado de nuestras semillas. ¿Qué semilla estamos sembrando? Hay dos posibilidades, dos respuestas a esta pregunta: si apostamos por la globalización de la solidaridad, o por el mercantilismo. Si el mercado se impone como paradigma de la posmodernidad no hay más futuro”, afirmó.

De Cuba, dijo que era “la última esperanza para quienes, desde cualquier ideología, soñamos con la posibilidad de un mundo mejor. Por eso, es importante hacer autocrítica ahora, insistir en la formación política, en el sentido ético…, porque Dios me libre de un día asistir a una autocrítica cuando todo esté perdido”.

En la noche, en el teatro de la Universidad de Guantánamo, invitado al espacio La Cafetera auspiciado por la Unión de Jóvenes Comunistas y la cátedra de Educación Popular, habló de Fidel, de su rutina, su infinita curiosidad y su extrema sencillez; y presentó su biografía, prologada por el líder cubano, y el texto de su autoría Paraíso Perdido, ambos novedades de la reciente edición de la Feria Internacional del Libro.

Este jueves, en la mañana, visitó la comunidad intramontuna de Guayacán, en El Salvador, donde funciona una red de Educadores Populares. Habló frente a 200 personas, y escuchó experiencias de cómo funciona la participación comunitaria en la solución de problemas locales y la integración de la mujer a la zafra cafetalera. Lo acompañaron autoridades de la provincia y una veintena de educadores y educadoras. Frei fue con Dios. Allá arriba, lo esperó el Socialismo.

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