Nunca pensó dedicarse a otra cosa, su vocación nació con él. La salud de las personas, el por qué de las enfermedades, los tratamientos… fueron cuestiones que siempre le interesaron, por eso no hubo duda alguna: ¡sería médico!
Personalmente pudiera desconocerse, pero su nombre trasciende la figura física más allá del hospital Dr Agostinho Neto, gigante asistencial guantanamero, donde a fuerza de ciencia y dedicación comenzó a forjar su historia. Max, el doctor Max Santiago, el jefe del Servicio de Terapia Intensiva… repiten pacientes y familiares.
Hace más de 30 años que es galeno, sin embargo, habla de la carrera como un joven enamorado que acaba de conocer a su alma gemela.
“Ser médico supone sacrificio y dedicación, amor, ética y compromiso con la profesión y cuando esa entrega resulta en alivio al dolor, mejor calidad existencial y arrebatarle vidas a la muerte, entonces vale por mil la atención a los pacientes que acuden en busca de esperanzas, curas y salvación”, señala.
Especialista en Segundo Grado en Medicina Interna y Terapia Intensiva, Bordelois atesora reconocimientos: Sello distintivo de la ciudad; vanguardia nacional; cuadro destacado; estímulos del Programa Materno Infantil, los Comités de Defensa de la Revolución, la dirección del hospital…
A pesar de los múltiples y bien merecidos premios, su modestia y compañerismo saltan a la vista cuando expresa “mis posibles méritos son del equipo completo, tanto los más experimentados como los jóvenes, en terapia todos somos una familia, que cuando entramos al trabajo no tenemos hora de salida porque para nosotros lo primero es la salud del paciente”.
La dedicación y entrega al trabajo le llevaron más allá de las fronteras cubanas, hasta Yemen, “allí estuve cuatro años, y conocí la pobreza extrema, fue una experiencia inigualable, me enseñó a apreciar las cosas de forma diferente, en esos momentos se aprende de verdad a valorar y cuidar lo que tenemos en Cuba”.
“Esta profesión hay que amarla, cuando te dedicas a ella, se convierte en tu vida, por eso no me imagino sentado en casa haciendo otra cosa. Me esfuerzo para ser cada vez mejor porque la Medicina es mi pasión, y seguiré ejerciéndola mientras tenga posibilidades físicas y mentales”, afirma decidido.
Confianza, familiaridad y paz son sensaciones que transmite con solo verlo, a pesar de la celeridad con que a veces anda mientras da uno orientación aquí y otra allí. Es que él es de esas personas a las cuales la inteligencia, experiencia y responsabilidades no le han robado la sensibilidad y sencillez.
Comentarios
FELICIDADES a todos los profesionales de la medicina en su día, siento mucho respeto a esa profesión tan noble y sacrificada y en especial lo que están cumpliendo misiones salvando vidas por todo el mundo.
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